Prologo

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Rose dejó caer cuidadosamente tres monedas de libra en la gran caja de recaudación a la entrada del Museo Británico.

Su madre chasqueó la lengua. “¿Por qué querrías ir y hacer eso? No tienes que pagar.”

“Es una donación,” Rose señaló. “Ellos sugieren que hagas una”

Jackie levantó sus ojos incrédulos hacia el enorme techo abovedado. “Eso es solo para las personas que no han sido arrastradas aquí contra su voluntad un domingo en la mañana.”

Rose rió e intercambió una mirada con Mickey “No tenias que venir, mamá.”

Jackie echó hacia atrás su larga cabellera rubia. “¿Creías que me iba a quedar atrás? Es una sorpresa, Mickey dijo. Ven y mira, Mickey dijo. Nunca lo vas a creer. Eso si, con las cosas que he visto, no se puede imaginar que no voy a creer, pero-”

“Tienes razón” Rose interrumpió “Realmente no me esperaba que te quedaras atrás. Venga. Sigamos adelante con esto, entonces.”

A medida que Mickey se alejó, Rose miró a su alrededor para el cuarto miembro de su fiesta, pero el Doctor ya se había desvanecido en una de las galerías. Encogida de hombros, ella se alejó de todos modos, siguiendo los pasos de Mickey.

Mickey estaba muy emocionado de verla esta vez –incluso más de lo habitual. Porque el tenía una sorpresa para ella. Una enorme sorpresa. Una increíble sorpresa. Y estaban en camino para verlo.

Pasaron por el león de mármol que contemplaba la Great Court del museo, con ojos tristes y huecos.

“Se ve tan triste” Rose dijo.

“Serias miserable si te quedas atrapado en un museo por–” Jackie se inclinó para leer la pequeña placa debajo de la estatua– “casi dos mil quinientos años”

Rose no señaló que el museo no había existido por cerca de ese tiempo, porque sabía que su madre sabía de todos modos. Pero ella entendió lo que quería decir Jackie. Ella tenía una repentina ola de ilógica compasión por la tallada criatura, congelada para siempre debido al capricho de un escultor hace más de dos milenios.

Jackie seguía mirando al león. “Dos mil quinientos años,” ella dijo de nuevo “Eso es incluso mayor que él”

“Él”, Rose sabía, era el Doctor.

“Hey, ¿Por qué él no obtiene arrugas? Quiero decir, da igual cuantos cientos de años, incluso con el nuevo cuerpo, tiene que hacerle algo a su piel. Radicales libres y todo eso. Apuesto a que no somos el único planeta con contaminación. ¿Puedes averiguar que usa? Hacer una fortuna, el podría”

“Este es el Doctor del que estamos hablando, no papá” Rose rodó sus ojos “Él no es un vendedor”

Mickey estaba haciendo sellas hacia ellas, y dejaron la estatua, caminando hacia él. Allí estaba el Doctor en la galería egipcia, examinando la piedra de Rosetta. “Fue un dolor bueno cuando se enteraron de esto” él dijo, dando un pequeño hola con la mano, mientras pasaban. “Ahí estaba yo, a punto de lanzar mi diccionario Inglés-Jeroglífico, cuando vienen a lo largo soldados de Napoleón y el mercado se fue abajo.”

“Allí. No es un vendedor” Dijo Rose “Te lo dije” Ella le devolvió el saludo, después se dirigieron por un tramo de escaleras y alrededor de una esquina, Mickey nunca vacilo, como si supiera el camino de memoria.

Pasaron por filas de cabezas romanas talladas, cientos de ojos ciegos que miraban su progreso. Luego hubieron algunos sarcófagos, y un pie gigante de piedra que parecía casi demasiado comico como para ser de un lugar tan serio como un museo. 

Luego llegaron a una hilera de estatuas, figuras humanas esculpidas, algunos sin cabeza, otros sin brazos, pero todos poseían una dignidad blanco brillante, a pesar de sus desgracias.

Mickey se detuvo. “Ahí lo tienes” dijo. Estaba sonriendo, como un perro que acababa de entregar un palo y estaba esperando una respuesta de agradecimiento.

Rose miró la estatua al frente de ella, una sacerdotisa de mármol con velo. Era una maravilla, pero para nada emocionante.

Entonces Jackie se quedó sin aliento. “Oh, por dios. ¡No lo creo!”

Rose transfirió su mirada a la siguiente escultura a lo largo. Y ella se quedó sin aliento también.

Era una réplica de piedra perfecta – de sí misma.

Y, según su signo, tenía cerca de 2.000 años de antigüedad.

The Stone Rose (Doctor Who)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora