Capítulo Único

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Suspiró con decepción.

Miró el cuerpo inerte a un lado suyo, durmiendo de lo más tranquilo, seguramente escalando el quinto sueño, mientras que ella soportaba las intensas ganas de darle una patada por la espalda y tirarlo de la cama para que sintiera un poco de su malestar.

Molesta, se levantó de la cama, busco su ropa en el suelo y cuando se considero lista para salir, dejó unos cuantos billetes en el buró. Que se sintiera agradecido por el dinero, porque lo que había pasado en esa habitación, no merecía ni un quinto de sus dólares.

Pero, ella era tan buena persona, tan magnífico ser humano. Si, Toni se sentía caritativa a pesar de su muy notable irritación.

Azotando la puerta, salió de ese cuartucho de hotel.

Se revolvió el cabello en un gesto desesperado por desaparecer la migraña. Paso del recepcionista y se dirigió a su hermoso Mazda MX 5. Algo bueno para sus bellos ojos.

Acarició el frente del coche y suspiró enamorada. Era precioso su bebé.

Subió con la elegancia que la caracterizaba y sintió el ronroneo del motor. Ese simple sonido le hizo sentir más que el hombre dentro de la habitación de ese hotel.

Sintiendo el aire golpear su cara, fue como se perdió en sus pensamientos.

Había tenido una vida activamente sexual desde que tenía 16 años, y en todo ese tiempo que ha transcurrido, jamás a tenido un orgasmo decente.

Todos sus amantes pasaban de ser hombres altos y guapos a unos completos ineptos.

Se sentían machos, hombres sementales que la harían delirar en la cama, pero cuando estaban en media faena, todo ese encanto y esas palabras se iban por la borda cuando ellos contentos y satisfechos llegaban al clímax. No era algo nuevo para Toni, de hecho comenzaba a familiarizarse con ello, pero era tan triste, tan desesperante... La millonaria terminaría dándose un tiro en la cabeza.

Al llegar a su tan amada torre, dejó a su pequeño bebé en el estacionamiento, subió por el ascensor y se recargo en las paredes de esté.

Su orgullo comenzaba a doler.

—¿Noche mala? —Virginia Potts, bebía con delicadeza de la copa. Tenía una gran sonrisa en sus labios rojos.

—Te ves muy feliz, Potts. —Toni rodó los ojos. Era como si el brillo de otra persona opacara su miserable existencia.

—Strange es la razón.

La castaña se dejó caer en el costoso sofá, tomó la botella de Whisky y la llevo a su boca bebiendo de ahí mismo.

—¿Y a ti...?

—¡Porque no existe un maldito hombre en la tierra que me haga pasar una buena velada! —Gritó la genio—. Estoy comenzado a odiar el género masculino.

Pepper soltó una risita que mantenía la burla impresa.

—¿Tan mal son? —Preguntó la rubia sentándose con ella.

—El tipo de ayer se quedó dormido sin más, y me dijo ahí, arrumbada en la orilla como si fuera un puto muñeco. —La genio chasqueó la lengua, se cruzó de brazos e hizo un puchero, que a ojos de Virginia, era adorable.

Luego de algunos segundos en silencio, Stark sintió la mano de Pepper golpear suavemente su pierna.

—Vamos. —La vio pararse.

—¿Qué?

—Mueve ese trasero Toni. —La mujer dejó la copa en la mesita y le sonrió—. Vamos por una cerveza.

Frustrada SexualmenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora