El dia en que la pandemia llego a Venezuela.

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Un día normal en un trabajo normal, un día más. Ya se habían escuchado rumores de que a nivel mundial había una pandemia que comenzó en algún lugar de Asia, pero, como cosa rara, si no nos afectaba directamente no le prestaríamos atención. Permítanme presentarme, mi nombre es Stephanie Hernández una chica de 27 años, una chica tan normal que al describirme te darías cuenta que pertenezco a los estándares de esas chicas que pasan por la calle y nadie se da cuenta, ni voltean a ver, casi ni saben que existo. Actualmente resido en Caracas la capital de Venezuela, un caos de día y un silencio y oscuridad en la noche. Si has oído sobre algo de la situación de Venezuela actualmente, te aseguro, que es peor.

Retomando la historia estaba yo, un día normal en un trabajo normal. Aun me pregunto cómo es que una Arquitecta graduada termino trabajando en un call center, pero no vine aquí a hablar sobre las cosas que no entiendo de mi vida. El día viernes 13 de marzo, vaya día bonito ese ¿no?, llego a Venezuela la noticia de que habían aparecido los dos primeros casos de COVID-19, se les hace familiar el nombre ¿no?, creo que cada uno de nosotros hemos escuchado y temido a que esa enfermedad llegue a nosotros o incluso a alguno de nuestros hogares, que afecte a algún amigo o conocido, en fin, al oír ese nombre causaba en casi todos un gran escalofrío. Y resulta que por fin en Venezuela le estábamos prestando atención a una pandemia que tenía más de 2 meses atacando a miles de personas a nivel mundial.

Ese día el gobierno anuncia que han aparecido los dos primeros casos de esta enfermedad en nuestro país y comenzaron los rumores en mi trabajo, que si estaban en un hospital que queda en Caracas, que si estaban graves, que habían tocado el metro, que todos estábamos infectados, que el aire acondicionado era conductor del virus, en fin, que todos íbamos a morir.

De una vez comenzó la locura caraqueña y lo que aquí llamamos ¨las compras nerviosas¨. En serio que no sé porque aquí siempre que pasa algo la gente opta por comprar justo y exactamente lo que no necesitan. Por poner un ejemplo acabaron con la existencia del papel de baño, aun me pregunto exactamente ¿para qué les serviría?. Bueno Caracaos como me gusta llamarle hizo honor a su sobrenombre y todo se convirtió en un verdadero caos.

Ese día en la mañana había tomado el metro sin miedo alguno de contagio o alguna cosa para ir a mi trabajo, al devolverme creo que era evidente en la cara de cada uno de los habitantes el miedo a estar todos juntos dentro del vagón del metro. Todos con tapabocas, ya sea de los reales o de los improvisados. Todos mirándose con miedo y más aún si alguno tosía o estornudaba. Todos, absolutamente todos queríamos era llegar a casa a bañarnos y quitarnos toda sensación de estar infectados de nuestros cuerpos.

Llegue a la soledad de mi apartamento con uno de los peores miedos que he podido sentir. Sin nadie con quien hablar esperando la llegada de mi ex que en ese momento convivía conmigo al que prefiero llamar ¨el innombrable¨. No sé porque todas las chicas usamos este adjetivo para definir a nuestros ex, pero funciona. En fin, esperando al innombrable pensaba sobre el caos en las calles, pensaba sobre la situación de Venezuela en todas y cada una de sus áreas, que no teníamos los recursos para enfrentar esta pandemia, estaba en una especie de shock que me ponía a pensar sobre todo lo que se nos vendría encima y obviamente contemplando el escenario posible de ser una de las víctimas de la pandemia y morir.

El innombrable llego y comencé a hablarle de mis miedos. Para hacerles un breve resumen de mi prototipo perfecto para padre de mis hijos, mi ex era un hombre de mi edad con problemas de droga, que ni él ni yo queríamos aceptar, con problemas de cigarro, control de ira, una típica persona propensa a caer en cualquier vicio que le propusieran y debido a su vivencia en la niñez en la cual vio a su padre golpear en repetidas ocasiones a su madre, tenía unas ganas enormes de repetir la misma historia conmigo. Por cierto, cuando mencione la siguiente frase ¨mi prototipo perfecto para padre de mis hijos¨ usaba mi más hermoso don: EL SARCASMO.

Y ahí estaba yo, junto al amor de mi vida y futuro padre de mis hijos, viviendo una pandemia que no sabríamos las consecuencias que causarían en nuestra hermosa y bien consolidada relación, teniendo cada día menos amor propio, autoestima y dignidad, mientras íbamos perdiendo el respeto mutuo, la confianza, las ganas de estar juntos y me atrevo a decir que el amor hace rato que se había ido. Pero manteniéndonos sonrientes para las fotos, para las familias y para los amigos. Una verdadera hermosura de pareja y como pueden ver se me da muy bien esto de ser sarcástica ¿no?.

La toxica y el innombrable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora