1

191 15 1
                                    

Aquel grafito de lineas coloridas brillaba con las luces del la calle sobre una columna de una muralla. Cerca del lugar un águila real, esculpida hace bastante tiempo ya, seguramente cuantas cosas habrá visto y que nunca dirá. Algo mas abajo, como un pequeño aguilucho protegido de las feroces garras, estaba el, sentado con los ojos cerrados su gabardina negra hacia que su tranquilidad fuera mucho mas atemorizante.

-Akutagawa, siempre tan puntual- Hablo dazai-san que se encontraba al lado mio mientras nos acercábamos.

-¿Se puede saber para que nos llamaste?- esta vez hablo una persona que salio detrás de aquella escultura, su voz sonaba fastidiado al igual que su rostro mientras se acomodaba el sombrero sobre su cabellera naranja.

-Yo estoy bien chuuya- Dazai-san hablo con su toque burlón mientras se agarraba las mejillas con sus ojos cerrados. Chuuya-san se podía ver las ganas de querer matarlo con el solo TIC de su ceja.

Tome un poco de distancia al ver como ambos se acercaron, o mejor dicho chuuya-san al querer de tratar de matar a dazai-san. Suspire para bajar mis hombros en forma de rendición. Cuando los dos se ponían a hablar "amigablemente" no había forma de callarlos.

-Jinko- Su voz sonó tan ronca que me daban ganas de alejarme aun mas. -¿Se pude saber para que demonios dazai-san nos llamo?.

-Eso no lose, tu sabes que dazai-san es impredecible- Murmuré para ver a mis alrededores.

Lo ultimo que escuche del "perro de la mafia" fue un sonido de fastidio para solo cruzarse de brazos. El ambiente era tenso entre nosotros, desde que habíamos llegado al famoso acuerdo de los seis meses, de cierta manera akutagawa se habia mantenido un poco mas tranquilo al momento de encontrarnos, sea por casualidad o por alguna que otra misión. Levante mi cuello para observar el oscuro cielo, el aire era mucho mas frío debido a que el invierno estaba recién iniciando mientras acomodaba un poco mas aquella bufanda que me rodeaba, solté una leve respiración de mi boca para ver como salia una especie de vapor.

-¿No haz matado a nadie durante este tiempo?- Esta vez fui yo quien rompió aquel incomodo silencio mientras metía mis manos en mis bolsillos.

-Puedo ser un asesino despiadado, pero soy un hombre de palabra maldito jinko- Akutagawa se levanto de su lugar mientras dazai-san y chuuya-san se acercaban después de su conversación.

Negué con mi cabeza cansado al ver su espalda alejarse, al igual que el yo me acerque a los tres.

-Bien, andando- chuuya se notaba mucho mas relajado para solo ignorarnos y pasar de largo al lado de nosotros.

-No es seguro hablar aqui, astushi, akutagawa.

Esta vez dazai-san hablo mas serio que nunca para seguir a chuuya a un auto negro que había un poco mas adelante. Camine detrás de ellos hasta llegar a aquel auto para subir en el.

Durante un largo momento nadie dijo una sola palabra. Un poco aburrido y sobre todo nervioso dirigí mi mirada hacia la ventana del vehículo mirando hacconcurrida. Las luces de la ciudad de yokohama le daban un gran toque de vida al igual que las personas que se encontraban en aquella calle concurrida y los autos que eran parados por aquel semáforo que estaba en rojo.

-Bueno, ¿Vaz a hablar o te hago yo hablar maldito suicida?- Chuuya-san hablo sin despegar la vista del frente mientras que uno de sus dedos golpeaba con cuidado el volante del auto.

-No sean impacientes- Dazai-san que iba en el asiento del copiloto se acomodo mientras cerraba los ojos- Sera mejor que te apures si no quieres que nuestros jefes nos maten por la tardanza.

-Hmm..

El coche se pone de nuevo en marcha al hacerse presente la luz verde de aquel semaforo. Después de un buen rato habíamos llegado a un hotel bastante lujoso. Chuuya-san entro en un estacionamiento subterráneo para estacionarse, el lugar estaba lleno de vehículos.

-Andando, mientras mas rápido terminemos esto, mejor.

Nos habíamos demorado unos cuantos segundo bajarnos del coche para que chuuya-san le pusiera seguro. Akutagawa al igual que dazai-san comenzaron a caminar siguiéndolo.

-Astushi-kun, no te quedes atras- Asentí para correr levemente al escuchar a dazai-san.

Pasamos bastante rápido aquel estacionamiento para llegar a un ascensor para ingresar dentro de el.

-Es bastante extraño que mori-san y tu jefe hayan querido que ambas organizaciones nos juntáramos de nuevo.

Chuuya-san ladeó un poco la cabeza mientras apoyaba una manos en su cadera sin despegar la mirada de la pantalla que indicaba los pisos en números.

-Es una buena señal, ¿No lo crees?.

Dazai se acerco para agarrarlo sobre los hombros haciendo que chuuya lo mire un tanto mas molesto. Inspeccione aquel ascensor buscando alguna cosa extraña para tratar de ignorar aquella escena entre ellos. Sin darme cuenta mi vista llego a una cabellera negra que estaba al lado mio, baje con cuidado mi mirada para ver su rostro, akutagawa mantenía los ojos cerrado con los brazos cruzados y su espalda apoyada sobre una de las paredes del ascensor.

-Jinko, si me sigues mirando, te convertiré en alfombra de tigre- Me sobre salte un poco al momento de ser atrapado.

-T..Tus amenazas no me dan miedo - mi voz sonó como si de un niño que fue descubierto haciendo una travesura.

-¿Entonces por que te pones tan nervioso?- Una leve sonrisa comenzó a aparecer en la comisura de sus labios, hasta que fue borrada al momento de escuchar el campanaso de que habíamos llegado al piso que nos correspondía.

Al momento de que las puertas se abrieron para que nos bajáramos, chuuya-san empujo con fuerza a dazai-san para tirarlo lejos.

-Mas te vale estar callado desperdicio de vendajes.

Dazai-san sonrió de lado mientras se arreglaba un poco su abrigo.

-Muy frío, pero es un encanto.

-¡Callate!

Akutagawa y yo solo nos manteníamos callados para no ser involucrados en algo innecesario. Entre burlas y gritos mas por parte de chuuya-san habíamos llegado a la supuesta habitación donde se haría aquella reunión.

-Ustedes, solo mantenganse callados a no ser que quieran terminar en besar el suelo.

Chuuya son señalo dándonos esa pequeña amenaza mientras asentíamos. Dazai paso una tarjeta cerca de un lector para que la puerta de mármol se abriera.

-Andando muchachos.

Misión juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora