DIA 3 CAMINATA EN SOLEDAD

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DIA 3

Es época de olimpiadas acá. Me parece horrible ese muñeco que idearon para el evento. Sin embargo, me detuve en la calle y compré dos, uno a cada una de las chicas. Tal vez a ellas les guste o les cause gracia tenerlo.

Tiene un solo ojo, pero quizás con ese vea más que yo con dos.

Hice un alto en el camino y me senté a almorzar. Para mi gusto, Londres siempre es fría, aun cuando en mi realidad su constante bruma pueda ser un mito, dado que siempre me recibió con sol.

Cada día por la mañana fotografío el sol radiante londinenses para demostrar que cada mito tiene su excepción.

Mi Londres es soleada de cielo celeste límpido y fuerte, pero fría siempre fría. Nunca elijo una mesa afuera, pero tuve la necesidad de valorar el momento y sentirme en compañía, cada uno de los transeúntes almorzó conmigo de algún modo. Tengo un amigo que dice que cada vez que ve un extraño en la calle se pregunta como hará el amor. Yo, sin embargo, me pregunto si será feliz, pese a la misteriosa historia que todos cargamos, cuantas habrán sido las dificultades que habrá sorteado, cuanto habrá luchado para estar en ese instante caminando por ahí. Mantuve conversaciones silenciosas con varios, emití preguntas y diseñé respuestas. Y pude salir por un rato de mi vida, y entrometerme en cualquier otra. Me distraje.

Cuando terminé de almorzar estaba helada, sentía los pies duros y las manos entumecidas, la tos crónica que padezco había vuelto con fuerza. Era el momento de irme. Me compré un enorme café al paso y continúe mi camino.

Compre varias bufandas, me puse dos, una que arrolle por debajo de mi sweater y otra que de dejé a la vista. La rosada . Me pareció la más bonita. Siempre las elijo en el mismo lugar atendido por unos señores chinos. Las elegíamos juntos en realidad, pero esta vez estoy sola. Fueron divertidos los viajes anteriores todos juntos. A mi gustaron, a veces adornados por demasiados amigos. Pero estar junto a él y a Sol fue agradable. No puedo dejar de evocar aquellos momentos a cada paso que doy en soledad.

Luego llegué a Harrods y sentí que tienda era en ese momento el lugar mas acogedor donde podía estar.

A veces cuando los recuerdos que amamos suceden en un lugar imborrable, el amor se extiendo también a esos lugares.

Amo los recuerdos de ese lugar, los dos eligiendo jabones, así de simple, yo con paso apresurado al decir mira lo que te encontré para vos. Recuerdos que abrazo y por lo tanto amo a Harrads y siento que la tienda me quiere también a mi. Que me empodera y me defiende, que me dice podes entrar sola aquí, que no pasa nada. Aquí está una parte de él pero también está una parte tuya.

Así entera aunque sintiendo que me faltaba otra parte, como si me hubieran sacado un brazo, una pierna, como si no tuviera integridad, continúe fingiendo que no había soledad que pueda desarmarme e ingresé en busca de encontrar algo especial para él. Es difícil comprarle algo. Tiene todo y más. Le encanta pensar en él. En eso coincidimos. Ambos pensamos en él. A mi gustaría ser con él y pensar en mi.

El se compra cinco relojes y yo uno. Es más me acabo de dar cuenta que no me lo compro yo, sino que dispone él si lo compra o no. Y me lo compra como regalo y todos dicen que divino el reloj que "le" compró. Ese hombre es un santo, siempre piensa en su familia. Y yo siempre en silencio, sin que sepa si acaso existe otro él, que esconde tras su nombre.

En el mes de julio nuestra vida había quedado con un vacío de proyectos momentáneos. Resta todavía la graduación de Valentina, pero quedaban dos largos años. Es decir por los años restantes la vorágine de nuestra vida está inexorablemente condenada a un alto.

LA DESVENTURA DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora