2| ¿Mala suerte? •

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Muchas veces creemos que irnos a dormir será la solución hacia nuestros problemas cuando nunca es así. Yo pensaba que pasada las 11:59 de la noche se hacía un borrón del día, que a las 12:01 era una cuenta nueva.

La noche se hace larga cuando deseas que amanezca rápido. Es como si entre más deseamos algo más se alarga, más huye de nosotros. Es como si desear fuera una maldición. Una vez con Daniel fuimos a una fuente en parque central que, aunque no fuera de los deseos yo pedí uno. Esa vez deseé lo que jamás había pedido en mis 23 años; ser feliz.

Lo que pasó anoche no más sólo es la punta del iceberg. Lo que pasó ayer es lo que marcará mi presente y cambiará mi futuro. Pero siempre he dicho que el pasado no se modifica y no me arrepiento de nada. Sólo espero poder tener una pizca de aceptación de parte de mis padres.

***

¡Despierta! ¡despierta! ¡despierta!

Maldita alarma.

Estuve viendo por más de 5 minutos el techo. Mi habitación es de color gris claro, una gran ventana en medio dando a ver una hermosa vista al vecindario. A la derecha de mi escritorio está mi mayor tesoro: Un estante lleno de libros que es mi único refugio, mi boleto de viaje.

Decido levantarme e ir al baño. Al verme al espejo pude contemplar que ya no era ese chico débil de 15 años, ese a los que todos se burlaban y hacían bullying. Aunque hay cosas que jamás se irán.

Ahora mis ojos son marrones, pero naturales son grises, tengo que usar lentes de contacto aunque son molestos. Puedo observar que los golpes que me dio ayer mi padre son demasiado visibles, por más maquillaje que use para ocultarlo internamente estarán ahí.

Me di una larga ducha, después escogí algo de ropa casual: Una camisa simple color blanca, un jean negro y mis Vans negros también junto a mi gorro gris. Al bajar las escaleras me encontré con mi mamá y mi padre en la mesa, me senté como siempre en el mismo lugar, frente a mi madre y a lado de mi padre.

Había un silencio sepulcral hasta que mi padre lo rompió.

-Jasson Reddy- Habló mi padre totalmente serio.-
Mañana te irás de aquí.

No se si escuché bien o no. ¿Me está corriendo? Jamás pensé eso de mi padre aunque si algunas cosas peores pero esto...Es muy bajo.

-No puede ser...-Resoplé. ¿A dónde iré?-Ésta es también es mi casa.

-Dejó de serlo por qué así lo quiero y sí, soy el dueño de todo esto -Mencionó con autoridad.

-¡Soy tu hijo!

-No, dejaste de serlo cuando admitiste ser una mariquita.-Juro que me contengo para no darle un golpe justo en su boca.-Una abominación no puede estar en esta familia.

- Bueno -Dije levantándome- Si a esto le llamas familia, me haces un gran favor el no ser parte de ella.-Señalé a mis padres.

El rió con amargura.

-Pensándolo bien, McLee me había hablado sobre ir aún reformatorio; ahi les ayudan a controlar la conducta a los desviados. Te irás hoy mismo, espero que te vuelvas hombrecito de nuevo. Quizás así te vuelva aceptar otra vez.

Como puede un padre decir eso, sé que los padres se equivocan algunas veces pero admiten sus errores pero los que me tocó a mí, esos no se le puede llamar padres.

- ¡Estas loco!

-¡A MI NO ME LEVANTES LA VOZ! -Me ordena. -Será lo mejor.

-Desde que dejé de ser parte de esta familia puedo hablarte como yo quiera, al fin, ya no eres nadie para mi.-Escupí con repulsión.-Y para ti, toda idea de un imbécil es lo mejor. -Me burlé.

- Respeta.

- El respeto se gana y tú- Lo señalé- La perdiste hace mucho tiempo.

Salí del comedor hacia la cochera en busca de mi moto.

***

Había venido a parar al bar de Luján. Llevaba mi tercera ronda de Victoria. Llegué aún punto en donde dejé de escuchar la gente quejarse, pelearse, vomitar, reír y llorar y todo se volvió negro.

***

Después de no se cuanto tiempo abro mis ojos y me encuentro en el bar, fue fácil distinguirlo por el olor a alcohol por todos lados.

-¿Estás bien?-pregunta la voz de un chico.

Trato de enfocar mejor mi vista hacia la persona que tengo enfrente. Asiento atontadamente y de mi bolsillo saco el dinero de lo que consumí y salgo de ahí.

Al salir de ahí un fuerte dolor de cabeza se hace notar junto a un mareo y ganas de vomitar. Salgo corriendo a un callejón para poder vaciar mi estómago.

-Mierda.-mascullé.

Me recosté en la pared y limpié mi boca. Aun era de noche y seria peligroso manejar en este estado. Me levanto torpemente y al sentir que puedo seguir caminando me dirijo hacia el parqueo donde esta mi querida moto, pero no fue mucho lo que avancé cuando vi algo que me dejó impactado.

Fue como si la mala suerte estuviera de mi lado.

-¡Hey, tú!

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⏰ Última actualización: Mar 14 ⏰

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