parte única

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La noche era tormentosa, demasiado para su propia seguridad. Se preguntó a sí mismo qué hacía a esas horas, en su pequeño barco, dirigiéndose hacia lo que podría ser su propia muerte.

Había escuchado un canto, uno demasiado bello que ya había escuchado en las noches anteriores, con el cuál soñaba y que siempre lo llamaba a mar adentro. Lo atraía, lo hacía sentir uno con el horizonte desconocido y supo que debía ir en busca de aquella melodiosa voz a pesar de que no sabía nadar, y que llovía como si el cielo se fuese a caer.

Había algo que le había motivado a robar el pequeño barco pesquero de su padre y que lo adentró al mar. Algo mucho más fuerte que su propia voluntad, incluso, algo que le nublaba la mente y le impedía resistirse.

El oleaje era fuerte. No sabía con exactitud sí servía de algo las maniobras que hacía al timón, o si simplemente era viento arrastrándolo a su destino; pero escuchaba cada vez más cerca el apasionado cantar que lo embelesó completamente.

¿Qué podría producir tal maravilloso sonido? Estaba en medio del mar. A su alrededor no había nada más que agua y JungKook entró en pánico cuando supo que se había alejado lo suficiente, como para que le fuera imposible distinguir un atisbo de tierra a lo lejos.

Él no era un navegante como su padre, no sabía cómo guiarse con una brújula, no conocía las estrellas, y tampoco sabía leer un mapa.

Los vientos fuertes silbaban y arremetían violentamente con las velas y se imaginó que estuvo constantemente cambiando de dirección y que, por ende, se había perdido.

No tenía ni comida, ni agua, ni mucho menos el conocimiento para volver. También le hacía falta el sentido común, porque, a pesar de su situación, él seguía agudizando su oído para poder perseguir el sonido que lo llevo a esa situación en un principio.

La lluvia no cesó por al menos, lo que para él se sintieron varias horas. La marea pareció detenerse también y un silencio aterrador lo envolvió.

Pensó que sus oídos fallaron. El agua golpeando las esquinas del barco parecían abrazarlo en silencio y su propia respiración pareció enmudecerse. No podía escuchar sus alrededores, y no podía ver nada más allá de su propio barco.

No había luna esa noche y el agua se veía tan negra como algo jamás se vio en su vida. Supo allí, de inmediato, que había sido todo una mala idea.

Suspendido en medio de la nada, JungKook se hallaba confundido.

¿A dónde fue la voz que perseguía con vehemencia?, ¿a dónde fue su capacidad de razonamiento?, ¿por qué estaba en medio del mar a media noche?, ¿qué nubló su mente como para atraerlo a lo que él consideraba el fin del mundo?

Le temía al agua.

Casi se ahoga en el mar cuando era niño una ocasión en la que sintió que algo lo arrastraba al fondo. Se dedujo, tiempo después, que se había enredado con algunas algas. Desde ese entonces prefirió encargarse del papeleo de la pequeña empresa pesquera de su familia, evitando el contacto directo con las aguas salinas que parecían llevarse todo hacia lo desconocido.

JungKook no puede respirar y sabe perfectamente que no tiene muchas esperanzas si no lo encuentran rápidamente.

La radio no funciona, lo sabe porque había oído a su padre quejarse sobre ello y sabe, también, que no han cambiado los salvavidas y esos que tiene frente a él están vencidos. No flotarían por más que él lo necesitara.

De repente, las luces del barco se apagan. Hacen un sonido quejumbroso al hacerlo y el pelinegro sabe que es el generador. Lo más probable es que se haya apagado, como a veces solía hacer, según varios trabajadores.

el cantar del mar ─ jikook/kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora