Campamento Konoha.

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Antes de iniciar, quiero aclarar que todo será narrado desde la expectativa de una tercera persona, ya que, se me facilita más de esta forma. Disfruten el capítulo.

25 Mayo.
Madrid, España.

—Menma, es hora levantarse — removió al pequeño un par de veces hasta que por fin un pequeño azabache comenzó a tallar sus ojitos, los abrió mostrando esos zafiros azules que tanto amaba el mayor —hola— susurró dulcemente para después comenzar a acariciar su cabello.

—Hola mamá— sonrió el pequeño.

—Arriba cariño tienes que desayunar pronto, recuerda que al medio día Gaara te dejará en el campamento—

—Esta bien mami— el mayor bajó a la cocina, no sin antes darle un pequeño beso en la mejilla a su hijo.

No quería admitirlo pero saber que no vería a su bebé por ocho semanas le partía el corazón, era el primer campamento de su hijo y lo peor estaba a una distancia enorme para ser exactos en otro continente, aún así con todos esos pensamientos siguió cocinando.

—Hermanito, él estará bien, sólo un par de semanas.

—Deja de decir eso Itachi, aún sigo molesto contigo, tú le llenaste la cabeza con esas ideas raras de ir al "Campamento Konoha"— lo miró enfadado.

—Sasuke, tu hijo ya no es un bebé, está creciendo y necesita conocer más gente, además que mi Dei me habló maravillas de ese lugar así que estará en buenas manos, sólo confía— decía con total tranquilidad.

—Claro que confió en mi hijo, en quien no confió es en tu novio, dime ¿por qué habría de hacerlo? Se la vive haciendo volar cualquier objeto que se topa— le reprochó a su hermano mayor.

Y es que ciertamente no es que odiara al novio de su hermano, pero no eran compatibles esa era la realidad y le preocupaba que su preciado tesoro, estuviera cerca de él.

Itachi iba a reclamar a su hermano por ese comentario, pero en cuanto escucharon los pasos del más pequeño del hogar decidieron parar con la "charla-discusión".

—Buenos días, tío Itachi— saludó al moreno de cabello largo.

—Hola pequeño, ¿estás listo para está nueva aventura?— a lo que su sobrino asintió con una leve sonrisa.

Mientras desayunaban en familia, el Uchiha mayor no dejaba de pensar en que estaba frente a la copia de su hermano menor lo único que los hacía ver distintos era que su sobrino tenía los ojos azules y aquellas adorables marcas en sus mejillas, pero fuera de eso, era el vivo calco de Sasuke, su cabello tan oscuro con un toco azulado precioso, su piel tan blanca, bastante serio pero inteligente, sin duda eran madre e hijo.

~•~

Al medio día se dirigieron al aeropuerto para despedir al pequeño.

—¿Llevas tu cepillo de dientes, suficientes cambios de ropa, tu inhalador?, ¿guardaste las vitaminas?, ¿bloqueador, repelente para mosquitos?— comenzó a preguntar a su hijo —Menma, hijo aún es momento, si no quieres ir podemos regresar a casa— abrazaba con posesión al niño de ojos azules.

—Mamá, estaré bien— correspondió al abrazo, mientras besaba con ternura la mejilla de Sasuke.

—Gaara, por favor asegúrate de que llegue con bien, supervisa que todo este en orden— le dijo al mayordomo del hogar y quien sería responsable de llevar a Menma al campamento.

—No se preocupe, me encargaré de eso.

—Adiós mamá, te amo— se despidió el pequeño para subir al avión junto al pelirrojo.

—Cuidate mucho Menma, te amo más.

~•~

25 Mayo.
Willamette Valley, Oregón.

—¡Mika, vuelve acá, ttebayo!— un rubio perseguía por toda la casa al pequeño y sonriente azabache de ojos azules que corrió directo al patio trasero acompañado de Kurama, un perro de gran tamaño y de pelaje anaranjado.

—¡Atrapame si puedes papá!— dijo el riendo.

—¡Mika! Por todos los cielos, ya no estoy en edad para perseguir a un niño, ttebayo— pensó agotado pues lleva aproximadamente veinte minutos tratando de agarrar al menor, pero este parecía tener cada vez más energía, hasta que se le ocurrió algo a lo cual Mika no se negaría —¡bien, entonces habrá más ramen para mí y si, lo hizo Suzume así que será delicioso!— se fue de regreso a la casa a paso lento.

—¿Qué?, ¿Suzume hizo ramen? ¡ESPERA PAPÁ, NO TE LO ACABES!— corrió para evitar que su padre lo dejará sin al menos un preciado tazón de ramen.

Una vez dentro, el blondo tomó entre sus brazos a su hijo mientras comenzaba a hacerle cosquillas, mientras el menor reía a carcajadas.

—Para papá, ya me duele el estómago de tanto reír— pronunció el menor.

—Tengo que aprovecharte jovencito, en unas horas te irás y no te veré hasta dentro de ocho semana— el rubio no podía evitar abrazarlo con fuerza.

—Vamos viejo son sólo unas semanas.

—¡Naruto! ¡Mika! ¡rápido o se enfriará su ramen!

—¿Una carrera de aquí a la cocina?— dijeron ambos ojiazules antes de comenzar a correr.

~•~

Helloooow, bueno está historia me ha comenzado a dar cierto dolor de cabeza porque quiero desarrollarla lo mejor posible, a partir del siguiente capitulo dejaré algunos puntos por si hay alguna duda o algo parecido.
Por lo pronto espero les guste el primer capítulo, nos leemos en el siguiente.

Bye, bye!

Volviendolos a unir. (NaruSasu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora