Del otro lado del mundo

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El sonido de una campana resonó en mis oídos, era demasiado molesto, pero finalmente abrí los ojos de golpe.

—¿Dónde... Dónde estoy? —pregunté en un suave susurró con mi voz baja. Estaba confundida mirando a todos lados.

Veía a gente andar de aquí para allá, todos vestidos de igual manera. Una camisa abotonada blanca y pantalones azules escolares, pero las mujeres llevaban falda con dos franjas blancas al final. ¿Esta... Es mi escuela?

Todos estaban en donde ellos querían estar. Me encontraba en un salón de clases y los alumnos en sus sillas hablando entre ellos. Tal vez, ese campanazo indicaba el cambio de maestro, no tengo idea, pero me duele la cabeza.

—Hey, Suki —Hablo una chica que sabía mi nombre, volteo y veo a una de mis amigas, estaba sorprendida.

—¿P-push? —parpadeo dos veces mirando a la chica, ella inclina la cabeza confundida, claramente.

—¿Te sientes bien? —preguntó ella levantando una ceja y moviendo los labios también confundida.

—Y-yo... —iba a hablar pero ni las palabras se encontraban en mis cuerdas vocales. Llegó un momento en que todo el ruido de los alumnos hablando cesó, no escuchaba nada y todo se movía lento.

Mi respiración se hacía más lenta y mi corazón también. Miro de casualidad la puerta de entrada y salida del salón y ahí estaba él. Un albino más alto que yo de ojos azules, era un cielo más azul que el original.

Mi vista no se despegaba del chico. Todo seguía moviéndose demasiado lento, aún no había ruido y el sonido de mi corazón únicamente lo escuchaba yo. Luego escuché otro corazón latir y no sabía de quién.

El pasó en frente de mi banca y me dio una gran cantidad de nervios por todo el cuerpo. Mi rostro se tornó en un carmín y me quedé muda una vez más.

—¡Siéntense todo el mundo! —.

Todo volvió a la normalidad. El rubor desapareció y mi tranquilidad volvió, pero el sonido del otro corazón desapareció. Push choco su mirada con la mira y se veía preocupada.

—¡Suki! —Exclamó ella en voz baja, pero me sonríe —la clase iniciará y luego me dices de que trata todo esto, ¿De acuerdo? —ella me sonríe y va en busca de su asiento.

¿Qué fue todo eso? ¿Qué significó? ¿Me estaré volviendo loca...?

—... —No decía nada y por inercia mire a hacia atrás por el rabillo del ojo y justo ahí estaba él, la nieve más blanca portaba en su cabeza, piel pálida y ojos azulados.

Mi corazón volvió a latir rápidamente, me lleve una mano al pecho e intenté mantenerme tranquila, pero con tan solo mirarlo.. no podía.

Él alza la cabeza y me mira a mí, tenía una expresión cualquiera pero.. me sonríe y me saluda alzando su mano y moviendo la a los lados.

Un calor vino de golpe a mi rostro y regrese a mirar mi pupitre, me salió una sonrisa de pendejada y jale un aire al voltear y mirar mi mesa.

Confieso que me encantan los chicos guapos, altos y listos, aún que Mike no porte una que otra cualidad de ellos.. no sé por qué me hace ponerme de esta forma.

¿Qué es lo que tanto me haces? ¿Por qué me pones así cuando me miras?

Luego de unos segundos, se me vino una supuesta idea a la cabeza...

[...]

—¡¿Qué harás que?! —.

El receso había llegado y me encontraba en el patio del instituto con Push, ambas sentadas en el pasto húmedo y fresco. Estábamos comiendo y quise contarle todo esto a ella.

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