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La amistad del Morfoe y la Xana se creó en el encuentro poco fortuito que tuvieron en el bosque.

Flashback.

Ephona camina entretenida por varios ciervos sin darse cuentas de que Malek, el hombre que hace un par de días se transformó en un lindo gatito, la está observando. El hombre sale del escondite, vistiéndose con un desgastado pantalón, y mostrando la palma de sus manos en forma de rendición. Los ojos marrones de la mujer le escanean completamente deteniéndose en las notables y profundas cicatrices de su pecho.

-Solo quiero hablar contigo, el otro día no tuve tiempo para explicarme -su sonrisa tierna hace que la mujer se relaje, puesto que una vocecita en su interior le grita que puede confiar en él-.

-Sé lo que eres... Te prometo que si intentas algo raro, gritaré y los guardias transformados que están a varios metros de distancia vendrán. Sabes que esta vez no escaparás.

-Vengo en son de paz, quiero hablarte de lo que te expones al estar cerca de Doker. No es lo que crees, arrasó con mi familia solo por diversión; las cicatrices son mi testimonio de que no miento.

Ella casi sin pestañear, observa al hombre mientras este cuenta su historia. Marco se acerca con sigilo hacia los dos asistentes de la privada conversación, al ver quién es el Morfoe no se reprime al aparecer de forma agresiva en el pequeño claro, enfadado mientras habla.

-¿Se puede saber por qué cojones la expones a esta mierda? ¡Tú, mejor que nadie, sabe lo que pasa dentro del bosque!

-¿Y qué quieres que haga? ¡No sabía que estaba bajo tu protección! ¡La estáis llevando a su propia muerte anticipada! Todos aquí somos conscientes de lo que le hacen a alguien como ella.

-Él está obsesionado con ella, tienes que ver como la mira, su obsesión se ve a kilómetros. Es imposible que no la encuentre. Es peor que un hombre lobo buscando a su compañera mientas juegan al escondite -la mirada de la mujer pasa de uno a otro a la velocidad de su discusión-.

Ephona mira, sin comprender nada de la conversación de la que es participe. Obviamente los dos se conocen, esto la tranquiliza pero no consigue entender porqué están discutiendo si tienen el mismo objetivo.

-Chicos, por favor dejad de discutir. Alguien os puede escuchar. -esto último lo susurra, haciendo que los dos hombres asientan- Mejor entremos en casa, podemos hablar tranquilamente, sin posibles espías alrededor.

Fin del flashback.



-Al lago, Malek.

La mujer susurra las palabras intentando abrir los ojos pero su estado convaleciente hace que su cuerpo no le responda. El moreno acerca su cabeza hacia ella para poder escucharla mejor, su amigo la mira extrañado puesto que no entiende por qué le pide ir al lago.

-Por favor... Ll-évame... Lo n-necesito... -sus párpados parecen losas de cemento, aunque intenta abrirlos con todas sus fuerzas, pero no se mueven ni un ápice-.

-¿Cómo quieres que te saque de aquí? En cuanto abra esa puerta tendré a tres guardias dispuestos a hacerme un colador humano.

-Hay un pasadizo... detrás de la trampilla -la sudorosa morena saca sus fuerzas para formar esta pequeña frase, indicando a su amigo su pequeño deseo además de estirar el tembloroso brazo hacia el suelo-.


El Morfoe se aleja de la mujer para observar la habitación, en el terroso suelo nota unas pequeñas fisuras en el centro de la habitación pasando sus dedos por estas, notando un perfecto rectángulo, intenta meter los dedos para levantar la trampilla pero la ranura es demasiado pequeña. Mira hacia los lados intentando buscar algo que se sirva para hacer palanca; sentado en el suelo puede apreciar debajo del camastro, donde su amiga sigue dormitando, una pequeña pero robusta tabla; con cuidado repta por el suelo, metiendo el brazo debajo del pequeño camastro consiguiendo con alguna dificultad la escurridiza tabla.

Xanas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora