Otilia era la menor de cinco hermanas y no sabía muy bien cuándo había nacido. Después de cuatro mujeres, su padre esperaba desesperadamente un varón, pero la vida le dio otra niña y la decepción fue tan grande que desapareció varios días. Para cuando regresó, ya nadie estaba seguro de la fecha en la que su hija había llegado al mundo y nadie se preocupó por averiguarlo. Por eso, Otilia nunca festejaba su cumpleaños, porque no sabía cuándo hacerlo, su vida no era más que una sucesión de días sin nada para celebrar.
Sin importar cuánto tempo pasara, Otilia siempre era la más chica, la olvidada. Omitida por una madre demasiado ocupada como para notarla y resentida por un padre que pretendía que actuara como varón, se convirtió en un fantasma en su propia casa, vagando de habitación en habitación sin ser detectada. Ni siquiera sus hermanas parecían interesadas en ella.
En su monótona vida, Otilia no tenía mucho para hacer, su familia era humilde, su casa, sencilla, y su vida, insignificante como la de una pequeña hormiga. Desesperada por atención, planeaba distintas estrategias para que la notaran, pero nada funcionaba. Si no se sentaba a la mesa a comer, nadie la buscaba a la hora de la cena, si no asistía al colegio, nadie se preguntaba a dónde estaba, si no se bañaba, nadie se percataba de su mugre. Incluso, llegó a pensar que era invisible, pero no, era simplemente irrelevante. Inevitablemente, se transformó en una niña solitaria, sedienta de contacto humano, pero incapaz de relacionarse con otros por falta de práctica.
En la angustia de su situación, encontró formas de no sentirse tan sola. Todas las mañanas, juntaba las migas de pan del desayuno y se las ofrecía a las palomas para que la acompañaran en su caminata a la escuela. Por las tardes, intercambiaba pocillos de leche por caricias de los gatos del barrio. Durante las noches, juntaba pequeñas luciérnagas en un frasco para que ahuyentaran las sombras de su habitación. Pronto, cualquier animal o insecto que se cruzara en su camino se volvió su compañero y confidente. A pesar de no responderle, los animales advertían su presencia, la tenían en cuenta, y eso era mucho más de lo que hacía su familia. Pero cuando las palomas estaban satisfechas, los gatos, ocupados con sus propios asuntos y las luciérnagas, resguardadas del frío, Otilia volvía a su soledad.
Fue en uno de esos días de invierno en los que las mantas no alcanzaban para calentarla que Otilia encontró su verdadero escape y su perdición. Cansada de esperar a que alguien la notara, subió al abandonado altillo de su casa en busca de algo con que entretenerse. Era un lugar angosto y polvoriento, sin ventanas y repleto de cachivaches inservibles y olvidados, como ella. Resignada, Otilia se sentó a ver la llama de su vela danzar y su imaginación se despertó. Las paredes de su pequeño altillo se transformaron en un inmenso mar y el techo en un brillante cielo. Impulsada por su propio espíritu soñador, comenzó a imaginar otra vida, llena de aventuras y viajes. Imaginó que navegaba más lejos de lo que nadie nunca había llegado y que visitaba mil islas donde nadie se olvidaba de su cumpleaños. Imaginó amigos y compañeros para conversar que no la ignoraba ni la dejaba de lado. Como una hormiguita viajera, nunca se quedaba quieta, el mundo era demasiado grande, había demasiado para ver. Pero en su afán por no perderse de nada, se perdió en su propia mente.
Poco a poco, su vela se consumió y, escondida en el solitario y frío altillo sin luz que le indicara cuando un nuevo día empezaba o terminaba, jamás sintió el paso del tiempo. Sumida en su gran aventura imaginaria, nunca se dio cuenta de que la buscaban desesperadamente. La única vez en su vida que alguien advirtió su ausencia, Otilia estaba muy ocupada como para notarlo. Cuando finalmente la encontraron, largos días había ido y venido y ya era demasiado tarde, ya nunca iba a regresar de su viaje.
ESTÁS LEYENDO
Otilia
Short StorySin importar cuánto tempo pasara, Otilia siempre era la más chica, la olvidada. Omitida por una madre demasiado ocupada como para notarla y resentida por un padre que pretendía que actuara como varón, se convirtió en un fantasma en su propia casa, v...