"¡Guada!" oí una voz de lejos y llorando. Ese llanto podía oírse a kilómetros. "Mi vida, casi me muero, te lo juro por dios y por todos los santos." largó todas sus lágrimas sobre mi brazo, y recién en ese acto, pude notar que estaba llena de moretones. ¿Por qué? Ni idea.
"Ma, me estás asfixiando." musité suavemente mientras intentaba acomodarme sobre la camilla... ¿por qué estoy sobre una camilla? "No pasó nada ma, sos una exagerada." reí para luego acomodar la almohada.
Sentí cómo la mirada de mi mamá se posó con preocupación sobre mi cuerpo. Intentaba leerme como si fuese un libro, pero la tensión en sus pupilas me dieron a entender que no comprendía nada de lo que estaba pasando.
"Voy a llamar al médico Gua, ya vengo." murmuró con un tono serio, levantándose de la silla que tenía a mi lado y tocando mi brazo como si fuese una muñeca de porcelana. Que vieja exagerada.
"Ma, para." pedí antes de que dejara la habitación. "¿Podes llamar a Valen? Quiero avisarle que estoy bien, que me caí de las escaleras del set nada más."
"¿A Valen?" preguntó quebrada, ¿por qué llora? "¿A Valen tu esposo?"
"Medio pronto como para llamarlo mi esposo, recién vamos un año y medio, ¿no te parece?" reí desde mi lugar, pero de su cara no salió ninguna risa. "Ay ma, sonreí un toque, no se murió nadie che" agregué enojada.
"B-bueno, ahí le aviso." balbuceó sin cambiar la expresión de su cara.
La habitación era muy blanca, eso me ponía un poco nerviosa. Había estado en hospitales, pero nunca nada tan blanco como este lugar.
No tenía espejos a mano, pero podía sentir toda mi cara hinchada y pude notar que mi pierna y brazo izquierdo estaban completamente enyesados. Pedazo de golpe me debí haber comido, aunque la escalera no estaba tan alta y las luces no eran tan pesadas, es decir que si me golpeaba alguna era imposible que quebrara, y si me caía de esa altura a lo sumo me comía un esguince, pero no esta fractura.
Vi a lo lejos a Maia y a Alejandro, los papás de Valen. Sus caras estaban llenas de dolor y tristeza, ¿soy yo o están todos re exagerados?... Ah, si están ellos debe estar Tín también. Que pendejo hermoso, super atento y rápido. Desde que tengo memoria Valentín y yo somos inseparables, siempre que me necesitó yo estuve y viceversa, inclusive cuando no nos necesitamos estuvimos para el otro. Valen era el pibe que te salvaba de todas y que estaba en todos los detalles.
Ambos me miraron y comenzaron a llorar. Dios mío, solamente me caí.
Los saludé a la distancia con una sonrisa, y de su parte no recibí nada más que una corrida de cara, ¿qué le pasa a la gente hoy? Están todos re sensibles.
"Buenas tardes. ¿Guadalupe, no?" consultó un hombre con una bata, por lo que estimo que es mi doctor, así que asentí para responderle "¿Cómo te sentís?"
"Bien, creo. Flor de porrazo me comí, eh." bromeé para ver si se reía, pero tampoco se le escapó una "Están todos muy serios y sensibles hoy, doctor, no me gusta eso. Vino mi mamá llorando y los papás de mi novio también, ni siquiera me saludaron, no sé qué les hice." me quejé.
"A ver, deja los ojos abiertos y seguí la luz." pidió mientras dirigía una pequeña linterna hacia mis ojos. "¿Qué es lo último que te acordás antes de despertarte acá?"
"Em, desayuné, le mandé un mensaje a Valen diciendo que después del laburo iba a la casa, fui al set de grabación a acomodar unas cosas y pum, acá estoy." respondí con un tono infantil. "Yo supongo que es culpa de las luces. Me subí a la escalera para acomodarlas y después de eso no me acuerdo nada, ¿me re caí, no?"
"¿En qué año estamos?" interrogó sin responder mi pregunta.
"No se responde una pregunta con otra." espeté enojada. Ya me estaba poniendo de mal humor "Es de mala educación, ¿sabía eso?"
"Sí, lo sabía, pero necesito que me respondas esto nada más."
"¿Qué pasa?" comencé a preocuparme. "¿Por qué tantas preguntas boludas? No soy tan tarada, ¿Qué me están ocultando?" el tono de mi voz comenzó a elevarse gradualmente sin yo darme cuenta. "¡¿Por qué todos lloran?! ¡Quiero ver a Valentín!"
"Seguro llega en un rato." con esa simple frase intentó calmarme, a la cual no le presté ni un poco de atención. "Necesito que me respondas eso que te pregunté antes. ¿En qué año estamos?" insistió, pero esta vez con una jeringa en la mano que anda a saber qué tenía.
"2017, estamos en 2017" respondí relativamente calmada. Desde mi posición pude ver cómo mi mamá, posada sobre el marco de la puerta, se agarraba la cabeza para luego llorar al oír mi respuesta. "¿No estamos en 2017, verdad?" susurré con miedo a saber la respuesta.
El ambiente se tensó, se podía palpar, y era casi tan tangible como cualquier cosa en esa habitación.
La cabeza del doctor se movió de forma horizontal. Estaba negando lentamente.
"¿En qué año estamos?" pregunté suavemente y vi cómo mi mamá y el doctor se miraron con complicidad. La rubia del marco lo miró, y asintió lentamente con la cabeza, como si le estuviese dando permiso para responderme.
"Guada, estamos en el año 2019." murmuró. "Tuviste un accidente en la autopista."
"¿Alguien le avisó a Valentín?" cuestioné preocupada "Ma, pasame el celular que lo llamo a Tín." pedí eufórica, pero no obtuve respuesta alguna.
"Valentín no va a venir, Guada." murmuró desde el marco de la puerta. "Valen estuvo con vos en el accidente." sollozó sin moverse siquiera un centímetro. "Guada, Valen falleció."
Una familiar sensación recorrió todo mi cuerpo e hizo un especial énfasis en mi pecho. Mi corazón se desplomó -¿Otra vez? -.Ciertos flashes comenzaron a aparecer en mi cabeza.
Valentín a mi lado. Su mano. Mi mano. Su sonrisa. Sus ojos. Su alegría y su risa.
Sangre. Su mano. Mi mano. Su sonrisa. Su brillo. "Hasta la luna ida y vuelta."
"Es imposible." contraataqué enojada, ¿cómo iban a joder con algo así? "Valentín está bien." lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. "¡Valentín está bien, mamá! ¡Lo siento, lo siento acá!" grité entre fugaces llantos mientras presionaba mi pecho. "¡Él está bien, yo lo sé! ¡Agarró mi mano y me lo hizo saber, mamá!"
Me quebré. No podía parar de llorar, y no sabía si sentía liberador o si era otra forma de encadenarme a un recuerdo al que no quería estar atada, porque la imagen de mi hermoso Tín bañado en sangre no era una que quisiera recordar.
Sentí cómo mi mamá vino corriendo hacia mí y me abrazó con todas sus fuerzas, mientras que yo no podía parar de llorar y golpear el colchón sobre el que estaba ya sentada.
Todo se había ido, todo se había acabado. Ahora iba a llegar a casa y no iban a estar sus abrazos, ni sus risas, ni sus desayunos sorpresas, ni sus "Dale, Lupe. Si sale varón pongamosle Enzo", ni sus besos en la frente, ni sus "toma, te olvidas esto". Se terminó todo.
Mi mano derecha se fue, mi mejor amigo se fue, mi novio se fue, mi esposo se fue, el amor de mi vida se fue.
¿Ahora qué?
bueno yo les dije que la fic era triste no se quejen ahre se excusaba.
ay espero que sacando todo lo que me detestan por hacerlas llorar les guste la fic porque me re interesa la historia ok.
besos no lloren las kiero.