LX: Merecedores de amor

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Narrador Externo:

Samantha derramaba lágrimas en el hombro de Alois, llorando sin consuelo. Él la abrazaba mientras acariciaba su espalda, la pobre se veía muy mal.

—Tranquila, Samantha —decía él, triste por el estado de su prometida, pero disfrutando el hecho que al fin pudiese darle un abrazo. No era la mejor ocasión, pero poder abrazarla era un privilegio que siempre apreciaría.

Pasaron unos minutos más del llanto de Samantha y empezó a calmarse. Alois se dio cuenta y se separaron poco a poco para poder verse de frente.

Samantha limpió sus últimas lágrimas con sus dedos y, al recordar lo de la sangre en sus manos, separó rápidamente los dedos se su cara y los vio, pero estos no tenían la sangre que había visto anteriormente. Se sintió confundida, pero aliviada.

—¿Te sientes mejor? —preguntó Alois, sonriendo compasivamente.

Samantha asintió con la cabeza.

El conde pasó su mano por el cabello de su prometida y la miró con compasión.

—¿Vas a decirme ahora qué es lo que pasa? —dijo—. Me parece que llevas mal bastante tiempo, quizás más de una semana. Aún así, no me dijiste nada, me preocupaste mucho.

—Perdón —dijo Samantha, aún con la voz llorona.

—No te disculpes ahora, Samantha —dijo, moviendo la cabeza de lado a lado suavemente—. Sólo dime por qué te encuentras tan mal, no sabes lo que me duele verte así.

Samantha seguía con la mirada hacia abajo, incapaz de ver a su prometido a los ojos. Se sentía avergonzada, indigna, pensaba que no merecía siquiera a alguien que se preocupada por ella.

—Yo... hice algo horrible. Hice algo horrible, Alois.

—No lo entiendo —él quería que Samantha lo viera a los ojos, pero no sabía cómo lograrlo—. Por favor, ¿qué cosa horrible podrías hacer tú? Seguramente no es como tú dices, sólo dímelo. Eres una buena persona, Samantha, podría decir que hasta la persona más bue...

—¡No lo soy! —exclamó, interrumpiendo al rubio—. No soy una buena persona, el error que he cometido no...

No terminó su frase, quizás porque ya no sabía qué decir o porque no sabía de qué manera decirlo. Estuvo a punto de decir "crimen", pero la palabra seguía sonando espantosa si lo decía por ella misma, por lo que la reemplazó por "error".

—¿Un error? —preguntó Trancy—. ¿De qué hablas? ¿Qué fue lo que sucedió?

—Yo... —tardó mucho en empezar a hablar; pero, finalmente, se atrevió—. Yo... maté a Ciel.

Alois abrió un poco más sus ojos. ¿Ella? ¿Matar a Ciel? ¿Cómo sería posible?

—¿Que mataste a Ciel? —dijo él, aunque no sonaba muy impactado.

—S-Sí... —musitó.

—No... No puedo entenderlo.

—Es una larga historia, pero le di la orden a Sebastian para que lo matara. Pero fue una decisión equivicaba, no debí haber hecho eso. Fue muy injusto... ¡fui muy injusta!

—Oh, Samantha —dijo en tono calmado para tranquilizar a la chica. Su tono funcionó, pues Samantha sintió paz en su voz, como si no hubiese hablado a un humano, sino a un ser completamente comprensivo y empático. Sintió que era incapaz de juzgarla, que no pasaba nada si le confesaba el peor de sus pecados—, ¿por qué no hablaste de esto conmigo desde antes?

Ella reflexionó de ello. ¿Por qué no lo había hecho, si él era su prometido, la persona con la que se amaban mutuamente y con la que más podía confiar? En serio, ¿por qué? ¿Acaso su orgullo la había cegado?, ¿o fue su propia ira?

El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora