Guardaespaldas (I)

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La elfa frunció el ceño, preocupada, mientras intentaba alejarse poco a poco. La lince los observaba, dispuesta a saltar sobre ellos, mientras que la azor albina sobrevolaba la zona, dispuesta a entrar en acción en cualquier momento.

–Sea lo que sea, se esconde bien. Debe ser una bestia exótica– dedujo uno de ellos.

–Capturémosla, viva o muerta. Quizás haga feliz al señor y nos vayamos de una vez de aquí– sugirió el otro.

–Buena idea. Vale la pena intentarlo.

Uno de ellos lanzó una esfera que contenía un hechizo llamada Explosión de Hielo. No era de nivel muy alto, menos de 40, así que el daño era limitado, pero les servía para cumplir su objetivo.

Cualquier ser que hubiera cerca se vería afectado, y a ellos les haría poco más que cosquillas. De hecho, ni siquiera superó la defensa de Barrera Ciclónica, aunque las dejó al descubierto, sorprendiendo a los guardaespaldas, sobre todo a uno de ellos.

–No puede ser. ¿Realmente eres tú? Ja, ja. La fortuna nos sonríe, estás destinada al príncipe. Cogedla. El príncipe la quiere– informó éste.

Los otros dos lo miraron por un instante, lo que tardaron en atar cabos y encararla. Habían oído hablar de la elfa que al príncipe se le había antojado.

–Sé obediente y ven con nosotros. No queremos herirte– aseguró uno de ellos.

Justo entonces, otro de ellos intentó acercarse por la espalda, con la intención de noquearla por sorpresa. Era nivel 60, 10 por encima de la elfa, pero aun así Enredar lo detuvo. Las habilidades relacionadas con la naturaleza eran más fuerte tras salvar a la dríada, aunque no tanto como para salvar la diferencia. Pronto se liberaría.

Otro, nivel 58 avanzaba por el lado opuesto, mientras que el que había hablado, 56, lo hacía por el frente. Sonreían con malicia, dispuestos a capturarla. Se abalanzaron los dos al mismo tiempo hacia ella, para encontrarse con dos Tornados.

Es cierto que, en circunstancias normales, aquellos hechizos no le servirían más que para ganar un poco de tiempo. Pero estaban en el Valle del Viento, donde la magia de dicho elemento está especialmente bendecida.

Incluso Goldmi se sorprendió cuando los Tornados crecieron hasta el doble de su tamaño habitual, mientras que su poder se había multiplicado, engulléndolos en su interior.

Mientras, la lince atacaba al guerrero atrapado por Enredar, sin usar fuego, para evitar quemar las plantas que lo retenían. Éste intentaba desesperadamente liberar su hacha, mientras usaba una habilidad para fortalecer su cuerpo y armadura, evitando que fuera Desgarrado.

Fue cuando logró por fin liberar la mano que sostenía el arma cuando suspiró aliviado. Le estaba costando mucha energía mantener la defensa mientras intentaba liberarse. A pesar de la diferencia de nivel, las raíces era fuertes y numerosas.

Alzó el hacha para atacar dichas raíces, cuando un fuerte Choque impactó en su mano, junto al poder del viento que envolvía a su atacante. Sorprendido por el fuerte ataque de la azor, que había aprovechado la abertura en su defensa, no pudo evitar que se le escapara el hacha. Fue agarrada por la lince con la boca, escondiéndola lejos de allí.

Furioso, empezó a estirar las plantas con sus fuertes músculos, deseando hacer lo mismo con el ave y la felina. Estaba a punto de conseguir liberar un pie cuando una Flecha de Viento impactó en su brazo, ya que reaccionó a tiempo para proteger su rostro.

A pesar de sus defensas y la diferencia de nivel, el poder de la flecha había sido aumentado por el Valle del Viento, así que logró clavarse, aunque no muy profundamente.

Viendo que era efectiva, le siguieron otras tres, y otras, y otras. El guerrero se protegía con ambos brazos, apretando los dientes de dolor, incapaz de entender como alguien con mucho menos poder podía estar arrinconándolo.

De repente, por la espalda, unas garras lo atacaron, pues la lince había vuelto tras deshacerse del hacha. El poder no estaba aumentado, así que su daño era reducido debido a la diferencia de nivel y la armadura, pero éste tampoco podía permitirse ser atacado así. Poco a poco, las garras iban penetrando sus defensas.

Intentó contraatacar con la pierna que tenía libre, con Coz, mientras se protegía de las flechas, pero un inesperado ataque en la cabeza lo interrumpió. Debido al poder del viento aumentado que envolvía al ave, el daño del Choque fue considerable.

–A ver si aprendes a atacar– se burló la azor de la lince.

–Acércate y te enseño como lo hago– gruñó ésta.



Mientras, el guerrero nivel 58 había conseguido salir de su prisión. Su cuerpo estaba lleno de cortes, a pesar de lo cual se movió rápido, pues aquel Tornado no era tan lento como los habituales, y no quería que lo volviera a alcanzar. Furioso y dolorido, Arremetió contra la elfa, dispuesto a matarla si hacía falta, habiéndose olvidado de que su jefe la quería viva.

Clavó la lanza en el cuerpo que se escondía en la sombra de un árbol, dándose cuenta demasiado tarde de que las sombras ocultaban que no era más que un Clon vegetal. Y que, había un Abismo de Viento aumentado justo bajo el cebo.

Cuando el guerrero nivel 56 también logró salir, estaba mucho más malherido que su compañero. Suspiró aliviado, pero la alegría le duró poco. La elfa había llevado el otro Tornado hacia él, por lo que se encontró atrapado entre dos. Todo lo que pudo hacer fue gritar en agonía.

Los gritos de su compañero consternaron al guardaespaldas nivel 60, pues nunca podía haberse imaginado que uno de ellos fuera a perecer allí. Reunió sus fuerzas para romper la última de las raíces, y corrió hacia la arquera, asegurándose de esquivar otras raíces que pudieran surgir.

Su cuerpo estaba agujereado, rasgado, y golpeado, pero aún conservaba la mayor parte de sus fuerzas. No se dejó engañar por otro Clon, sino que siguió la trayectoria de las flechas. En el bosque, resultaba imposible usar Disparo Curvo más que parcialmente, por lo que se dirigió casi directamente hacia su enemiga.

Tres flechas se clavaron para formar una Trampa de Viento, atrapándolo. Sin embargo, a pesar de que la magia de viento estaba aumentada en aquel lugar, la diferencia de nivel era excesiva para una trampa de poder inferior al Abismo. No tardó más que unos segundos en liberarse, dirigiéndose una vez más hacia la elfa, aún más furioso.

Regreso a Jorgaldur Tomo II: la arquera druidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora