Watty Vaca llega a Embajadores

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Era un enero frío. 

Los Embajadores se reunían junto a la fogata para obtener un poco de calor. Su alegría se desvanecía lentamente, no sabían que hacer para reírse. Algunas ocurrencias que se les ocurrían no tenían chiste.

Poco a poco fueron aburriéndose hasta que un haz de luz de esos que aparecen en la televisión que son casi celestiales les iluminó las cabezas.

Conmocionados, miraron hacia el cielo y un coro de ángeles se escuchó. Voces celestiales que acompañaban a una vaca lechera que descendía a la Tierra mientras tocaba una pequeña arpa con sus pezuñas. Una aureola dorada sobre su cabeza hacía juego con la túnica blanca que cubría su gordo y apetitoso cuerpecito.

Los ángeles cantaban y danzaban alrededor de la vaca celestial y le ayudaron a llegar al suelo, colocándose en medio de los Embajadores reunidos en un círculo.

La fogata se apagó y los ángeles se retiraron, regresando a los cielos.

Entonces, la vaca celestial dejó el arpa en el suelo y se preparó para decir algo muy importante.

—¡Muu!

Al oír su voz, Ronaldo —el colombiano cuyo amor solo pertenece a la puertorriqueña Gre—, se postró de rodillas y le alabó como nunca lo había hecho.

—¡Hail, Vaca! —pronunció—. ¡Hail, Vaca!

Los demás al verle, hicieron lo mismo.

—¡Ha llegado! ¡La mística Watty Vaca por fin llegó! —murmuró Sol, relamiendose los labios y preparando un cuchillo.

—¡Hail, Vaca! —repitieron todos siguiendo el ejemplo del Mago Ronaldo.

—¡Muu! —repitió la vaca celestial, poniéndose en cuatro patas y comenzando a pastar.

Desde entonces, los Embajadores han decidio cuidar de ella, hacerle un establo exclusivo con alfombra roja, alberca, hielitos y mucho pasto, algo de agua y mate para que degustara como se merece.

Lo que nadie sabía, era que una argentina tenía otros planes para la vaca celestial que fue bautizada como La Watty Vaca.


Las aventuras de wattyvacaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora