¿Has tenido esa sensación de que deseas escribir una fantástica historia de amor y que posteriormente se convierta en un best seller y sea tu camino al éxito como escritor?
Es exactamente lo que sentía en ese preciso momento. Deseaba intensamente contar algo y que fascinara a todo aquel que lo leyera.
Es por eso que me encontraba sentada frente al computador, intentando crear algo. Y cada vez que lo había hecho, la página quedaba en blanco. Demonios, esto de escribir no es nada sencillo.
- Astrid, la cena ya está lista- gritó mamá desde la puerta de mi habitación en donde se quedó mirándome con esa extraña mirada que hacía cuando tramaba algo.
- ¿Podrías tocar la puerta antes de entrar la próxima vez?- dije mientras rodaba los ojos.
-Astrid tenemos invitados ¿Lo olvidaste? Te dije que la abuela Peggy y John vendrían esta noche.
Claro cómo olvidarlo. La abuela Peggy se había vuelto a casar y lo había hecho con John. El dueño de la tienda de dulces de la ciudad. No tenía nada de ganas de bajar a cenar.
No me mal entiendan, la abuela Peggy es genial y John es muy amable. Lo que mamá no dijo fue que John tiene un nieto y también lo había invitado a cenar.El odioso Ayden Morris, que a parte de ser poco interesante y molesto era mi compañero en la clase de álgebra.
Creo que comenzó a ser odioso desde que intentamos salir y no funcionó. Definitivamente no éramos compatibles.Creo que la única que no lo supera es mi madre, que se la pasa diciéndome lo bien que nos vemos juntos. Odio cuando lo hace, solo para molestarme.
Me miré al espejo y rayos, mi cabello en verdad lucía horrible. Ese montón de risos castaños en verdad se esforzaban por lucir de lo más horrendo. Me da igual.
Bajé las escaleras con la menor prisa posible y cuando llegué al comedor Ayden estaba ayudando a mi madre a poner la mesa ¿Que pretendía ese idiota? Claro, hacerme quedar mal frente a todos. Okay puede que esté exagerando.Vamos Astrid, sé amable. Es solo una estúpida cena, solo tendrás que aguantarlo por unos cuantos minutos y luego te inventas algo para salir corriendo de allí.
Como no me habían visto aún, pasé de largo y fui a la sala en donde se encontraban la abuela y John.
-Oh Trish estás tan guapa como siempre- comentó la abuela mientras me apretaba contra ella.
- Abuela, siempre es un gusto verte- dije mientras intentaba apartarme de su asfixiante abrazo- John, ¿cómo estás?- me dirigí a él saludándolo con un breve abrazo.
- Pues estaría mejor si te pasaras por la tienda más seguido como lo hacías antes-dijo sonriendo. Le devolví la sonrisa y me recosté en el sofá.
Desde pequeña amaba ir a la tienda de John, tomaba mi bicicleta y andaba las cuatro cuadras hasta su tienda solo para disfrutar el delicioso brownie que preparaba. Siempre acostumbraba a prestarme un libro.
John es un buen hombre y me alegro que se haya casado con la abuela. Siempre estuvo sola ya que mi abuelo murió cuando mamá era muy pequeña y ella no volvió a casarse después de eso. John y ella han sido amigos de toda la vida y no es un secreto que él siempre tuviera sentimientos por ella, quién diría que tenían que pasar casi treinta años para que se dijeran lo que sentían el uno al otro.
Mamá informa que la mesa ya está lista, y todos nos dirigimos al comedor. Cuando entro siento los ojos de Ayden dirigirse a mi. Me siento frente a él. Lleva puesta una camiseta azul que contrasta perfectamente con sus ojos.
Rayos, debes dejar de observarlo como si estuviera demasiado bueno-Es que está demasiado bueno- mejor mira para otro lado.
-Cariño, qué tal ha ido día?-me pregunta mi madre mientras todos comenzamos a servirnos el delicioso estofado.
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Un Plan En Marcha
Teen FictionPara escribir historias, debes vivirlas. Claro que si hubiese sabido esto antes tampoco lo hubiera hecho. A veces el orgullo te juega en contra y más cuando se trata de sentimientos. Y en medio de todo, un insoportable chico a quién debes aguantar...