Samuel enfoca la mira del arma con silenciador en la cabeza del hombre, presionando el gatillo con suavidad, matando de manera instantánea al contrario. Estaba al otro lado del piso, escondido entre unos matorrales como si de un espía se tratáse y en ese momento, despierta la alarma de personas que estaban cerca debido al ruido del cuerpo al caer al suelo. Se levanta con lentitud y entra al baño, cambiándose la ropa por una más formal, ocultando el arma dentro de su maletín de cuero color café y acomoda su cabello. Se observa detenidamente al espejo y se quita los guantes, guardándolos en algún bolsillo interno de su saco.
Al salir del baño masculino, ya se encontraba la policía en el lugar y toma el ascensor, apoyándose perezosamente contra la pared de cristal hasta llegar al último piso, caminando hacia su vehículo para desbloquearlo y guardar todo debajo de los asientos, escuchando ruido todavía de personas alteradas por lo que acababa de pasar y sonríe, encendiendo el motor de camino a las "oficinas", el gran edificio que tantos misterios ocultaba. Luego de un momento, aparca el coche y se baja, asegurándolo antes de entrar por las puertas amplias y sube por las escaleras, entrando así a la oficina del desagradable Paul y le deja sobre su escritorio aquel maletín de cuero.
— Hecho. —Su única palabra, habían tantas cosas por decir pero a la vez nada. Había matado a uno de los parientes cercanos de Rubén sin ningún remordimiento.
— Buen chico, De Luque. Ojalá todos fueran como tú, ¿sabes? Ahora lo que has hecho... Le pondrá un poco más de presión al padre del mocoso. Recuerda, mátalo cuando falten poco más de ocho días. —El mayor apoya sus manos sobre su escritorio y le entrega una gran cantidad de dinero en otra bolsa, haciendo que el contrario se extrañe.— Descuida, es un pago por adelantado.
Increíblemente, duda en recibir el dinero.
— Está bien... —Extiende su mano hasta tomar la bolsa y cargarla bajo su hombro, observando a Paul detenidamente, llevaba una diabólica sonrisa en el rostro de la cual Samuel jamás de acostumbraría por completo.— ¿El padre ha dejado algo de dinero?
— Absolutamente nada, pronto tendrás que cargártelo a él también. Y a su hijo.
El contrario asiente, girando sobre su eje para salir de la oficina encontrándose con Frank, al cual saluda con la mano simplemente y continúa caminando por los anchos pasillos tapizados con alfombra roja. Al llegar a las afueras del lugar, decide pasar a una bencinera a recargar su tanque de combustible. Sin embargo, unos gritos lo sacan de sus pensamientos.
Se acerca a la tienda de 24 horas que había y frunce el ceño, ¿esos eran dos tipos asaltando al vendedor?
"No te metas, no te incumbe."
Los hombres vestidos de negro llevaban armas cortopunzantes en las manos, se inclinaban hacia el contrario de manera amenazante gritando que les diera todo el dinero de la caja registradora, pero el vendedor se negaba rotundamente.
"Vete de ahí, Samuel..."
Pero su cuerpo se tensa al ver que uno de los asaltantes agarra al contrario por el cuello, colocando el cuchillo en su cuello a segundos se matarlo.
"¿Quién te crees? ¿Un superhéroe?"
Algo, algo le decía que debía ayudarle. Sentía que le conocía.
Entra a la tienda y presiona el gatillo de la pistola que llevaba en la mano, dejando en el suelo a uno de los asaltantes y mira fijamente al que quedaba en pie. Todo era silencio absoluto, ninguno de ellos se imaginaba que alguien entraría por esa puerta a salvarle. Porque salvarle era lo que estaba haciendo.
— Salid por esa puta puerta ahora o estáis muertos los dos. Ahora. —Samuel apuntaba al hombre, el cual no hacía ni un movimiento.— ¡Iros! —El que estaba tirado en el suelo se levanta como puede, debido a que su brazo estaba herido y le queda mirando.— Te mato si no sales ahora.
Sin embargo, el que no estaba herido se abalanza hacia el mayor y hace un corte en su pecho con fuerza, obteniendo un gruñido por parte de Samuel, quién lo empuja al suelo y le apunta a la cara, respirando agitadamente.
— ¡Anda mátame!
Y así fue, el mayor se limita a presionar nuevamente el gatillo y al voltear a ver al otro hombre, este ya se había ido hace varios minutos. Esto no sería un problema para él, debido a que ya se había encargado de apagar las cámaras de seguridad del lugar.
— Tío... Joder, y-yo, yo no...
— Tranquilo, ¿vale? Ha sido solo una corazonada. Aquí no ha pasado nada. —Samuel se inclina para mirar el nombre que tenía escrito en su camiseta y le sonríe, como si todo estuviera en orden.— Alejandro, un gusto en conocerte.
El menor le observaba con curiosidad, asombro y algo de miedo, ¿qué acababa de pasar?
— Tío, ¿tú eres de la mafia o algo así?
El mayor se limita nuevamente a sonreír y sale del lugar, colocándose los guantes que tenía en su coche y regresa a la tienda, tomando el cuerpo ajeno para montarlo en su hombro y sale, abre el maletero como puede para poder dejar el cuerpo sin vida allí.
— Bueno, Alejandro. Es hora de irme.
— Dime Alex, por favor. ¿Cómo te llamas tú? Joder, me acabas de salvar la vida y no tengo ni idea quién eres. ¿Por qué lo has hecho? —Samuel se encoge de hombros y sonríe, quitándose un guante para extenderle la mano.
— Samuel De Luque. No me agradezcas, chaval.
Dicho esto, el mayor se da media vuelta y sale del lugar para subir a su coche, rumbo a su casa con la camiseta llena de sangre. Lugar donde estaba el chico que próximamente moriría en sus propias manos.
"¿Será que he cambiado por ti? "
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R E H É N • ʀᴜʙᴇɢᴇᴛᴛᴀ ᴀᴜ
Fanfiction(𝘌𝘭 𝘴𝘪́𝘯𝘥𝘳𝘰𝘮𝘦 𝘥𝘦 𝘌𝘴𝘵𝘰𝘤𝘰𝘭𝘮𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢́ 𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘩𝘢𝘣𝘪𝘵𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯.) Rubén Doblas es secuestrado por un chico de ojos oscuramente bellos. ❝ Estoy obsesionado, desesperado Muero por tenerte de frente... ❞ ✞ 𝘋𝘰�...