Rubén despierta agitado, traga saliva duramente y peina su cabello hacia atrás, sentía una presión en su pecho fuerte. Toma la botella de agua que tenía sobre su cama y muerde su labio inferior abriéndola con cuidado para beber un pequeño trago. Tenía un mal presentimiento.
— Todo estará bien, chaval... —Se decía a si mismo para no caer en la ansiedad una vez más, como era frecuente al estar encerrado allí.
Pero en realidad, nada estaba bien.
Escucha un fuerte sonido proveniente desde arriba y tensa su cuerpo, percibe también algunos gritos haciendo que su respiración se entrecortara ligeramente. De pronto, ve una silueta de color negro entre la oscuridad y contiene la respiración.
"Ese no es Samuel..."
— Sacadlo de ahí y encerrarle en el coche, hijos de puta. No tengo todo el día.
Dos hombres altos aparecieron y le cogieron de los brazos, haciendo que caminara torpemente junto a ellos y sin esperarlo recibe un fuerte golpe en la costilla izquierda, gimiendo de dolor como respuesta.
"Esta pasando otra vez."
— ¿Dónde está Samuel? —Cuestiona justo antes de que su rostro sea golpeado con fuerza, haciendo que desde su nariz salga instantáneamente sangre.
— ¿Y eso qué mierda importa?
Le arrastran hasta las afueras de la casa para echarlo, literalmente dentro de un coche espacioso, no sin antes atar sus manos lo suficiente para que no pudiera hacer nada. Los hombres que estaban a su lado eran altos y corpulentos, muy similares físicamente a Samuel pero no eran él...
En su boca colocan un paño, atándolo detrás de su cabeza para que no pudiera decir nada tampoco. Entonces en ese momento, comienza otro viaje interminable por medio de una carretera que atravesaba un bosque, en la completa oscuridad. Rubén comienza a sollozar, ya que era lo único que podía hacer ante tal injusticia.
— Rubén, me gustaría que supieras desde ya que somos los encargados de matarte. No podemos esperar a que tu puto padre aparezca cuando tenga cojones y nos de la toda pasta, ¿sabes? Ya hemos esperado lo suficiente y bueno, llegó tu momento. —Conocía aquella voz, era de la persona que tanto daño le había hecho.
"No puede ser posible, ¿dónde está Samuel? ¡Samuel! Amor mío..."
— Realmente nos hubiera gustado tenerte más tiempo con vida, pero joder, que ya casi van doce días. Eso es mucho, ¿no crees?
Rubén desvía su mirada hacia la ventanilla del coche y abre los ojos con sorpresa, venía un coche directo hacia ellos a toda velocidad y lo más probable, es que los impactara. Hace un intento tonto de gritar como puede con ese paño en la boca y se remueve con rapidez, recibiendo como respuesta otro golpe en el rostro.
— ¡Quédate quieto, joder! Tío, dale otra paliza porque es que no entiende. ¿Para que grita? Nadie le va a escuchar, está jodidísimo este chaval. ¡Cierra la boca!
El menor cierra los ojos y espera el impacto del otro vehículo con el propio, causando que se volcara por completo, haciendo que cayera cuesta abajo y lo siguiente que oye, es silencio absoluto. Sus ojos se abren para ver el estado de los demás y muerde su labio inferior, pues todos estaban muertos y su cuerpo cubierto de sangre debido a que uno de los cadáveres estaba partido a la mitad. Las ganas de vomitar lo invaden por completo, junto a la desesperación causando que el chico se safara de sus atadaturas en las muñeras.
Con torpeza, se arrastra por el suelo hasta poder salir por completo del coche destruído y quita el paño que tenía en la boca, quedando totalmente libre.
— M-Mierda. —Comienza a correr hacia cualquier dirección al sentirse completamente desorientado y se detiene por un peculiar dolor, observando en su muslo diestro un trozo de metal enterrado con cierta profundidad y se sujeta de un árbol.— Tú puedes, t-tú puedes... ¡Aah!
Con rapidez, tira del trozo de metal hacia afuera y siente mucho frío, su presión estaba bajando debido al dolor y a la cantidad de sangre que estaba saliendo. Incluyendo el miedo puro que siente en ese momento.
— ¡Ayuda, por favor! —Siente como todo lo que alguna vez comió se estaba devolviendo y vomita, evitando cargar su pierna herida contra el suelo.
Coloca una mano en su frente y toma su temperatura, estaba frío.
— Dios... —Nuevamente lo invaden las ganas de vomitar y lo hace, antes de cogear hasta llegar a otro árbol para sujetarse porque sabe que en un segundo podría estar tirado en el suelo.
Unos pasos le hacen salir de sus pensamientos y aguanta su respiración, volteándose velozmente pero al no ver nada se comienza a decir que ha sido su imaginación, ¿verdad?
"Estás delirando, estás delirando."
Déjame ser tu espectáculo de fenómenos, podría ser tu monstruo favorito
Enciérrame, no me dejes salir porque sabes que no puedo evitar mi naturaleza (...)Unos brazos fuertes rodean su cuerpo con rudeza y lo atraen hacia ese cuerpo desconocido, gritando como respuesta debido al gran susto que acaba de vivir.
Estás desperdiciando, estás desperdiciando todo tu tiempo Buscando una cura cuando no hay enfermedad (...)
— ¿¡QUÉ MIE-
Es acallado por una mano grande, siendo su cuerpo levantado por completo hasta ser cargado en el hombro con cierto cuidado y comienza a mover sus pies con rapidez. Su pierna duele como el infierno y no logra comprender nada, ni mucho menos distinguir de quién se trata debido a la falta de luz que existía. Luego de unos minutos se queda quieto y es colocado nuevamente sobre suelo estable, bastante lejos de la zona en la que antes de encontraba.
"No puede ser."
Sus ojos hacen contacto con los de la persona que tanto ansiaba ver.
"¿Él acaba de salvarle...?"
— Samuel, ¿tú...?
— Sí, Doblas.
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R E H É N • ʀᴜʙᴇɢᴇᴛᴛᴀ ᴀᴜ
Fanfic(𝘌𝘭 𝘴𝘪́𝘯𝘥𝘳𝘰𝘮𝘦 𝘥𝘦 𝘌𝘴𝘵𝘰𝘤𝘰𝘭𝘮𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢́ 𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘩𝘢𝘣𝘪𝘵𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯.) Rubén Doblas es secuestrado por un chico de ojos oscuramente bellos. ❝ Estoy obsesionado, desesperado Muero por tenerte de frente... ❞ ✞ 𝘋𝘰�...