-Pues me parece una idea genial amor. -Me decía susurrándome entre los labios-.
Una vez en su dormitorio, María me quitó la chaqueta, con su cuerpo me llevó a la cama en donde me sentó. Ella esta de pie en frente mío, quitándose la chaqueta, yo aprovecho para recorrer sus piernas con mis manos.
-¡Que calor! ¿No tienes calor?. -Me dice mientras se sienta encima de mi.
-Mucha, me estorba hasta la piel.-Le digo quitando le la camiseta-.
-Ven, que te ayudo yo a ti.-Me dice mientras me quita la camiseta-.
Entramos en un juego de caricias, provocaciones y ganas de arrancarnos hasta la piel. La pasión salia a borbotones por cada poro. Le puse las manos en la espalda y me tire hacía atrás, para que así ella se tumbara encima de mi. Le intente quitar el braiser con una mano. -Sin éxito-.
-¿Que pasa mi amor? ¿Has perdido práctica?.-Me dijo María entre carcajadas-.
-No mi amor.-Le digo con rin-tin-tin-.
Me incline hacía ella y se lo quite con ambas manos, lo dejé caer fuera de la cama y me amorré a sus pezones. Entre caricias continuamos desnudándonos hasta quedar en bragas. Las tornas cambiaron y me tumbé encima de ella. Le mordí con delicadeza el cuello y llevé mi mano a su sexo. Ella se estremeció al notar el contacto de mis dedos y le mordí el labio. Podía notar que estaba disfrutando de mis caricias.
-¿He perdido practica o no?-. Le dije burlándome-.
- No, ahora entiendo por que se te da tan bien tocar la guitarra.-Me decía con la respiración entre cortada y abrazándome hacía ella con fuerza-.
-Pues ese es uno de mis múltiples talentos.-Le dije mientras bajaba besando todo su cuerpo-.
Le quité las bragas y le empecé a besar las ingles, el pubis, toda su zona más intima sin llegar al epicentro del placer. Cuando noté que me agarraba del pelo con más fuerza y su pelvis bailaba pidiéndome que la besara. Acerque mi lengua a su clítoris. Ella al notar el contacto se estremeció con un pequeño gemido. Empecé a darle placer hasta que estaba a punto de correrse, y la miré. Ella se cubría la cara con las manos.-No te escondas-. -Le susurré-. Y seguí hasta que ella no pudo soportarlo más y me aparto. Luego me llevó hasta su boca y me besó. Al poco tiempo, cuando recuperó un poco el aliento me tumbó en la cama con brusquedad, se subió encima de mi y me iba mordiendo el cuello hasta llegar a mi lóbulo, ahí se detuvo.
-Ahora verás los míos.-Me susurro dejando caer casi todo su aire en mi oreja-.
¡Que barbaridad! Que manera de ponerme tan sumamente cachonda.-Pensé-.
Comenzó jugando con mi cuerpo, besos, caricias y algún mordisco inofensivo. No tuvo reparos en besar cada espacio de piel. Bajo a mi sexo, sin quitarme las bragas me lo besó haciéndome perder el sentido.
Cuando miré la cara de Carla, me encendí aun más si cabe. El ver que aquel cuerpo en llamas me demandaba que siguiera, me producía placer verla disfrutar. Así que le quité las bragas con prisas, le abrí las piernas y me sumergí en su sexo. Mientras lamía su sexo jugué con mis dedos. Podía notar cómo todos sus músculos se contraían y su respiración aumentaba por momentos, así que seguí. No tengo intención de parar. Sus piernas por inercia se cerraban, ella jugaba con mi pelo y gemía hasta que llegó al climax. Y corriendo me aparto.
Nos quedamos mirando y nos empezamos a reír, quizás era una forma de soltar la vergüenza. Me abracé a María y le aparte los pelos de la cara. Solo puedo seguir besándola.
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Cuestión de piel
RomanceHistoria de amor entre dos chicas. Viven al máximo todas las emociones de forma muy visceral. ¿Te atreverías a descubrir más? Sumérgete en este libro, cada capitulo te enganchará más.