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Dos joyas cayendo como pétalos en un campo. Así es como tiraba todo lo que sea brillante de su cómoda.
Las rompió, costaban tanto dinero pero seguía arrojandolas al suelo sin importarle levantarlas después.
Estaba guardando gritos, reprimiendo llantos pero en ese momento todo se detenía, todo.
El tiempo estaba detenido, si él gritaba no se podía escuchar.
Se detuvo, estaba respirando demasiado fuerte, demasiado lento.
Miraba en los lados de la habitación, pestañaba y solo caían sus lágrimas.
Se toco la cara despacio, la sintió húmeda.
Siguió rompiendo un poco más su tranquilidad y su orden.

Un portazo, eso es lo que escuchó para después seguirle a este un chapoteo de agua en el piso, probablemente de la ducha.

Se tocó su pelo de color menta y soltó un suspiro. Se quitó rápidamente su abrigo y su camisa de trabajo, se sentó en la silla que tenía apartada desde que había llegado y se empezó a desatar los cordones.
Ya desnudo caminó hacia la pieza que compartía con su novio, vió todo desordenado pero siguió caminando hasta el baño.

Abrió la puerta y lo escuchó llorar, se le estrujó el corazón al verlo sufrir se ese modo y sin volver a pensarlo se adentró en la ducha con él y lo abrazó.

-No te oí llegar amor- susurró bajito en su oido mientras el agua los empapaba y sus lágrimas caían.

-Tranquilo mi bebé, no voy a dejarte ir- siguió sosteniendo el ahora débil cuerpo de su novio.

Ordenaron todo, no había tantas cosas rotas después de todo.

Jimin seguía tal como había salido de la ducha, no tuvo intensiones de hacer nada, solo de quedarse quieto en la cama. Así se quedó después de ordenar.

Yoongi lo miró bien y acercó su mano hasta su carita para acariciarla y besarla, dandole algún tipo de apoyo con sus labios, no sabía si funcionaría.

Se dejo llevar, pero seguía sintiendo a  flote sus inseguridades que lo hacían tener ataques de vez en cuando, hoy uno de ellos.
Mientras Yoongi le besaba el cuello, Jimin sonreía. Ahora se había olvidado de sus males, se estaba concentrando en el amor de su vida.

Se despertó adolorido pero feliz, miro a su hyung que se encontraba durmiendo en la cama que compartían, su espalda estaba desnuda dejando ver sus lunares y sonrió pensando en las veces que los había contado con su novio.

Ese día sería diferente, se levantó sin hacer ruido y se puso una camisa de Yoongi.
Agarró el par de aros que ayer había tirado al suelo y se dispuso a buscar un bonito pantalón para salir a la calle.

Necesitaba comprar velas aromáticas, no sabía a donde las vendían, así que solo busco un negocio y encontró unas de olor a durazno que le parecieron divinas.
Paseo un rato hasta que decidió ir a comprar un brazalete, eso le encantaría a Yoongi.

Comino, leyó en la receta, ese condimento le faltaba para tener la cena más espectacular que alguna vez haya cocinado, se sintió bien al saber que no quemo la cocina.
Al terminar de poner la mesa fue corriendo a la habitación. Una imagen imperfecta y perfecta a la vez apareció, él de costado abrazado a la almohada con sus pestañas torcidas y sus ruiditos de dormido.
Jimin acercó sus labios a la frente de su mayor y lo beso así, bajando hasta llegar a sus labios y darle un beso mas.

Él agarró su cintura y lo atrapó en un abrazo, con voz de dormido le pedía que se quede al lado suyo. Jimin ponía sus dos manos en el pelo del recién levantado y acariciaba este haciendole mimos.
Cuando supo que su pareja se iba a volver a dormir procedió a quitarle las sábanas y al no tener tanta ropa puesta le hizo frio.

-Chimii, me hace frio- puchereo de manera tierna.

Jimin dejó un suave beso en el cachete de Yoongi y fue a buscar ropa para abrigarlo, su novio podía ser la persona más perezosa de la tierra.

One Shots YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora