Sábado 7 de setiembre del 2019...

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Un día de rutina, donde no me importa mi forma de vestir, digo, quién se arregla para ir al hospital a sacarse sangre? Simplemente me pongo la ropa más cómoda que tengo, como si estuviese en mi casa y listo, en camino. Tan tranquilo el día, mientras espero colectivo para volver a casa me pregunto en las cosas que debo comprar del supermercado, tendré que tomar dos colectivos por una parada al super, veo a lo lejos que se acerca mi colectivo, línea 23, no suelo usar normalmente esta línea pero como no voy directo a mi casa lo usaré esta vez, me subo y noto que no hay asientos libres, toca pararme hasta que algún lugar se desocupe, me ubico hacia la zona para sillas de ruedas y me quedo paralizada por un momento, dejé de parpadear, mis ojos se abrieron mucho repentinamente, no podía creer lo que estaba viendo, me pregunté si aquello que veía era la creación más perfecta del universo o almenos del planeta tierra, la combinación más hermosa, cabello largo, ojos gatunos grandes, vestimenta estilo rockero, apariencia ruda y a la vez de inocente criatura, me atrevería a decir que incluso se veía tierno por la forma de sus ojos, aquel chico estaba sentado a dos asientos de donde estaba yo parada, cada vez que lo miraba gritaba en mi interior "Oh por Dios" debido a su belleza tan de mi interés, a la vez en esos momentos me arrepentía de llevar ropa tan simple, pero como dije anteriormente, ¿Quién se arregla para ir al hospital?
Disfrutaba mirar sus ojos, estaba bebiendo algún tipo de jugo con un sorbete, miraba de costado y me parecía más tierno y atractivo cada vez, tampoco quería parecer acosadora así que lamentandome miraba a otro lado, luego de un momento ocurre que 3 de las personas sentadas se levantan, el chico se levanta para darle paso a una señora y en eso otro muchacho ocupa su lugar y por la falta de espacio el chico decide cambiarse de lugar para no entorpecer el paso, se sienta hacia la ventana como invitandome a que me siente a su lado, no perdí esa imaginaria invitación y me senté al lado suyo, mi corazón palpitaba cada vez más rápido y podía sentir como mis mejillas se iban enrojeciendo, nuestras piernas se tocaban por momentos y yo me estaba volviendo loca, quería mirarle descaradamente, quería hablarle pero mi timidez no me permitía, además él estaba escuchando música, movía sus dedos al ritmo de la misma, se veía malditamente genial, llevaba una remera negra que tenía el diseño de un grupo llamado "Rhapsody", nunca había escuchado sus temas pero sabía que el grupo era de mi estilo, en ese momento agradecí que las feromonas no se noten como en el anime porque sino el colectivo estaría inundado de un infinito color rosa, todo iba bien en lo que se refiere a mi explosión de emociones interiores hasta que.. se sube un señor de avanzada edad con un bastón, estaba por darle mi lugar pero no sabía si el señor iba a irse al fondo del colectivo, en eso el chico se levanta para darle su lugar, pero el señor se sienta en otro lugar que le había ofrecido una chica, el espacio a mi lado se queda vacío y él no se vuelve a sentar, en eso, otra persona ocupa el lugar y mi ensueño se acaba, ni siquiera le tenía en mi campo de visión, "fue bueno mientras duró" pensé...
Me recosté por la ventana y lamentando su partida, cerré los ojos y para distraerme me puse a cantar canciones en mi mente. Luego de un buen rato, estaba cerca de llegar a mi parada, en ese momento pensé "ahora si esto llegó a su final", me preparé para bajarme y le di una última mirada, pensé en quizas hacer algún movimiento, en saludarle con la mano cuando baje por completo del bus, pero mi lado introvertido terminó siendo más fuerte y no hice nada, mientras cruzaba la calle vi como el colectivo se alejaba, y en él iba aquel chico que probablemente nunca volvería a ver...
Una vez terminé mis compras, volví a la parada para tomar mi último colectivo del día, no tardó mucho, de nuevo, el bus estaba lleno, decidí ir hasta la parte trasera y ahí me quedé, pensando en las sensaciones que había tenido por aquel chico, nunca antes me había pasado algo así, de repente las ganas de verlo inundaron mi mente, quería volver a sentir aquello, deseé tanto verlo que por un momento lo idealicé, y en mi ensoñación fui consciente de que el colectivo paró para alzar más pasajeros, miré por curiosidad y alcancé a ver que se subía una chica, y de reojo vi a un chico con rodete, en mi imaginación se pasó "Me pregunto como se vería aquel chico con rodete, ¿y si es él de nuevo? Nah, no creo" entonces cuando el colectivo se puso en marcha de nuevo, miré hacia los nuevos pasajeros, y otra vez, aquella sensación, una vez más abrí los ojos tanto como pude, de nuevo me sentí paralizada, ¡era él! y mi corazón se detuvo por un momento, la misma remera de aquella banda, la misma ropa en general, pero con el cabello atado y hecho rodete, se veía genial incluso sin el pelo suelto, cruzamos miradas y para mi sorpresa él también parecía sorprendido, y en un reflejo me sonrió por aquella coincidencia. Esta vez no estaba solo, le acompañaba una chica que me parecía hermosa, llevaba prendas de colores oscuros, tenía el cabello corto pero con rulos, muchos rulos y amo los rulos, yo también los tengo pero ese día no los estaba luciendo a mi pesar, verles juntos era como estar viendo un cuadro, un paisaje agradable a la vista, se veían bien juntos, no sé qué relación tendrían pero mi imaginación siempre iba a lo negativo para mi, y en ese momento, cuando idealicé que quizás serían pareja, mi cuerpo lentamente fue calmandose y pensé "otro chico más al cuál solo podré mirar". En el resto del trayecto, en varias oportunidades cruzamos miradas nuevamente, en una de esas pude ver como le decía algo a la chica que lo acompañaba y luego ambos me miraban, me intrigaba saber qué le decía pero me sentía feliz de que almenos haya notado mi existencia, ya era mucho basándome en mi experiencia de pasar desapercibida. Y ahí estaba yo, llegando a mi última parada, al que sería definitivamente el último adiós, y nuevamente me tocaba despedirlo mentalmente, me bajé del colectivo, ya no podía verlo por el polarizado de las ventanas, pero miré hacia donde sé que él estaba y esta vez le sonreí, no sé si me vio, no sé si hizo lo mismo, no sé qué gesto pudo haber hecho pero en ese momento se acabó, mi historia de un día, uno de esos amores de colectivos, que sabes que nunca más volverás a verlos, aunque ese día, el destino hizo alguna jugada para aquella casualidad de coincidir dos veces en la misma mañana, y fui feliz porque nunca había sentido algo tan intenso solo por verle a alguien, pero ahora esa felicidad es solo anhelo, anhelo por volver a verle quizas, o anhelo por volver a sentir lo mismo.
Muchos meses han pasado, y no hemos vuelto a coincidir, pero sigo recordandole.
Le puse el seudónimo de Eliel, porque suena a nombre mágico y para mi él era pura magia.

Me pasó un día en el bus... ~Eliel~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora