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28 de enero de 1811
Los Ángeles / Puebla

Nuestro protagonista despertaba del sueño como todas las mañanas en las que le pedía a Dios porque lo dejara vivir un día más, se medio levantó de la cama y al acabar de abrir los ojos se sorprendió por darse cuenta del lugar donde estaba.

– Casa...¿Pero cómo? ¿Y el campamento? ¿Por qué? – solo miraba confundido su habitación.

– Leo... hermanito ¡Ya despertaste! – Nando se lanzó a abrazar a Leo lo que provocó que se dieran un cocaso.

– ¡Auch! ¿Pero qué? ¿Nando por qué tengo la cabeza vendada? ¿Y el campamento? ¿Por qué estamos aquí? - Leo preguntaba casi a la velocidad de la luz, su hermano solo lo miro con confusión.

– Se dice buenos días y gracias ¿No? ¿En qué día vives?

– Pues no creo que sea el 17 ¿Qué pasó?

– Uuuuy chisguete...es 28 de enero.

– ¡Qué!

– ¿No recuerdas la explosión?... Chisguete, estuviste en trance por unos días. Te tuvimos que traer a Puebla desde Guadalajara.

– ¿Cómo? ¿Tuvimos? Me suena a manda.

– El general dijo que teníamos que irnos porque en tu condición ni siquiera te ibas a poder retirar. Por eso cuando te desmayaste, un muchacho y yo te trajimos aquí.

– Gracias Nando...pero tengo que cumplir una promesa ¡No me puedo echar para atrás!

– Sobre eso...me dieron algo para ti – Nando sacó de su bolsillo trasero un papel sellado – Es una carta del capitán Hidalgo...no sabía que se conocían.

– Ni yo y eso que apenas nos unimos a sus tropas. – Leo tomó la carta en seña de empezar querer a leer.

– Bueno yo te espero allá abajo porque la tripa me ruge.

En cuanto Nando dejó la habitación de Leo, este sacó la carta del sobre para comenzar a leer...

Leonardo San Juan
"El valiente":

Muchacho estoy al tanto de tu promesa que le hiciste a Galeana hace tiempo, admiro tu valentía y decision en batalla. Me sorprendió el saber que tu hermano y tu llevan tiempo en esta lucha y han salido librados de la muerte, no tengo cómo explicarlo. Nadie sabe que estoy escribiendo está carta dirigida a ti para pedirte que no vuelvas al campo de batalla ni siquiera al campamento. Este mundo no solo necesita guerreros de armas muchacho, más adelante se espera una gran masacre en la que el papel y la tinta ayudarán más que un cañón; a lo que quiero llegar es que me gustaría que te prepares para que en un futuro tú y los otros muchachos usen ese papel para defender nuestros derechos, la libertad y la justicia que tanto hemos rogado. Te pido como favor que ahora me cumplas la promesa de que cumplirás con lo que te escribo y por favor cuides de Santiago, a él le pedí que se retirará por motivos diferentes que espero algún día dejé atrás para caminar hacia adelante como lo seguiremos haciendo nosotros. Espero tu comprensión y palabra muchacho

Atentamente: El capitán Miguel Hidalgo y Costilla

– ¿Santiago? ¿A caso la señora Catrina tendrá algo que ver?

Leo dejó la carta en un cajón de un buró que se encontraba al lado de la cama y se dispuso a cambiarse para bajar junto con su familia y el nuevo muchacho que creía era "Santiago". Al terminar de alistarse, bajó las escaleras y fue a la cocina encontrándose con todos sentados en la mesa a punto de desayunar.

Unos ojos ¡De leyenda!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora