Se corría el rumor de que en la sala 1 del hospital comunitario de la ciudad, había un doctor que podía hacer que nada te duela. La gente susurraba acerca de un médico
Nadie más que los pacientes y sus familiares escucharon sobre él. "El poder esta en sus manos" contaban los afortunados que relataban los segundos en que practicas de medicina ni siquiera eran sentidas "Es el sanador del pueblo" contaban otros.
Un día los susurros llegaron al hospital. La mayoría de los doctores inflaron el pecho y sonrieron durante todo el día. Todos miraban sus manos como si fueran el susodicho sanador.
-Te lo digo Samuel -dijo el doctor Ultrera– Es increíble la estima que me tienen mis pacientes. Se han inventado que soy un curandero o algo así.
-¿De verdad? -dijo Samuel desinteresado. Estaba limpiando los instrumentos antes de que el próximo paciente entrara mientras el Doctor se encontraba anotando un par de recetas médicas. Estaba tan concentrado que apenas le echaba un vistazo al doctor- ¿Qué tipo de sanador?
-Bueno ya sabes, al tocar a mis pacientes, ellos dejan de doler dicen. Curar con las manos.
-Pero que lindo es eso para su ego señor. No se le ocurra saltar de él o se matará.
-Tranquilo chico, no se me subirá a la cabeza.
-¡Ja! Un médico que cura con...- Samuel se detuvo. Oh no, no hablarían de él ¿O si? –Doc, ¿Dijeron exactamente que era usted?
-Bueno, no. Dijeron que el médico de la sala 1, la de emergencias. Es suficiente para mí. No somos tantos. Lo más probable es que como no suele venir pacientes fijos al ser emergencias, ellos no sepan mi nombre.
Samuel frunció el ceño. Había sido muy descuidado y había utilizado demasiado su poder. Lo cierto es que los métodos del hospital habían sido demasiado duros y con tal de ahorrar dinero en analgésicos y material no le importaba que la gente sufriera un poco más. Había actuado bien, pero el precio estaba siendo pagado. Debía ser reservado de ahora en más.
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Por la mañana, el "susurro" llegó a la facultad de medicina. Los estudiantes ignoraban de quien se trataba, pero no les importaba mucho. Los profesores decidieron ignorar los chismes también. Todos excepto uno.
El profesor Lamburg estaba revisando los archivos de los estudiantes en la sala contigua a su despacho, buscando las últimas notas del parcial de sintomatología en el ordenador. Mientras lo hacía debatía con su ayudante de cátedra acerca de lo ocurrido en el día. Era más un soliloquio del profesor que aburría a su colega hasta que el ayudante le comentó acerca del asunto.
-¿Un médico curandero?- dijo el profesor –Si así es en verdad, me ocuparé de descubrir quién es. Será muy útil investigar de que se trata. Seguramente una estafa- dijo guardando una carpeta en su pen drive y yéndose a su despacho seguido de su ayudante.
-¿Y que si no?- dijo Carlos el ayudante de cátedra. Había estado escuchando divagar a su jefe durante todo el día y ya estaba algo cansado de solo asentir -¿Qué pasa si no es un farsante?
-Ni siquiera he considerado esa opción. Supongo que en ese caso habría que averiguar de qué se trata su poder.
-¿Sugiere algo así como entrevistas con el sujeto?
-Creo que sería interesante experimentar con el ADN del sujeto, en realidad. Podríamos generar increíbles descubrimientos para la ciencia y la evolución ¿No te parece?
-¿Eso no sería algo riesgoso para el hombre? Y experimentar con humanos es algo poco ético.
-Lo mismo que con animales y las compañías cosméticas no parecen estar muy interesadas en cambiar sus hábitos.
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El poder esta en sus manos
Teen FictionSamuel era un estudiante de medicina destacado y todos le conocían allí aunque no era exactamente el típico chico popular. La mayoría decidía pasar de hablarle porque tenía fama de mal sujeto luego de que dejara casi inconsciente a uno del equipo d...