Esposo mío, no tenemos nada de qué hablar.

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Fengxiao se encontró en una enorme encrucijada. Por un lado estaba su amiga de la infancia y con la que había pasado muchísimo tiempo junto, la única razón por la que no estaban casado era porque había encontrado a la persona que lo volvía loco. Y quizás porque aunque la quisiera, debido a que desde niño le habían dicho que ella sería su compañera de vida, después de estar con Zhiyin se había dado cuenta lo que era realmente querer a una persona.

Por otro lado estaba su esposo, había prometido que mantendría la necesaria distancia de ella y solo por no perturbar su embarazo y su estado de ánimo le haría caso, además que deseaba realmente cocinar aquello que tanto lo intrigaba. Por lo que estaba entre la espada y la pared pero todo se aclaró cuando el mismo Zhiyin soltó su mano y pasó por su lado con la espalda recta.

-Zhiyin- lo llamó y este solo lo miró por encima del hombro, su expresión era seria.

-No pienso hacer la típica escena de esposo celoso, no me rebajaré a ello. Ve a verla, dice estar envevenada, al menos si le pasa algo podré dormir con la conciencia tranquila y no tendrás que sacarme en cara que ella sufrió solo porque no quería que la vieras- sus palabras fueron tan frías y crueles que los presentes ahogaron un gemido, incluso el mismo Fengxiao.

-No deberías hablar así- el semblante de Fengxiao se ensombreció.

-¿No? Sabes, me pregunto quién fue el que se atrevió a envenenarla dentro de tu propia secta, específicamente a ella que apenas acabó de llegar- Zhiyin no se creía una sola palabra de todo aquello -Oh ya sé, quizás la misma extraña persona que asesinó a mi Xiaobai- sin decir más ni tampoco esperar respuestas retomó el camino hacia la cocina. Todo el buen humor que había ganado con el viaje se había difuminado y había sido reemplazado por molestia.

Él no era estúpido. Sabía dónde había una trampa cuando nadie más le veía, pero quién era él para reclamar. Su reputación no era la mejor dentro de la secta y ponerse en plan celoso total compulsivo solo le traería más problemas. Pero vaya coincidencia que había sido ella.

Fengxiao esperó a que él desapareciera por la esquina del pasillo y apretó los dientes. No había podido decirla nada. Zhiyin tenía una capacidad para hacerlo callar últimamente que era impresionante. Por como su esposo le había hablado tendría que utilizar todas las maneras para intentar retomar el punto donde se habían quedado. Odiaba que todo el avance que habían hecho se hubiera perdido en solo unos segundos
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-Mi señor- la voz del sirviente lo hizo volver a la realidad.

-Ya voy- resopló- Yanhuan, ven conmigo, necesito tu ayuda y que muevas personas para saber que realmente pasó, no puedo permitir que alguien esté en mi secta haciendo lo que quiere, Yanfeng no te alejes de Zhiyin hasta que yo vuelva. SI ocurre algo extraño levanta una barrera de protección y me avisas-

-SI- los dos gemelos respondieron y cada uno de ellos hizo lo que se le indicó.

Zhiyin llegó a la cocina donde solo quedaban algunos cocineros limpiando y fregando.

-Señor Zhiyin, qué le trae por aquí-

Sus alarmas se pudieron alertas. Había una atmósfera extraña allí.

-Solo quiero cocinar, pueden retirarse- ordenó con voz seca.

Los cocineros se miraron entre ellos y dejaron todas sus cosas después de todo aunque su orden fuera ilógica seguía siendo el esposo de su líder. Antes de salir Zhiyin los escuchó murmurando entre ellos.

-¿Estás seguro qué es verdad? No parece del tipo de persona que pueda envenenar a alguien-

-Nadie puede estar seguro de nada, tampoco nadie cambia de la noche a la mañana y se le ha escuchado decir que él hará todo por quedarse en la secta-

Enamorado de un idiota (Novela original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora