Advertencia: Contenido de abuso sexual. No apto para todos.
Madison
Habían pasado un par de días luego de mi venganza, esto causó que diariamente tuviese la mirada áspera y dura de Cameron Jones sobre mí. Cada que compartíamos clases, la mesa en la cafetería, en la salida e incluso en los pasillos. Me resultaba gracioso.
—¡Ahí estabas! —escuché una voz a la distancia.
—¿Eh?
—¡He estado buscándote por todas partes! —exclamó, mientras recuperaba el aliento—. Escucha, necesito que lleves estos papeles a la oficina del director y que se los des a Beth.
—¿Qué? ¿Por qué yo?
—Es importante. Son los papeles del evento que estamos organizando para recaudar fondos para el baile —explicó revisando uno de los papeles que tenía en la mano—. Soy una de las organizadoras. De verdad quisiera llevarlos yo misma, pero Diego quiere que lo ayude con un regalo para Nicole —entornó los ojos.
—¿Se acerca su aniversario?
Negó con la cabeza.
—Al parecer están en una crisis. Yo qué sé —hizo un ademán, restándole importancia—. Al parecer quiere una opinión femenina.
Reí
—Entiendo. Bueno, no te preocupes, yo los llevaré.
—Te debo una —respondió mirándome agradecida.
Asentí.
Después, me encaminé a la oficina del director no sin antes encontrarme con el escritorio de Beth, la secretaria que se sorprendió al verme, pero su expresión cambio con el pasar de los segundos a una sonrisa agradable.
Le devolví el gesto.
—Buenos días, Beth
—Buenos días, Madison. ¿Te puedo ayudar en algo?
La había conocido el primer día de clases, fue muy amable conmigo al explicarme las cosas que no. Era muy bonita y amable.
—Sí. Micaela Williams me indicó que tenía que entregarte estos papeles —se los extendí a lo que ellas los tomó y revisó—. Se trata de la recaudación de fondos para el baile, según me ha indicado.
—Oh, claro. Sí sabia acerca de ello — me miró y volvió a sonreír—. Muchas gracias.
Asentí y cuando estaba a punto de dar media vuelta hacia los pasillos principales, la puerta del director se abrió y de esta salieron dos personas. El director y Cameron.
Su rostro era todo un poema. No lucía como siempre. Su ceño estaba fruncido, sus cejas hacían una curvatura por la acción y debajo de éstas se encontraban sus dos orbes azules que tenían un espejismo lleno de confusión.
No pude evitar quedarme observándolo, tratando de saber qué ocurría.
Pero qué me importaba, al fin de cuentas, no éramos amigos ni nada por el estilo. Aún tenía presente que él había sido el quien me había estado enviando esas estúpidas notas con la única intención de martirizar. Aún recordaba su estúpida sonrisa burlona al verme tan nerviosa por recibir otra maldita nota.
Vi como el director le dijo algo que no pude captar a lo que él asintió distraídamente, con la mirada puesta en un punto aleatorio.
Dio unos cuantos pasos hacia la salida, no sin antes pasar por mi lado. Me vi esperando la mirada cargada de desagrado que ya estaba acostumbrada pero nunca llegó. Simplemente me miró de reojo y se fue; no había nada de disgusto, ni de reclamos acerca de su auto, no había nada de nada.
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¡Sólo tú, imbécil! (Editando)
Novela Juvenil¿Qué pasaría si dos personas exactamente iguales caen el uno por el otro? Algo tan usual, ocurre casi siempre ¿no? Bueno, sucedió con Madison Johnson y Cameron Jones. Ambos tan obstinados, tan orgullosos, tan vengativos. Quizás tan jóvenes o tan i...