origami || willgan

two

Otro día había llegado, y en el bosque, se encontraba David, junto a sus mejores amigos, Perxitaa y un chico más joven, llamado Nil.

tenía permitido socializar con otras especies, pero no amarlas, eso significaba el exilio.

- chicos, debo irme ya. - dije mientras miraba a sus amigos elfos.

- bueno, ¡nos vemos luego, nos cuentas como te fué con Julieta, Romeo! - dijo Nil con entusiasmo.

reí levemente, mientras me iba volando, escuchando los saludos de mis amigos, que me deseaban suerte.

Pensaba en decírselo hoy mismo.

Pensaba en dejarse ver por el albino.

Pero alguien se interpuso en sus planes.

- Guille ¿qué es este lugar? - Preguntó una joven, pronunciando con algo de asco el nombre de mi amado.

Estaba sentado en una rama, con mis piernas colgando, mientras esperaba que Guille le respondiera a su pregunta.

- Este podrá ser nuestro lugar. - dijo el albino quitándose la boina. Se acercó a la chica y la agarró de las manos. - Kristina, ¿quieres ser mi novia?

Esas palabras llegaron a mi corazón como una cuchilla.
Varias veces, Willy me había hablado, sin saber que yo lo escuchaba.

Me contaba de que sus padres habían arreglado un matrimonio, para que sus familias se hicieran una.

Varias veces me cansé de escucharlo y quería decirlo, gritarlo hasta perder mi voz en la oscuridad de la noche.

Ese mismo día, no me fuí después del atardecer, como hacía todos los días.

Me quedé sentado, en la rama, observando lo que había hecho con tanto esfuerzo, la lechuza que decía "me gustas" en la parte de abajo, que pensaba dejarle a Willy, confesándole mi amor secreto.

Cuando atardeció, y Willy se fué con Kristina, su ahora novia.

Me abracé a mi mismo, sintiendo mi corazón doler, comencé a llorar, en silencio en ese lugar tan tranquilo y sombrío por las noches.

Del otro lado del árbol, sentí sollozos después de un rato, por lo que le di la vuelta, caminando sobre las gruesas ramas, buscando por curiosidad al que lloraba.

- ¿hola? - dije con mi voz rota y sintiendo tristeza al ver a quién lloraba.

era un chico de cabellos azabache, ojos morados y una piel medianamente pálida.

- ¿estás bien? - Pregunté con algo de preocupación, mientras me sentaba en la rama de al lado.

- n-no. - me respondió a secas.

- ¿porqué lloras? - Pregunté dulcemente.

- mi novio se fué con otro. - dijo soltando nuevos sollozos.

Me sentí identificado, aunque Guillermo no fuera mi novio, dolía como si lo fuera.

Me levanté de mi rama y me pasé a la cual estaba el sentado, me puse frente a él, haciendo que levantara la vista.

Y sólo...

Hice lo que me habría gustado que hubieran hecho mis amigos.

Darme un abrazo.

Sentí sus lagrimas mojar mi hombro, pero, no me importó, ya que yo también mojaba el suyo con las mías.

Lloramos como niños pequeños, sin importar si nos escuchaban o si alguien se burlaría de nosotros.