Capitulo 2

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La oscuridad… la oscuridad era lo único que se podía percibir en ese momento, y un gran camino liso que no parecía llegar a ningún lado, hasta que una gran luz se vio muy al fondo de está, nuestra protagonista al notarla, decidió seguirla, pero cada vez que daba un paso está se volvía más fuerte.

-¿D-dónde estoy?- preguntó mientras cubría sus ojos intentando acostumbrarse ante la luz fulminante que se encontraba frente a ella.

-hey, por aquí- escucho a lo lejos, una voz madura, pero suave, proveniente de un hombre de tercera edad con grandes barbas.

Cuando volteo a verlo, toda la oscuridad que aún se encontraba detrás de ella desapareció, dejando solo una sala inmensa y blanca.

- ¿(tu nombre y apellido) es cierto? Mmm, buena niña, una que otra travesura de pequeña, pero las solucionaste, ninguna pelea, malas palabras… mínimas, ayudaste a muchos, y te quedaban muchos otros más... ¿Qué haces aquí tan temprano?- preguntó sorprendido, pues realmente no parecía ser su hora.

-¿S-San Pedro?- preguntó entre tartamudeos, realmente no creía en lo que estaba viendo.

-si gustas llamarme así- asintió ante su pregunta -Como tal y gracias a ustedes, no tengo un nombre en especifico- decía con una voz calmada, mientras revisaba un especie de pergamino.

-y-yo tengo que volver! ¡Le prometí volver! ¡¡P-por favor permítame volver!!- decía con una voz quebradiza, y llena de desesperación, aguantando las ganas de llorar, mientras caminaba de un lado a otro buscando algo mínimamente parecido a una salida.

- oh... Mi niña, no puedo hacer eso, debo admitir que fuiste alguien muy buena, pero, reglas son reglas y gracias a que ya no hay un cuerpo para ti en el mundo terrenal y tú siguiente vida ha sido puesta en espera por un buen rato…- le explico con tranquilidad y suavidad, mientras miraba con atención aquel pergamino en sus manos.

-p-pero no es necesario que tenga un cuerpo, puedo solo volver y cuidar de ellos, ¿no?- le miro intranquila, buscando más opciones mientras miraba a otros lados, buscando una forma de salir de ahí.

-oh, no mi niña, eso sería demasiado para ti- contestó con preocupación -no durarías ni un minuto, aparte…- se quedó en un pequeño pero muy notable silencio.

-¿sí?- le miró impaciente ante su posible respuesta.

-verás…-hizo una pequeña pausa, buscando palabras para explicarlo de la mejor manera -gracias a tu última actualización, no puedo dejar que entres…- comentó decepcionado, mirándole directamente.

-¿a que se refiere?- con gran nerviosismo le miró intrigada y aterrorizada, mientras trago un poco de saliva.

-cometiste un asesinato en esta vida y tienes que pagar por ello, tienes que bajar y aprender de tus pecados…- repondio con una voz firme y profunda, mirándole con seriedad.

-n-no, yo no he matado a nadie! E-eso es un error, d-debe estar equivocado, yo no he matado a nadie señor!!- exclamó con nerviosismo, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas y su voz temblaba.

El sujeto al verla envuelta en desesperación, solo pudo soltar un profundo suspiro, para después mirarle y hablarle en un tono más firme, aunque en sus adentros le tenía una gran lastima.

-asi son las cosas, así son las reglas y se deben de seguir al pie de la letra, por el asesinato de Richard Castillo, tú serás enviada al infierno a qué aprendas sobre tus pecados…- le miro desde arriba con gran firmeza mientre le imponia su condena.

Dicho esto el suelo se desvaneció de poco en poco dejando caer a ___ en una profunda oscuridad.

Promesas // Alastor x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora