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Manuel miró a su alrededor, notó que estaba en un restaurante elegante y que llevaba un traje negro con una corbata del mismo color, zapatos negros y el cabello bien peinado. Una melodía lo dejo mudo, una chica se acercaba a donde el se encontraba. Manuel no podía ver bien el rostro de la chica pero sí podía distinguir que tenía un vestido rosa.

—Ahora sabes que
yo no entiendo lo que pasa
sin embargo sé
nunca hay tiempo para nada—Cantó la chica de voz armoniosa para los oidos del español.

Ella se acerco a manuel para agarrar sus manos.

—Pienso que no me doy cuenta
y le doy mil y una vueltas
mis dudas me cansaron
ya no esperaré—Manuel inconscientemente sonrió.

Con delicadeza puso su mano sobre su cadera mientras que la otra mano no soltaba la de la chica de la voz de ángel.

—Y vuelvo a despertar en mi mundo
siendo lo que soy
y no voy a parar ni un segundo
mi destino es hoy—En ese momento dejo de cantar.

Manuel miró a su costado, había un gran piano negro de cola larga. La chica lo tomo de la mano de nuevo para guiarlo hasta donde se encontraba el piano, con la mirada indicó que se acercará. Sus dedos tocaron las teclas, un ritmo se estaba formando.

—No soy ave para volar
y un cuadro no se pintar
no soy poeta, escultor
tan solo soy lo que soy—Cantó manuel.

—¿Manuel?—El español miro a la castaña confundido.

—¿Violetta?—Preguntó manuel.

—Por fin despertaste, manuel—dijo victor.

Todo había sido un sueño, un sueño confuso para manuel.

—¿Quien es violetta?—Preguntó el chico con una sonrisa.

—¿Violetta?—Repitió confuso.

—Dijiste ese nombre mientras dormias—Respondió el argentino.

—Solo fue sueño, no sé quien es violetta—Manuel intentaba no darle importancia pero en el fondo no podía olvidar ese extraño y lindo sueño.

—¿Vamos a desayunar?—Pregunto victor.

—¿Esta alex?—Preguntó manuel.

—No esta, estoy convencido de que se dio cuenta que pelear con vos fue absurdo—Respondió victor.

—No lo creó, esta en su mundo—Extrañaba cuando ellos se llevaban bien, como hermanos.

Tomás había descubierto la verdad pero de mala manera. Violetta intentaba aclarar la confusión de tomás pero ludmila se había adelantado. De un lado todo estaba en su lugar, tomás sabía que ella no se llamaba olga y no era hija de una mucama. Por otro lado, el español estaba molesto algo que violetta comprendía, de un modo lo había engañado.

—No creó que en palabras perfectas
Solamente en aquellas sinceras
ya no puedo vivir de mentiras
solo quiero gritar...—Canto mientras miraba un dibujo de tomás en su diario.

—Que canción tan...¿triste?—Intentó describir que tipo de canción era.

—Me parece una hermosa canción, distinta—Leon sonrió.

—¿Tu la escribiste?—Preguntó el mexicano señalando su diario.

—No, la escuche en algún lado—Contestó la argentina.

Vilu no podía olvidar ese acento español, ese chico que tocaba con delicadeza sus caderas y le cantaba suavemente al oído.

—Manuel...—Susurró inconscientemente.

—¿Dijiste algo?—Pregunto leon con el seño fruncido.

—No—Nego con la cabeza.

La noche había adornado buenos aires, argentina. Violetta miraba su ventana, tarareando una canción. Manuel estaba recostado sobre su cama, mirando el techo. Ambos sentían que les faltaba algo y pensaban que ya sabían la razón. El español se acercó a la ventana, admirando la luz de la luna. Increíblemente, en ese momento había pasado una estrella fugaz. Ambos sintieron que tenían que pedir un deseo, en su mente solo se cruzaba una persona.

Deseo poder estar con la persona que amo.

Era un tontería pero esa acción les daba esperanza de que todo se resolvería. Que ese vacío que tenían se llene con amor, lo que ambos necesitaban en ese momento o lo creían necesitar.

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⏰ Última actualización: Apr 22, 2020 ⏰

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