un gato de ojos dispares.

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—A diez metros gire a la derecha.

La voz del GPS indicaba su destino. La cabeza de Taehyung se movía al son del leve temblor del cristal y abría levemente los ojos para ver como el sol caía en el cielo y se escondía tras los lejanos edificios de Seúl.

—¿Es esta calle? —la voz de Hoseok lo sacaba de su leve letargo. Despegó su cabeza de la ventanilla y miró al frente.

—Sí, mi casa es la última —le respondía señalando el final del camino.

Hoseok aparcó el coche frente la entrada y ambos salieron mirando el pequeño jardín delantero. Taehyung creyó vislumbrar los ojos de un gato entre los arbustos, pero les quitó la atención al oír la puerta del maletero abrirse. Se acercó a su amigo para cargar con las últimas cajas que contenían sus objetos y sus maletas y se dirigieron hacia la casa.

—Los de la mudanza estuvieron aquí ayer, así que ya debe de estar todo listo —decía mientras sacaba las llaves de su bolsillo.

—¿Qué llevas en las cajas?

—En una llevo cosas pequeñas, ya sabes; el cepillo de dientes, peines, cuchillas de afeitar, esponjas...

—¿Y en la otra?

—Mis libros, los apuntes y las partituras.

Taehyung estudiaba historia de la música y, aunque el curso ya había terminado, él seguía aprendiendo por su cuenta. Estaba ya en su penúltimo año de universidad y pudo pagar su nueva vivienda gracias a su trabajo a tiempo parcial.

—Pasa, Hobi —indicó el azabache.

Hoseok soltó un silbido mientras examinaba con la mirada el recibidor. Taehyung había hecho lo mismo la primera vez que estuvo allí, pues había algo en ese lugar que hacía que el ambiente fuese diferente, algo que lo hacía más desenfadado.

Algo que le resultaba familiar.

Dejaron las cajas en la mesita del salón y salieron a inspeccionar el jardín trasero. Había un gran ciruelo de hojas rojizas y subido a una de las ramas, un gato. Era el que había visto antes en el arbusto, completamente negro y con un ojo verde y otro azul.

El universitario miró los ojos del animal y sintió algo. Los pájaros ya no cantaban y había dejado de notar el viento.

Esos extraños ojos lo miraban fijamente, haciendo que el chico sintiese algo de presión.

¿Lo recuerdas? —una voz grave, aunque suave, le hablaba.

Taehyung sintió su cabeza doler y frotó sus ojos ante la extraña situación. Fue entonces cuando las ramas volvieron a moverse con la brisa.

"¿Qué ha sido eso?"

—¿Estás bien? —Hoseok tocaba su hombro algo extrañado.

—¿Eh? Ah, sí, no te preocupes —le sonrió levemente para indicarle que no pasaba nada—.¿Quieres tomar algo dentro?

—¡Claro!

Ambos se sentaron en el sofá de la sala de estar. Hoseok miraba cada rincón de la habitación mientras que Taehyung observaba el ciruelo por la ventana. Seguía pensando en el gato de ojos dispares. Seguía pensando en lo raro que se había sentido al mirarlo.

—¿Cómo has podido permitirte esta casa? —Una vez más, el mayor lo sacaba de sus pensamientos.

—Ha tenido 8 dueños, 9 contándome a mí.

Hoseok se atragantó con su bebida y Taehyung explotaba en carcajadas ante su reacción.

—¿¡Cómo es eso posible!? ¡La casa parece nueva!

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⏰ Última actualización: Jul 26, 2021 ⏰

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Midnight serenades ||k.th & k.sjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora