Capítulo Cuarenta y Siete

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"Caos, inocentes y oscuridad"

Fiorella

—Vamos, Fiorella. Cambia esa cara, todo va a estar bien —Cailin se abanica con la mano mientras hace una mueca. Ha estado con la idea de que hace demasiado calor, estamos saliendo marzo, no hace frío, pero tampoco es para exagerar con la temperatura.

—Ya te dije que no, Cai. No pienso salir después de lo que pasó. Mucho menos a un concierto —frunzo el ceño.

—¡Pero de eso ya pasó más de un mes! —se altera. Voltea hacia Amelie y la codea —Dile algo, Amelie.

—Aunque posiblemente Cailin tenga razón...—la aludida sonríe —, no puedes obligarla, Cai. Si Fiorella no quiere ir después de que la asaltaran, es porque aún no se siente segura, y no puedes hacer nada al respecto.

Cai y yo nos miramos cuando ella le da un mordisco a su almuerzo y no nos está viendo. Amelie aún no sabía que es lo que pasaba en realidad con los D'Amico. le tuvimos que decir que la razón por la que yo estaba tan renuente a querer salir más de lo debido era porque me habían asaltado el mes pasado y casi me llevaba un buen golpe. Sabíamos que tarde o temprano debíamos decirle, más bien, Cai. Pero ella me había pedido un poco de tiempo para encontrar las palabras correctas y que nuestra pelirroja amiga no acabara huyendo como yo lo había hecho en su momento. Me sentía mal mintiendo una vez más, pero esta vez no era mi deber contar el secreto.

—Pero el concierto es seguro, habrá muchos guardias y es obvio que yo voy a llevar los míos. Además, estaremos las tres juntas, nada va a pasarnos.

—Aún sigo preguntándome por qué llevas guardaespaldas a todos lados.

Cailin hace una mueca.

—Mi hermano es un empresario loco, ya sabes, no quiere que nada me pase.

La naturalidad con la que lo dice parece dejar tranquila a Amelie, por lo que no pregunta más. Cai se gira hacia mí y me mira con esos ojos de cachorro lastimado.

—Por favor, por favor, por favor. Tienes que venir, ya casi será tu cumpleaños, puedes tomarlo como un regalo adelantado. Sé que aún te sientes nerviosa con todo esto, pero te aseguro que nada va a pasarnos. Danilo sabrá cuidarnos bien.

No dudaba que el nuevo guardaespaldas que Massimo me había conseguido no supiera como defendernos, el tipo destila violencia por todo el cuerpo. Después del episodio de la carta, le entregué todas las demás que tenía guardadas, me regañó de nuevo por no habérselo dicho, pero después de unos cuantos besos logró perdonarme. Sumándole a que algún desquiciado se puso a jugar al verdugo con los hombres de Massimo, este se esmeró en conseguir un guardaespaldas y a la mañana siguiente ya me lo estaba presentando. Debía admitir que me había intimidado un poco. El hombre que se presentó como Danilo Hansen no era tan corpulento, era más bien alto y delgado, pero con el cuerpo marcado. Su semblante de "voy a arrancarte la piel si te me acercas" me hizo plantearme el pedirle a Massimo que yo me quedara con Johan, pero sabía que este ya estaba acostumbrado a él, así que no podía objetar nada.

También me entristeció un poco el saber que Franco ya no me acompañaría más. Se había tomado un mes de vacaciones que Massimo le otorgó para que pudiera cuidar de su familia y después de eso, se quedaría como chofer de la casa, para ayudar a Rosalía o para cualquier otra situación. Justo un día antes de volver a trabajar, trajo consigo al pequeño Darsen y lo presentó a toda la familia. Quedamos encantados con el pequeño de ojos castaños y cabello oscuro como la noche. Era la viva imagen de Franco, no podía negarlo.

Vuelvo mi atención hacia mi amiga castaña que ruega porque la acompañe.

—Tú no haces esto por mí, sé que te mueres por ver a Asher Dunne y gritarle cosas sucias.

Massimo (Familia Peligrosa I) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora