Capítulo 9 (Editado)

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Capítulo 9



Había pasado una semana. Una semana que en un principio le había parecido muy oportuna. Estaba tranquila y sus sentimientos se encontraban un tanto calados. Sin embargo, al pasar los días, la tranquilidad se convertía en espera. Una espera que se transformaba en enojo cada que lo pensaba demasiado.
La había dejado en su casa de manera extraña y poco profesional. Diciéndole, mejor dicho; ordenándole que estudiara el contrato y le diera respuesta al día siguiente. Y sí lo había hecho, pero, no logró encontrar nada que la convenciera.
Era un contrato demasiado engañoso, su fecha era de tres meses y las condiciones le parecían absurdas. Definitivamente la creía tonta si pensaba que ella estaría dispuesta a firmar ese papel.

Estaba decidida a rechazarlo sin duda alguna, y más aún, cuando le habían notificado por su correo la veracidad de lo que antes le había dicho Dimitri sobre la beca a su nombre.
Le dio muchas vueltas al asunto, mientras leía las absurdas "normas" que detallaba en el papel, una de esas dudas era: ¿Por qué lo había hecho? Era consciente de que más que el dinero había algo que no estaba dicho. Y preguntándose a sí misma, sintió que la respuesta más acertada y menos estúpida, tal vez al final de todo él si la llegó a querer, aunque sea algo de aprecio hacía ella. Quizás era remordimiento de saber que ella perdió eso por su culpa, igual a él dinero no le faltaba y ella sí que lo necesitaba en ese momento de su vida.

Sirvió una taza de café soltando una maldición al haberlo derramado y quemado en el proceso por estar metida en sus pensamientos. Ahí estaba ella, laborando sola durante siete días en donde su jefe no se había pasado ni una sola vez por la empresa. Era un desubicado, y no sólo ella lo pensaba. Los Capalli estaban notoriamente incómodos con su inversionista, aunque no lo dijeran en voz alta. Ya había faltado a tres reuniones, y tenía que asistir ella en su lugar.

—Hey. —dijo Kylie riendo mientras le pasaba las servilletas para que se secara el café derramado. —Tu enojo llega hasta administración, relájate un poco. —dijo su amiga sirviéndose café de manera decente, Maya volteó los ojos con inmadurez una risa recibió como respuesta. —Realmente estás enojada.

—No te rías. —dijo con más dureza de la pretendió mientras frotaba con demasiada fuerza el mesón. —Estoy atravesando un mal momento ahorita. —Kylie la miraba como quien mira a un niño pequeño haciendo algo ridículo. —¿Qué? —preguntó con un deje de cansancio.

—No había tenido tiempo para decírtelo, pero, sabes que no me engañas. —la muchacha colocó el café en la estantería luego de darle un sorbo. A Maya por su lado le había cambiado el color de la cara, al igual que sus expresiones.

Odiaba ser cuestionada y odiaba más que fuera con algo tan doloroso.

—No sé de qué estás hablando. —dijo con rapidez y con la clara intención de irse, Kylie le había cerrado el paso colocándose frente a ella.

Tenía una expresión en su rostro de decisión.

—No te vas a ir Maya. —la joven estaba que estallaba en risa, pero hablaba muy seriamente, lo sabía. —Tú tienes mucha historia con el buenote de tu jefe y no la has querido contar.

Maya se apresuró a negar a la vez que abría los ojos demasiado en señal de sorpresa.

—¡Claro que no! —mintió con rapidez volteando la mirada con fastidio luego de darse cuenta de su reacción. —No tengo ni idea de lo que hablas. Te volviste loca por completo. Y yo que pensaba que Sofía era la que necesitaba ayuda, pero nada que ver, tú sí que tienes un problema de verdad. —hablaba todo con suma rapidez.

La joven frente a ella sonreía ampliamente como respuesta a sus palabras.

—Me estás dando la razón. —dijo riendo. —La Maya que conozco hubiese hecho como si yo no hubiera dicho nada y siguiera normal con su vida. —aplaudió mientras la tomaba por los hombros. —Maya dilo, uno se libera cuando lo suelta.

Punto débil © (Versión Corta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora