Era cerca de media noche y Kanamori no podía dormir para ser más exactos llevaba unas semanas así. Todo había empezado desde aquella vez que salto por Asakusa al agua en su rescate. Esa vez pareciese que anduviera de mal humor pero en verdad estaba preocupada y mucho. No solamente estaban algo atrasadas con la trama de la animación que tenían enfrente, sino que el terreno también se veía bastante peligroso. Laderas, piso húmedo y resbaloso, estaban prácticamente en medio de la nada y para hacerlo aún peor, sus compañeras no se veían preocupadas en lo más mínimo. Mizusaki le seguía el juego a Asakusa en cualquier cosa que ella dijese, Asakusa por su parte no paraba de correr ni brincar por todos lados. Sinceramente no sabía cómo podía moverse así con tanta facilidad. Sus pequeñas y delgadas piernas que anteriormente le parecían algo débiles ahora le parecían hipnóticas. No podía dejar de seguir con la mirada como su falda (que se encontraba recogida para no mojarse) ahora dejaba ver un poco más de piel con cada movimiento que hacía, y se mecía de un lado a otro. Pero más importante aún, la pequeña Asakusa en veces jugaba muy cerca de la orilla cuando pasaban por un acantilado y Kanamori podía sentir como su corazón latía con rapidez en cada una de esas ocasiones, ah, como deseaba que en aquel momento hubiera tenido el valor de tomarla de su mano y llevarla lejos del peligro.
Entonces sucedió lo inevitable, Asakusa cayó al agua. Mizusaki solo grito el nombre de su compañera llevar sus manos al barandal, pero Kanamori actuó como si estuviese lista: sin dudarlo se echó al agua junto con su mochila, teléfono y demás cosas. No le importo, tenía que salvarla a toda costa. Nadie lo noto por el agua que caía por su rostro pero dejo salir unas lágrimas después de salir.
Esa noche no pudo soportarlo, acostada en su cama viendo al techo se tapó con una mano sus ojos y dejo salir un amargo suspiro. No podía entender como su pequeña camarada podía ser tan descuidada y como si eso no fuese suficiente, no podía entender esa punzada que sentía cada que recordaba como su pequeña tanuki sonreía tan alegremente al hablar con la otra dibujante. Asakusa nunca había sido del tipo de persona que invade el espacio personal de los demás a no ser que se escondiese detrás, pero entre ellas dos parecía como si no le importase en lo absoluto. A veces Mizusaki descansaría sus brazos y cabeza encima de la pequeña dibujante mientras se dejaban llevar en alguna de sus locas aventuras; otras veces la tomaría de la mano o acercaría su rostro demasiado al de la más pequeña para analizar sus rasgos faciales. Kanamori sabía que eran cosas que ella nunca podría llegar a hacer. Entre más pensaba más sentía como sus ojos ardían y sus hombros se sentían pesados; la habitación parecía estar en llamas, todo su cuerpo se sentía caliente así que bebió algo de agua y se fue a dormir.
Más tarde se despertó, no sabía en qué momento se había puesto el uniforme o como es que la clase ya había terminado. Lo dejo pasar y se dirigió al club. Algo no estaba bien, llegando a la puerta la abrió lentamente como tratando de no hacer ruido y se asomó por el pequeño espacio. Estaban Asakusa y Mizusaki en uno de los sillones hablando como siempre, solo que esta vez estaban muy juntas una con la otra y no parecían estar hablando de animaciones, Mizusaki se giró para ver de frente a la pequeña, inclinándose y llevando su rostro hacia el de ella. Le quito el sombrero y lo arrojo a un lado para después empujar suavemente a Asakusa hasta que estuviese recostada en su espalda, paso una de sus manos por las mejillas de la más bajita y esta última acurrucaba su rostro en la palma de su mano como si fuese un pequeño felino.
“Hazlo” esa era la voz de Asakusa, diciéndolo justo antes de abrazar a Mizusaki del cuello, acercándola, haciendo cada vez más corta la distancia entre sus rostros. Ambas cerraron los ojos mientras sus labios se encontraban una y otra vez y se reían con algo de pena y ternura.
Kanamori abrió la puerta con una de sus impresionantes patadas, no soportaría ver como perdían el tiempo de tal manera y mucho menos se quedaría con los brazos cruzados mientras le arrebatan a Asakusa enfrente de ella.
“¿Sayaka te encuentras bien?” Era su prima la que le hablaba, la sujetaba de los hombros y la miraba con preocupación.
Se levantó de golpe y respiraba agitadamente, parpadeo un par de veces para acostumbrar sus ojos a la oscuridad, todo estaba en orden y se encontraba en su habitación, todo eso que había creído ver no era más que un sueño.
Después de ese día e intermitentemente tenia sueños de la misma naturaleza. Pero no podía detenerse, tenían trabajo que hacer y si ella no mantenía la compostura las demás chicas fácilmente podrían perderse en cosas que no tenían tanta relevancia para el producto final. Finalmente llego el día en el que lanzarían al mercado su animación y podrían ver el fruto de su arduo trabajo. Además de eso Kanamori también le ofrecería una humilde disculpa a Asakusa por haberle tratado de manera tan exigente durante todo este tiempo, en parte por el trabajo y otra parte un poco de celos que de vez en cuando ganaban la batalla contra su sentido común y si bien ella es alguien que siempre espera excelencia tanto de ella como de sus compañeras, nunca cruzo la línea pero aun así no podía evitar sentirse mal por dentro.
El evento había llegado a su fin y todos los DVD habían sido vendidos aunque no habían tenido la oportunidad de verlo completamente. Apenas iba a pedirle a Asakusa que la acompañara a su casa para verlo a solas pero ella se le adelanto y sugiero lo mismo, invitando así a Mizusaki. Habían ordenado pizza y comprado más cosas para comer mientras veían su trabajo. Termino la película y volteo a ver a la anfitriona para felicitarla, pero estaba profundamente dormida así que decidieron retirarse. Dijeron adiós a la mama de Asakusa y ya se encontraban bajando las escaleras del edificio y Mizusaki le platicaba de cómo Asakusa no dejaba de hablar de Kanamori y cómo es que no quería decepcionarla ni de cómo es que estaba agradecida con ella por llevarla más allá de su límite una y otra vez. También le platico alegremente como le relato su primer encuentro durante la secundaria.
Kanamori no pudo evitar sonreír al recordar todos esos eventos pero ahora vistos desde el punto de vista de su pequeña tanuki. Siempre pensó que la pequeña tendría esos recuerdos en el cajón que decía “malos” y para grata sorpresa resulto ser lo contrario. El corazón le latía más rápido con cada historia que escuchaba, en serio tenía que ofrecerle esa disculpa a su compañera y puede que hasta la invite a una… ¿cita? En que estaba pensando, se preguntó y sacudió su cabeza como alejando esos pensamientos.
Metió su mano al bolsillo para sacar su teléfono y ver la hora pero no lo encontró por lo que dedujo que lo habría dejado en casa de Asakusa. Se disculpó con Mizusaki y le pidió que esperara mientras iba por su móvil.
Llego de nuevo a la casa y toco un par de veces la puerta, la mama de Asakusa la dejo entrar “De seguro vienes por esto” y le mostro el teléfono. Lo tomó y notó que ya no tenía batería, le dio las gracias pero la señora hizo lo mismo y le agradeció por todo lo que hacía por su pequeña Midori a lo que la alta chica solo le dijo que no era ninguna molestia.
Entro al cuarto una vez más para ver si podía despedirse y vio a Asakusa que estaba ahora en sus rodillas aun con la cobija enrollada en su cuerpo y escuchaba un pequeño lamento como si estuviese llorando. Aclaro la garganta para llamar su atención a lo que ella rápidamente seco sus lágrimas y volteo a ver a la chica de lentes. Sus ojos se veían húmedos y un poco hinchados, su nariz se veía roja. Kanamori se entró a la habitación lentamente y le pregunto si todo estaba bien pero ella solo dijo si y le ofreció una disculpa por haberse quedado dormida y también por no haber cumplido con las expectativas que habían puesto en ella.
La chica alta pregunto confundida que de que rayos estaba hablando y cuando iba a responder, la pequeña dibujante empezó a llorar de manera silenciosa llevándose las manos al rostro. Kanamori se acercó y se arrodillo frente a ella y Asakusa la abrazó cubriendo sus hombros con la cobija.
Sentía la respiración entrecortada de la pequeña chica mientras ella también la envolvía con un cálido abrazo y duraron de esa manera hasta que se controló. Una vez tranquila ambas se sentaron; Asakusa en el sillón y la más alta en el suelo. La más pequeña empezó a hablar, le pidió que por favor no la dejaran de esa manera nunca más. Kanamori solo puso una mueca extraña y Asakusa le dijo que cuando despertó ya no había nadie así que decidió llamarla al teléfono pero no daba señal, por lo que creyó que ya no tomaría sus llamadas debido a su enojo, lo cual en su cabeza todo tenía sentido. Recordaba cómo estos últimos días Kanamori parecía más enojada que de costumbre al encontrarla divagando con Mizusaki. También cómo fue que casi tiraban a la basura todo el proyecto por culpa de sus caprichos de querer cambiar el final a último momento y como gracias a la intimidante yakuza fue que lograron salir adelante una vez más.
“Por favor, no te vayas” Dijo Asakusa con lágrimas en sus ojos al mismo tiempo que sentía el rostro de Kanamori en su pecho y como sus brazos la envolvían completamente. Levanto la vista y sus miradas se cruzaron y le ofreció una sincera disculpa. Le explico cómo sentía un dolor en el pecho cada que la veía hacer cosas irresponsables o peligrosas y también como era aún más agudo cuando la veía divertirse con su otra compañera.
“Entonces… estabas celosa” pero nuevamente fue interrumpida, ahora por unos labios que se posaron en los suyos por un par de segundos los cuales se alejaron lentamente unos cuantos centímetros. Ahora ambas se veían directamente a los ojos y la más bajita dijo en voz casi inaudible:
“Más…”
Kanamori esta vez la tomo de los hombros y la besó nuevamente, solo que esta vez le había sido correspondido propiamente y duro más que algunos pocos segundos.
“Más…”
Kanamori tomo una de las pequeñas manos de la dibujante y la llevo hasta sus labios para así poder besarla, eran pequeños besos con la punta de sus labios, yendo desde las puntas de sus dedos, pasando por detrás de la palma hasta llegar hasta sus muñecas y todo el tiempo sin apartar su mirada de los ojos marrón de la pequeña, la cual no lo pudo soportar más y se sentó en el regazo de su compañera.
“Más…”
Pero esta vez le tocaba a Kanamori ser la que recibiese aquellos besos, sentía unas cálidas y pequeñas manos alrededor de sus muñecas, cerró sus ojos y se dejó llevar; sentía como ahora Asakusa la besaba con ternura y como estos daban paso a besos más duraderos.
“Más…” pero ahora era la Kanamori la que lo pedía.
Asakusa no podía pensar claramente y ambas eran inexpertas en esto así que no sabían muy bien que más hacer, se detuvo un poco para admirar la escena. Kanamori con sus ojos entreabiertos y sus mejillas ruborizadas, jadeaba un poco y podía escuchar un leve gemido al final de cada respiración que hacía. La chica más alta se impaciento, puso una de sus manos detrás de la cabeza de la más bajita y acerco su cuello a ella como ofreciéndoselo. Asakusa intuyo que quería que la besara ahí y así lo hizo, besando primero solo usando sus labios para así dar paso a usar su lengua para lamer un poco, lo cual hacia que la otra chica dejara escapar leves gemidos que intentaba ocultar sin mucho éxito. Sus brazos la aprisionaban y no la dejaban tomar un respiro, quería sentir esos labios sobre su cuello más y más.
Ahora Asakusa besaba su clavícula, casi llegando al hombro y por instinto dio una pequeña mordida lo que hizo que la otra chica por fin dejara escapar un gemido, levanto su mirada sin dejar de besar su pálida piel. Clavando suavemente sus dientes volteo a ver ese par de ojos claros que derrochaban deseo y su labio inferior atrapado entre sus dientes como esperando su turno ansiosamente.
Justo en el momento que Kanamori asentía con la cabeza, dándole permiso a la otra chica de que hundiese con fuerza esos dientes sobre su piel, tensando todos sus músculos en espera a esa placentera sensación y… escucho una canción de un anime que habían visto alguna vez, era el teléfono de Asakusa que sonaba, sacándolas de ese trance.
Kanamori fue la primera en reaccionar, le dio un beso en la frente como indicando que estaba bien a Asakusa y tomo el teléfono. Tomo unos largos respiros y se calmó:
“Si, lo encontré… si… no, es que se le termino la batería. Ya voy para allá.” Dijo sin separar su mirada de esos ojos que la veían con anhelo y en los que ya no quedaba rastro de la tristeza que hasta hace unos minutos la tenía cautiva.
Ambas se levantaron y desviaron la mirada como si recién se dieran cuenta de lo que acababan de hacer. Caminaron hacia la puerta principal sin decir palabra alguna y por suerte la señora Asakusa ya no estaba a la vista, no hubieran podido explicar el rojo de sus mejillas.
“Hay mucho trabajo por hacer” Dijo alegremente Asakusa mientras abría la puerta del departamento. “Mucho que mejorar” contesto la invitada como si aceptase el reto mientras daba unos pasos hacia afuera.
“…Acepta mis sinceras disculpas” Se inclinó en reverencia la alta productora “no por lo de recién, de eso no me arrepiento de nada, me refiero a todo ese maltrato durante el proyecto” aclaro rápidamente.
Asakusa respondió mostrando esa amplia sonrisa que irradiaba energía y le dijo que no había problema alguno “además Sayaka-chan estaba un poquitín celosa eeh” dijo, tratando de jugar un poco.
“Hace unas cuantas semanas eso te habría salido muy caro, pero si, estaba algo celosa” admitió mientras acercaba su rostro al de la más bajita “Midori-chan”.
Ambas se sonrieron y se dieron un corto y último beso. Antes de irse Kanamori le recordó que tendrían que practicar y mejorar esas habilidades “solo Mizusaki-shi y tu pueden dibujar, así que esto será algo que solo podremos hacer tú y yo”
“Una relación simbiótica”
“Exacto. Una relación simbiótica” le contesto Kanamori, antes de irse de vuelta con Mizusaki, quien ya debía de tener bastante tiempo esperando.
De vuelta en su habitación, paso sus dedos por su cuello como recordando aquella experiencia, pensaba en que cara pondría Asakusa al verla al día siguiente o como reaccionaria al tratar de explicar a las otras chicas del club de animación porque ahora le llamaba Midori-chan tan casualmente en lugar del sarcástico Asakusa-shi.
Se quitó las gafas y por primera vez en mucho tiempo durmió tranquilamente.
ESTÁS LEYENDO
Quiero dormir
RomanceKanamori lleva un tiempo sin dormir bien y cree ya saber el por qué