KILÓMETRO 7 - Caché

Km7 - Noche Vietnamita

(Se recomenda ver el vídeo para entender un poco de lo que trata el evento Kilómetro 7)

Poché.

Abrí mis ojos automáticamente como cada mañana a las seis en punto, mí cuerpo estaba totalmente relajado y cómodo, revisé el lugar y recordé dónde me encontraba. El motorhome de Calle.

Su brazo rodeaba mí cintura y sus piernas estaban cómodamente entrelazando las mías, sonreí. Raramente estar con Daniela se había convertido en la definición perfecta para tranquilidad, diversión y complicidad, no éramos las grandes amigas, creo que para llegar a ese título nos tocaba correr varias carreras, pero era como un casi mejores amigas, demasiado raro para explicarlo.

Recordé que ese día era la primera carrera del evento en donde uno de mis carros correría, Juliana nos había citado a las diez de la mañana en el lugar para hacer las pruebas finales, de solo pensar en los obstáculos que nuestro piloto debía sortear esta noche, la piel se me erizaba. Intenté safarme de la cómoda prisión en la que me encontraba y cuando ya estaba sentada en la orilla de la cama unos brazos rodearon mí cuerpo y me devolvieron al lugar inicial.

—No irás a ningún lado, eso de dormir conmigo y luego irte al amanecer no me gusta— La voz soñolienta de Daniela me hizo reír.

—Dani, estás loca. Debo estar a las diez en el lugar del evento, aún faltan cosas por revisar— Daniela subió una de sus piernas a mí cadera y me envolvió en sus brazos.

—Rayo, son las seis de la mañana, de acá puedes irte faltando una hora. Te presto algo de ropa— Reforzó su agarre —Dudo mucho que quieras hacerme levantar ya para llevarte— Eso último salió de su boca en un tono bastante mimado y tierno. Yo había cedido a quedarme en esa cama desde que me abrazó la primera vez, con esa faceta tierna que mostraba, solo despejó cualquier tipo de dudas.

—Okay, me rindo. Hace demasiado frío como para salir de aquí— Respondí, acomodandome mejor entre sus brazos.

—Estar aquí, juntas, es mejor que cualquier cosa— Dijo Daniela, y puedo apostar que se arrepintió de decirlo, su cuerpo se tenso un poco y soltó su agarré.

—Seguramente si— Respondí de inmediato para que se relajara —Por favor, vuelve a abrazarme, está haciendo frío— Pedí y lo hizo. Ella suspiró.

—Como que te vas acostumbrando a que las buenas personas lleguen a tú vida, ¿No?
— Habló en un tono muy bajo. Me quedé pensando en una respuesta un rato.

—Creo que las buenas personas están destinadas a encontrarse— Acaricie su mano que reposaba en mí abdomen. Hubo silencio y deduje que se había quedado dormida.

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—¡Pietro!— Saludé a nuestro piloto, se encontraba en el lugar señalado como nuestro taller.

—¡Poché! ¿Que tal?— Me saludó de vuelta, el chico tiene veinticinco años, es italiano, pero habla español fluidamente. Es doble de riesgo de algunas películas famosas y fanático de las carreras.

—Muy bien, quería hablar contigo de algo— Me acerqué a colgar la chaqueta negra que Daniela me había prestado.

—Yo también, quería saber si ya escogiste un auto, debo empezar a observar como superar cada obstáculo— Habló, brindándome una lata que contenía bebida energizante.

—De eso te quería hablar— Tomé la lata y con mí mano libre le sujeté el hombro —Pietro, quiero que tú escojas el auto que creas conveniente, de ahora en adelante, será tu decisión— Le sonreí antes de darle un sorbo al refrescante líquido.