- Junio de 1981 –
La sonrisa sugerente de algunas brujas jóvenes le provocaban cierta satisfacción; nunca tuvo ninguna duda de cómo lucía físicamente y ciertamente era bastante cuidadoso con su apariencia y con la ropa que elegía.
El buen gusto y la elegancia, aunque le costara admitirlo, era una auténtica herencia Black por no mencionar la generosa arca que su Tío Alphard le había dejado para poder vivir esa y otras cien vidas dándose los gustos que quisiera.Observó su reflejo al pasar por la impecable vidriera de "Florean Fortescue": llevaba una túnica confeccionada por la mismísima Madame Malkin, ligera y a medida, de color arena hasta los tobillos, entallada y abotonada hasta la cintura y luego suelta y bastante abierta, dejando a la vista un cómodo pantalón de lino blanco que moldeaba sus piernas, ajustado por un cinturón, a juego con sus zapatos, de cuero de Vipertooth Peruano con el característico color cobrizo de sus escamas; la hebilla de plata andina y el tiro corto del pantalón hacían que toda su hombría se juntara, quedando mucho más marcada que de costumbre.
Sus ondas chocolate estaban prolijamente peinadas y su cabello brillaba, cayendo hasta sus hombros, enmarcando su angulo rostro de piel dorada donde sus ojos grises destacaban dándole un aire de misterio.
Sonrió de costado al ver que una bruja en sus cincuenta no pudo ocultar sus mejillas arreboladas al pasar a su lado.
Pero también sabía que era objeto de miradas porque llevaba debajo de su brazo izquierdo una bonita caja de "Bruja Bebé" y en su mano una enorme bolsa de tela de "Honeydukes" llena de dulces.
Había decidido ir a Hogsmeade a hacer las compras para su ahijado y luego pasar por el Callejón Diagon para almorzar y quizás, tener un encuentro casual con Severus.
Aunque de casual no tendría mucho, ya que había comprado unas cuantas ranas de chocolate para el pelinegro, se había arreglado sobremanera para sorprenderlo y estaba yendo en dirección al Callejón Knockturn, totalmente decidido a visitarlo en la tienda de Mulpepper.Pasó frente a la Academia de Aurores que por ser sábado se encontraba cerrada al público pero aún así seguía operando puertas adentro; dobló la esquina y divisó a a la distancia la entrada al Callejón, siempre lúgubre y poco transitada. Los magos y brujas que entraban y salían de allí tenían aspecto sombrío, pasaban a un lado de Sirius y le dedicaban miradas extrañadas... no todos los días un niño chulo se aventuraba por esos grises pasajes.
Fue entonces que divisó el cartel bastante maltrecho que colgaba sobre la vereda a unos cuantos metros de la entrada a la tienda, atornillado en la pared de Mulpepper... y debajo de éste la alta e inconfundible figura de un mago al que hacía tiempo no veía.
Sintió cómo su estómago se estremecía al cruzar sus ojos grises con aquellas orbes negras, vacías y peligrosas: Antonin Dolohov se encontraba fumando un cigarrillo, apoyado en la pared de la tienda, observando el reloj Muggle en su muñeca.
Estaba vestido con una túnica negra de lino, bastante holgada y bien amarrada a su cintura por una ancha faja de cuero de Colacuerno Húngaro.Sirius se irguió aún más en su altura y reafirmó su paso seguro, acercándose al imbécil, fingiendo que no lo había visto.
- Vaya Black... - escuchó esa ronca y grave voz al pasar a un lado del mago - ¿Dónde crees que vas? – susurró con una sonrisa mientras Sirius se detenía en su lugar y se giraba para clavar sus ojos grises en el rostro estoico del ruso – Es imposible no fijarse en tí con esas pintas tan... tuyas – murmuró mirándolo con un gesto despectivo.
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Nacido en el año del Cerdo
Romance⚡⚡ Una fuerte tormenta y un alumbramiento. Un antiguo e inconfeso amor... y el destino, siempre el destino. ⚡⚡ ⭕SIRIUS/SEVERUS⭕ ⭕DOLOHOV/SEVERUS⭕