Elizabeth suspiro por vigésima quinta vez en el día, se masajeó las sientes mientras desenredaba su cabello con sus dedos intentando dejar de lado aquella exasperación y tranquilizarse.
Estaba recostada en su cama, mirando sin punto fijo al techo con la puerta de su habitación cerrada con seguro para que nadie entrara y la interrumpiera cuando ella estaba arduamente concentrada en otra cosa.
¿Michelle? ¿Quien era ella? Cerró los ojos recordando la sorprendida expresión de aquella chica igual a ella, la cual estaba segura que era la misma que Elizabeth había puesto al verla a ella.
Se sentó en su cama y se levantó cansada y frustrada, no tenía sentido, cada vez que intentaba recordar si la había visto en otro lado o su madre alguna vez la había mencionado... Para hacer corta la historia, le daba un fuerte dolor de cabeza y no lograba recordar nada en lo absoluto.
De reprende, algo hizo click en su cabeza y le hizo levantarse de golpe, ¡Su madre! Eso era, ella seguro sabía, se levantó y abrió rápidamente la puerta de su habitación, chocando de lleno contra el fornido pecho de alguien que probablemente planeaba entrar.
Soltó un quejido y cerró los ojos por reflejo esperando caer, pero la sujetaron de la cadera evitando que cayera al suelo, apoyo las manos en el pecho de su "Salvador" y abrió los ojos, al ver quién era los colores se le subieron al rostro y lo empujó alejándose rápidamente quitando sus manos.
—¡Mael! —dijo con sorpresa dándose cuenta de lo sonrojada que se había puesto por aquella cercanía.
—Justo a tiempo Elizabeth-sama, estaba a punto de abrir la puerta, necesito hablar con usted —dijo con su habitual tono respetuoso mientras le dedicaba —o eso esperaba— una sonrisa como las que sólo él podía.
Estaba a punto de acceder a la conversación con una sonrisa algo boba y de ensoñación, pero entonces recordó su primer objetivo, se mordió la lengua, y queriéndose morir por haber desperdiciado aquella oportunidad, respondió:
—¡Lo siento Mael en otra oportunidad será! —le dijo y se fue corriendo a la sala en donde estaría su madre.
—¡Elizabeth-sama! ¡Espere...!
Mael intento detenerla pero ella fue más rápida, por dentro lloraba al haber perdido su oportunidad mientras que por fuera solo mostraba un rostro de decisión.
"¡Lo siento Mael! ¡Para la próxima tendrá que ser!"
Pensó y abrió ambas puertas de golpes, tanto que no se dio cuenta de su impertinencia sino hasta que las abrió.
—¡... Desaparecida! ¡Michelle esta...! —era Sariel, el cual se encontraba con su ropa toda desordenada, y tanto en su rostro como en su tono de voz se denotaba desesperación.
Las miradas de sorpresa de su madre y Sariel se dirigieron hacia ella, la serenidad que generalmente caracterizaban a su madre no estaban presentes en aquel momento, y el juguetón y travieso Sariel parecía estar sumido en la desesperación.
—¿Elizabeth? ¿Que estás...?
—Madre... ¿Quien... es Michelle? —pregunto directamente ignorando la pregunta de su madre.
La mujer se quedó callada unos segundos, pensando que respuestas le daría a su hija, no había señales de aquella serenidad que la caracterizaba por ningún lado.
—¿Porque preguntas por ella Elizabeth? No tiene importancia, solo es una diosa que...
—¡La vi! —por primera vez en su vida tuvo el coraje de interrumpir cuando su madre estaba hablando—, yo vi... A una chica con ese nombre idéntica en apariencia a mi... A excepción del cabello y los ojos... No puedes mentirme, Lord Ludociel... Él me dijo que así se llamaba...
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Amor Fugaz | Meliodas x Oc
FanfictionSe supone que era el demonio más despiadado, quien no tenía compación con nadie, que no dudaría asesinar a sangre fría a cualquiera que se cruzará por su camino... ¿Entonces porque acaba de salvarme la vida?