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17 de enero 1811
Guadalajara / Puente de Calderón

Nuestro protagonista se encontraba en medio del campo de batalla recargando un rifle cuando de repente se escuchó una explosión cerca de él que alcanzó a herirle y dejarlo en el suelo.

- ¡Chisguete! ¡Leo! ¡Hermanito! - su hermano se acercó a él casi desmayado que solo podía escuchar a su hermano llamarle.

- Nan...do...- Leo terminó por desmayarse, pero al cerrar sus ojos no encontró oscuridad sino un lugar hermoso lleno de colores y flores de cempasúchil.

- ¿Dónde estoy? - parecía ser un gran salón, y al extremo contrario de dónde se encontraba parado Leo había un trono. Estaba adornado por velas, pan de muerto y flores.

- Perdona por haberte traído así de repente, pero no encontré mejor momento para hablar contigo. - Una mujer de tez blanca y ojos grandes, vestida con un largo y elgante vestido morado bajaba unas escaleras elegantemente mientras que Leo la miraba boquiabierto.

- ¿Quién es usted? - preguntó desconfiando de aquella dama de cabellos oscuros.

- Jmjm ay mi niño, yo soy la catrina, la calaca, la huesuda. Como tú quieras llamarme - Leo se quedó perplejo ante aquella respuesta.

« Estoy muerto » - pensó Leo al instante.

- No, no estás muerto. Solo te traje para poder conversar y proponer un trato.

- ¿Trato?

- Primero toma asiento, para poder explicarte mejor - la catrina extendió su mano dejando ver una larga mesa en la que había varios tipos de comida. Desde chilaquiles hasta pastel y churros. - Vamos muchacho, no está envenenado.

- Gracias por su ofrecimiento pero me gustaría que esto fuera lo más rápido posible, para volver al campo de batalla.

- Si así lo deseas... primero que nada; gracias por ayudarme a cumplir mi trabajo – dijo la Catrina mientras se sentaba en el trono antes mencionado.

– Señora mía no recuerdo haberle ayudado en nada. – la miró con confusión.

- Claro que lo has hecho...la Nahuala, la llorona, las momias...me has ayudado demasiado.

– ¿Cómo no entiendo?

– Todas aquellas almas... era mi trabajo mantenerlas en calma y traerlas al mundo de los muertos pero no puedo hacer mucho por un alma que está intranquila.

– A...– la Catrina levantó su mano como seña de que la dejara hablar.

– Me has ayudado a que esas almas descansen en paz facilitando mi trabajo de cuidarlas. Por eso te traje aquí, pienso agradecerte con un presente.

– Disculpe mi señora Catrina pero yo lo hice de buena fé jamás esperando algo a cambio.

– Por favor niño déjame agradecerte. Estoy al tanto de tu situación y tú desvarío por el amor y cariño hacia varias de mis almas... Alebrije, Don Andrés, Evaristo, Moribunda, Finado, Teodora y tu amada Xochitl ¿Verdad?

– Cómo lo...claro, no puedes ocultar nada a la muerte.

– Jiji... aunque tú no lo creas yo también llegué a sentir lo que es el amor, un amor imposible. Por eso te voy a agradecer dejando que vuelvas a ver a tus amigos por lo que te queda de vida.

Leo se sorprendió que no podía articular palabra alguna ante aquella oración.

– Pero también tengo muy claro que no se puede vivir con un fantasma como amante por eso te propongo un trato.

– ¿Un trato mi señora?

– Soy la Catrina, no puedo dejar ver que tengo preferencias entre las almas por eso te propongo...volver a la vida a tus amigos.

– ¡¿Es enserio mi señora?!

– Espera, un trato es ganar-ganar pero en ésta ocasión en es ganar-perder.

– ¿Cómo?

– Te devolveré a tus amigos a cambio... de una vida.

– ¿Una... vida?

Leo se quedó atónito ante la propuesta que le estaba haciendo la Catrina ¿Una vida? ¿De quién?

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Por favor les pido su compañía en ésta historia, ya sé que el primer capítulo estuvo demaciado corto pero es como inicia ésta historia. Bye bye🦊🏵️

Unos ojos ¡De leyenda!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora