–¿Te ocurre algo? — besó su hombro desnudo, disfrutando de la textura y del aroma de su piel.
–¿Hasta cuando me tendrás como tu sucio secreto?—cerró los ojos y soltó un suspiro; a pesar de la pregunta difícil, disfrutaba del contacto, aunque este le partiera el corazón.
–Oye—giró al hombre más maravilloso del mundo entre sus brazos, de modo que quedaran frente a frente—Tu nunca serás eso, todo el mundo sabe lo que siento por ti, pero, también sabes que necesito tiempo para arreglar mi situación.
Tony Stark cerró los ojos y se levantó de la cama, alejándose de la calidez del cuerpo de Steve Rogers. No era la primera vez que tenían esta discusión y la verdad, ya estaba cansado de eso.
–¿Cuanto tiempo necesitas? Unos extraterrestres, junto a la actual reina de Asgard vinieron a invadirnos, luego, un androide asesino, cortesía mía y de Bruce casi nos aniquila, S.H.I.E.L.D cayó y nos vimos sumergidos en días oscuros, y tras eso, llegó la guerra Civil y la guerra contra Thanos, han pasado demasiados años como para querer contarlos. Repito, ¿cuanto tiempo más necesitas?
Steve suspiró y se levantó de la cama también, intentando de alguna forma acortar la distancia con su genio, pero este se alejó con el pretexto de coger su ropa para vestirse. Su corazón se encogió, siempre era así. Nunca le gustó esta parte de su relación clandestina. Nunca le gustó dejar ir a Tony.
–Por favor, James aún no está bien y necesita un poco más de tiempo para curar sus heridas, tu mejor que nadie sabe cuán difícil es curar las heridas del alma.
–Y porque lo sé, me quedé callado todo este tiempo, pero, no más, ya no quiero tener más heridas de las cuales me voy a tener que encargar solo.
Steve se acercó rápidamente a Tony y lo tomó en sus brazos.
–No digas eso, por favor, mi amor, yo siempre estaré para ti, lo último que quiero es dañarte, te lo juro, pero por favor, dame más tiempo, te lo ruego.
–¿Sabes cuánto me duele verlo orgulloso cuando lo llaman Coronel Rogers? O, ¿Cuando observa su anillo de bodas?, ¿cuando te acercas y lo besas?, él lleva el título que una vez llevé yo y ahora, me relegaste a ser simplemente tu amante, ya no más Rogers, no más.
–Por favor, no digas eso, tu eres el amor de vida, sé que la situación es complicada, pero, no me digas eso, no me puedes dejar, por favor.
–Nadie se a muerto de amor y dudo que tu lo hagas—Tony suspiró y le devolvió el abrazo, porque era un estúpido enamorado de él—Y nunca dije que te dejaría, no podría.
Steve sonrió con alivio, si Tony se llegara a cansar algún día de él antes de arreglar su situación, no sabría que hacer, simplemente, moriría.
–Yo, hablaré con él en cuanto regrese de la misión, por favor, aguanta un poco más, te lo suplico.
–Si, si, lo que digas.
Un par de golpes fuertes sonaron en la puerta de la habitación del más joven.
–¿Anthoska? ¿Estas ahí? Necesito tu ayuda.
Steve se tensó, iba a separarse de James, pero no quería hacerlo de esa forma.
–Dame un minuto—Gritó Tony— que tu amante y tu esposo se lleven bien debe ser el sueño de todo ser humano, ¿verdad?
–No el mío, yo solo quiero estar contigo.
–No seas mentiroso, sé que lo amas.
–Te amo más a ti.
Tony suspiró, hoy Steve estaba imposible.
–Iré a ver que sucede. Suerte en tu misión —Se puso de puntillas para darle un beso con sabor amargo por la discusión, pero aún así cargado de amor.
Steve vio como su castaño salía para encontrarse con su esposo. No había mentido, amaba a James, pero más amaba a Tony, por lo que en cuanto llegara de aquella misión, rompería con él, realmente odiaba cuando se iba de su lado a Dios sabe donde y con Dios sabe quién a curar su corazón herido. Le dolía y lo ponía celoso hasta rabiar, pero, no era hipócrita, Tony tenía el derecho, el problema residía en que perdía su sonrisa por varios días, de hecho, desde que comenzaron con su relación clandestina, ya no lo hacía, él quería cambiar eso. Y lo iba a hacer.
Sería duro, como toda ruptura, pero, Tony lo valía. Aunque, en el fondo de su alma deseaba hallar una forma de quedarse con los dos. En fin, debía ponerse a trabajar, ya no estaba en edad de soñar despierto.
[•••]
–Anthoska, ¿Por qué ya no sonríes?
Tony dejó a un lado su pistola de soldar, se quitó los lentes protectores y miró directo a esos bonitos ojos color azules que, de un tiempo para acá y tras la convivencia diaria, comenzaron a acelerarle el ritmo cardiaco.
–¿De qué hablas, ancestro? Yo siempre sonrió—sonrió para dar énfasis a sus palabras.
–No, no lo haces, esa sonrisa es falsa, además de que está rota, he visto grabaciones tuyas y sé cómo sonríes.
–¿Y como por qué has visto videos míos?— el soldado lo miró impasible, dándole a entender que no le diría nada—Olvídalo, ya terminé con tu brazo, solo no intentes usar el microondas otra vez.
Tony se levantó del taburete en donde estaba sentado y se alejó de James, necesitaba poner distancia entre ellos para escapar de esa mirada abrazadora.
Había algo que le estaba ocultando a Steve.
Si bien es cierto, lo amaba con toda su jodida alma, pero, esa sensación que le producía James al verlo, al hablarle o simplemente al tocarlo de manera casual, no era normal y no le estaba gustando para nada. Quizá sea la culpa o la certeza de que ambos estaban siendo engañados por el mismo hombre por qué, vamos, Steve nunca dejaría a su traumado esposo, ni siquiera por su también traumado ex esposo y actual amante.
–¿Es por Steve?, ¿Tu, aun lo amas?—James comenzó a mover su brazo, comprobando que era funcional nuevamente, sin apartar su mirada del genio.
–Sí sabes que hablamos de tu esposo, ¿verdad?—Tony se quitó los guantes y los tiró sobre su mesa de trabajo, luego se cruzó de brazos y se recargó sobre ella—Digo, es un tanto extraña esta situación y la verdad me incómoda un poco.
–Lo sé, pero, él también te ama, a veces, cuando me toca, susurra tu nombre sobre mi piel y...
–¡Cállate! —Se espantó Tony.
–Y, cuando me besa, no puede evitar mirarme como sólo te mira a ti...
–¡Dije que te calles! —gritó exasperado y dolido—Tu, no puedes hacerme esto, tu te quedaste con él, tu lo tienes todas las noches en tu cama, tu llevas ese anillo y su apellido, independientemente de lo que yo sienta, independientemente de lo que él sienta, está contigo, ¿de acuerdo?, así que, dejemos esto por la paz.
James se acercó a Tony y lo tomó de su hermoso rostro, lo contempló por unos momentos.
—Él mantiene una relación con los dos, no creas que no lo sé, él nos tiene a los dos y eso, nos hace algo más a ti y a mi.
—Buck...
Sus labios fueron asaltados por unos labios muy insistentes. El beso fue apasionado, todo lo que había esperado que fuera viniendo de James, quien lo desnudó rápidamente y lo subió sobre su mesa de trabajo, para luego besar cada parte de su cuerpo con lujuriosa gula.
Tony no lo iba a negar, aunque aquellas ocasiones en donde le había sido infiel a Steve las podía contar con una sola mano, él lo hacía para intentar arrancárselo de la piel, para intentar matar ese amor y seguir adelante. Muerto el perro se acaba la rabia, dicen por ahí, pero su caso ya era crónico. Luego de su encuentro con su amante de turno, se sentía vacío, utilizado y sucio y solo en los brazos de Steve podía sentirse completo nuevamente.
Hasta que sintió a James dentro de él moverse como un salvaje, no se sentía sucio ni utilizado, sus caricias y palabras de amor le estaban calando hondo en el alma. Los latidos de su corazón iban igual de rápido que sus gemidos entrecortados, al ritmo de las estocadas del esposo de su amante.
Ese pensamiento lo hizo llegar muy rápido al orgasmo, provocando también el clímax de James, quien, con una delicadeza envidiable lo acostó sobre el suelo.
—Eso fue increíble, tu eres increíble— James restregó su rostro contra el pecho contrario.
En un impulso o quizá debido a lo bien que se sentía, Tony lo abrazó con sus brazos y piernas.
—¿Por qué?
James se detuvo por un momento en sus caricias para mirarlo a los ojos, entendiendo perfectamente su pregunta.
—Porque, me enamoré de ti, eres un sueño hecho realidad y no te das cuenta, eres un héroe y una gran persona.
—No lo soy tanto si acabo de tener sexo con el marido de mi ex esposo que, por si fuera poco, es mi amante.
—No tuvimos sexo, hicimos el amor, o es que, ¿tu no sientes nada por mi?
Tony lo miró por unos instantes, sintiendo su cuerpo vivo entre sus brazos, su corazón latiendo a mil por verse reflejado en aquellos bonitos ojos, ese sentimiento solo lo tiene por Steve, ahora por James también.
—Definitivamente siento algo por ti, pero, no me atrevo a darle un nombre—admitió para ambos.
—Entonces, con eso me basta, por ahora—James lo levantó para darle un beso húmedo.
—¿Que vamos a hacer ahora?—juntó sus frentes, más preocupado por él mismo que por otra cosa.
—Hablaré con Steve para que nos deje libres a ti y a mi.
—¿Que quieres decir con eso?
—Yo, no pienso compartirte con él, ni con nadie.
[•••]
Steve llevaba casi un mes fuera, tiempo suficiente como para que James y Tony afianzaran su lazo y se conocieran un poco más. Ambos descubrieron que tenían muchas cosas en común, eran adictos a reparar autos y les encantaba la buena música.
La camaradería y la intimidad entre ambos comenzó a hacerse notoria, no sólo para ellos mismos.
—¿Se puede saber qué está pasando entre Bucky y tu?—Un Clint totalmente alterado irrumpió en la cocina, una mañana en la que curiosamente se había levantado temprano debido a que Bucky le había dejado el desayuno listo antes de salir a una misión junto a Wanda y Visión.
—¿A que te refieres con eso?, ¿acaso no querían que me llevara bien con él?, pues, ahí lo tienen—dijo con desinterés mientras mordisqueaba una tostada.
—Sabes perfectamente a qué me refiero, desde que Steve se fue, pasan todo el tiempo juntos y esas miradas que se lanzan no son de simples compañeros.
—Tu mente es asombrosamente sucia, Barton, te sugiero que te ocupes de tus asuntos y te dejes de meter en el de los demás.
—No puedo creer que le estés haciendo esto a Steve, estas seduciendo a su esposo, claro, como no puedes tenerlo a él, ahora vas por Bucky...
—¿Cuanto tiempo lleva Pietro de misión con los X-Men?—preguntó con malicia tras darle un bocado a su yogurt con frutas—como unos quince días, si, y ni uno de esos se ha comunicado contigo, quizá sea porque ya se dio cuenta de que aún sigues con tu esposa, o quizá, cierto mutante con actitudes felinas lo mantenga ocupado, ese Logan es cosa sería y a cualquiera haría pecar, incluso a un monje con votos de castidad.
Clint enfureció, escuchar sus miedos en voz alta era realmente aterrador.
—Pietro sería incapaz, él no es como tu.
—Todos, en algún momento nos damos cuenta que merecemos más que las migajas de amor que nos dan, todos, en algún momento nos damos cuenta de que merecemos el mundo entero y no un par de horas de pasión dentro de una habitación que no es la nuestra, por eso dije que te ocuparas de tus asuntos, solo digo—se metió la cuchara en la boca con un poco más de yogurt mientras se encogía de hombros.
—Este teatro se te acabará pronto, Steve se enterará de esto.
—¿De qué me tengo que enterar?
Clint sonrió con malicia, mientras que Stark solo levantó una de sus cejas, desafiante. Estuvo a punto de morir varias veces, se enfrentó a dioses y extraterrestres y salió vivo de ello, ¿en serio creía que le entraría el miedo por su chapucera amenaza?, pobre idiota.
—Stark tiene que informarte sobre un asunto que trae entre manos con tu esposo—Clint se retiró de allí con el corazón en un nudo, las palabras de Stark le habían calado hondo.
Steve se acercó a Tony con los ojos llenos de amor, observando a todos lados, tratando de corroborar que estaban solos.
—Hola, mi amor—Lo estrechó entre sus brazo antes de darle un profundo beso que provocó el sonrojo de los utensilios de cocina—te he echado de menos todo este tiempo.
—Y yo a ti, Steve.
Se volvieron a besar, pero esta vez sus manos no pudieron mantenerse quietas y comenzaron a explorar el cuerpo del otro. Extrañándose como lo hacían, les era imposible contenerse en cuanto sentían el roce de sus pieles desnudas y húmedas por la labor en cierne.
En cuanto Steve estuvo dentro de él, se sintió de nuevo en las nubes, sus caricias, sus besos, la fuerza de su penetración eran todo lo que necesitaba y había añorado, hasta que su mente le jugó una mala pasada y mientras sentía en su interior a Steve, unas manos aún más frías que las de su amante acariciaron su cuerpo.
Una mano metálica comenzó a tocar su miembro, provocando que moviera más rápido sus caderas, haciendo llegar a su amante al orgasmo más bestia que había tenido en los últimos meses. Por regla general, Tony siempre era muy apasionado y hasta cierto punto, Steve lograba aguantar el ritmo, pero, esta vez Tony estaba desatado, haciendo imposible mantenerle el ritmo, por lo que solo se rindió al placer.
—Dios, si que me echaste de menos—susurró Steve, acariciando su espalda, adoraba sentir su peso sobre su cuerpo.
—Siempre lo hago, Steve, siempre te echo de menos—Tony depositó varios besos sobre su fornido pecho, en verdad lo había echado de menos, pero, ahora, también le hacia falta James y, como prueba de sus más bajos deseos, tenía el orgasmo que le había dado a Steve y el que él mismo había tenido.
Si antes se sentía una mierda por quitarle el marido a James, ahora se sentía doble mierda por quitarle el marido a Steve. ¿Alguien puede entender eso?
—¿De qué hablaba Clint en la cocina? —susurró Steve medio somnoliento.
Ambos habían llegado a la habitación del castaño entre besos y caricias y se habían encerrado allí.
En este punto, Tony no sabía que hacer o decir, había logrado convencer a James para que mantuvieran esto en secreto hasta que hallara una solución al triángulo amoroso que se traían entre manos. Solo tenía dos opciones, decirle la verdad a Steve, o mentirle, él le había dejado pasar que se acostara con otras personas, pero, el que se acostara reiteradas veces con James y que disfrutara de todas y cada una de esas veces, dudaba que lo dejara estar así sin más.
Por lo que, decidió aplazar un poco más la situación, al fin y al cabo, ninguno de los tres se llegarían a juntar, por el momento, tenían varias misiones en separado.
—Nada, él está muy nervioso por Pietro, no sabe nada de él y cree que lo está engañando con Logan.
—Eso es horrible de su parte, Pietro no haría algo así, a lo que me recuerda, quería hablar contigo sobre algo—Tony lo miró curioso—La cosas con James se acabarán en cuanto hable con él, por lo que, quería pedirte que dejes de salir por las noches.
—Steve, desde algún tiempo ya no hago eso, no me sentía bien conmigo mismo y, ninguno de ellos eran tu— o James, pensó.
—Lo sé, precisamente por eso te lo estoy pidiendo oficialmente, sé que no eres feliz, por eso, te prometo que solo viviré para hacerte feliz, solo seremos tu y yo.
Tony sonrió afectado, estaba metido en problemas graves y en lo único en que podía pensar era en lo dichoso que se sentía al oír aquellas palabras.
Asintió sin saber qué más decir, ambos se besaron e iniciaron otra ronda de sexo, para luego caer profundamente dormidos en los brazos del otro.
[•••]
Baile anual de Caridad 20.00 horas.
Por un buen tiempo, ninguno de los tres coincidieron en su rutina, una semana estaba con uno y a la semana siguiente con el otro. El matrimonio Rogers Barnes tampoco había coincidido entre si, pero, ambos tenían la firme idea de separarse para entablar una relación oficial con Tony.
Quien, a su vez, estaba realmente contento con que aquellos hombres lo amaran, a pesar de su tan bizarra relación, él tenía muy claro que necesitaba a los dos, sentía que los amaba a los dos por igual y por ende, debía encontrar la manera de hacer que ambas partes concilien para poder quedarse con ambos.
—Un dólar por tus pensamientos.
—Si te dijera lo que pienso, quizá te dejaría en bancarrota—Tony le sonrió a la recién llegada—¿Necesita algo, Agente Romanoff?
—Nada en especial, solo quería saber hasta cuando seguirás jugando con fuego—Natasha llevó su copa de champagne a sus labios.
—No sé de lo que me habla— sonrió inocente.
—Por supuesto que lo sabes muy bien, eso de estar metiéndose en los matrimonios ajenos no es de gente de Dios.
Tony sonrió, estaba realmente cansado de que se metieran en su vida.
—¿Sabes?, hablé con Bruce esta mañana, me dijo que tiene planeado quedarse un tiempo más en el ejército, parece que al fin se está llevando bien con Ross.
—Yo no voy a caer en eso, no soy como Barton...
—Betty lo está tratando muy bien, ya limaron asperezas y decidieron empezar su amistad desde allí, ¿te lo imaginas? No pasará mucho tiempo para que se den cuenta que tienen una vida en común, ella puede darle la vida que se merece, una vida tranquila, sin tantos secretos y muertes a su alrededor, una vida de la que solo una mujer como Betty Ross le puede dar.
Natasha se quedó en silencio por un momento, imaginando todo aquello que Tony le había dicho.
—No tenías que haber sido tan cruel, sabes lo que siento por Bruce.
—Y tu sabes lo que siento por Steve, que, curiosamente es lo mismo que siento por James, yo daría mi vida por ellos, pero, por el hecho de que aún no sepa cómo afrontar esta situación, no me hace una mala persona, yo los amo a los dos y lo único que quiero es hacerlos felices.
Tony dió un sorbo a su trago, sus ojos se toparon con los de James, quien le regaló una sonrisa discreta, justo cuando su teléfono comenzaba a vibrar.
—Tengo que irme—musitó una vez leyó el mensaje.
—Espera, una última cosa—Natasha lo detuvo—si en verdad los amas, habla con ellos, más que por su bien, hazlo por el tuyo, no creo que quieras una segunda Guerra Civil en donde el trofeo a ganar seas tu.
Tony asintió, para luego dirigirse al baño de hombres, en donde cierto soldado ya lo estaba esperando.
—Anthoska—de inmediato, James lo fundió en un beso abrazador, casi como si quisiera devorarlo.
Las cosas se volvieron realmente candentes cuando el soldado lo tomó del trasero y lo levantó del suelo, solo para restregar su erección contra su cuerpo.
—Buckaro...espera...—Tony quería seguir con esto, de verdad que si, pero, debía dejarlo para después, debía hablar con él y con Steve—querido...debemos parar.
Con un suspiro, Bucky dejó de intentar desnudarlo para luego meterse en su cuerpo.
—Te echo de menos, yo, te necesito —juntó sus frentes, haciendo el contacto aún más íntimo.
—Y yo a ti, te juro que también te echo de menos, pero, necesitamos hablar—Tony se abrazó a su cuerpo, sintiendo la inusual frialdad en él, pero, no por eso lo hacía menos cálido.
—Será para después, me tengo que ir.
—Acabas de regresar—se quejó Tony.
—Lo sé, pero, requieren de mis servicios y los de Steve, ambos estaremos juntos en esta misión, aprovecharé este hecho para hablar con él.
—No lo hagas, no hables con él—James frunció el ceño, cosa que puso nervioso a Tony—Por lo menos hasta que no estemos los tres juntos, yo también tengo algo que decir.
—Kotenok, no puedo...
—Por favor, solo, espérame—Tony se abrazó a su cuerpo, sintiendo con alivio como James lo estrechaba aún más contra sí.
—De acuerdo, volveré en un par de días, espérame.
Como despedida, se fundieron en un apasionado beso, el cual terminó con James mordiendo el cuello de Tony, con la suficiente fuerza como para marcarlo. Con una sonrisa de satisfacción, lo dejó sobre sus pies, para luego retirarse de allí.
Tony se arregló como pudo y salió del baño, tropezándose de inmediato en un pasillo medio oscuro con su otro tormento.
—Tony—Susurró Steve una vez tuvo a su amado entre sus brazos.
—Steve—Tony se aferró a aquel cuerpo, sentir el aroma del coronel saturando su olfato se le antojaba de lo más placentero, eso y tenerlo dentro suyo, claro está.
—Me ausentaré unos días y no estaré solo, iré con James.
—Steve...
—Te juro que no pasará nada entre nosotros, es más, aprovecharé en hablar con él—Tomó el rostro de Tony entre sus manos y lo besó con ansias lujuriosas, provocando que las piernas del genio temblaran de deseo.
—Steve, no hables aún con James—Susurró Tony una vez rompieron el beso—Permíteme estar presente.
—No voy a exponerte, probablemente las cosas se tornen violentas.
—No soy una damisela en peligro, sé defenderme perfectamente, por favor, déjame estar presente, yo también tengo algo que decirles.
Steve lo pensó por un momento, estaba dispuesto a decir que no, pero, al verse reflejado en aquellos hermosos ojos, supo que jamás podría negarle nada.
—Está bien, volveré en unos días, nunca olvides que te amo.
Ambos se fundieron en un beso tranquilo, pero cargado de emociones, Steve no se contuvo y comenzó a dejar marcas de besos por el cuello de su adoración.
Sin más, Steve se dirigió fuera del recinto junto a un Bucky más callado de lo normal.
En cuanto estuvieron listos y posicionados para saltar del quinjet rumbo a su misión, Steve no pudo contenerse por más tiempo.
—¿Desde cuando te acuestas con mi amante?
[•••]
Tony llegaba de una misión un tanto complicada, en donde habían hecho equipo con los X-Men. Habían podido ver a Pietro y las cosas se habían puesto difíciles cuando Clint comenzó con los reclamos por su ausencia y sobre todo, por el demostrado apego del joven con Logan. Erik Lehnsherr había tenido que intervenir cuando su hijo rompió a llorar, acusando al arquero de hipócrita por seguir con su esposa—Cosa que él no sabía— provocando un par de moretones y amenazas a la hombría del arquero. La pareja estaba a punto de separarse, hasta que Charles Xavier intervino, calmando a su esposo, a su hijo y al arquero. Por suerte, todo se solucionó y la pareja se reconcilió.
Tony se encontraba muy cansado y tocado por este drama, echaba de menos demasiado a James y a Steve, lo único que quería era fundirse en sus cuerpos, sentir su calor y aroma rodeándolo.
No había sabido nada de ellos desde que se habían ido hace una semana, esperaba que ambos estuvieran bien y que volvieran pronto.
Una vez se quitó la armadura, se dirigió a la cocina comunal, aun enfundado en el traje que usaba debajo de su armadura.
—Te recomiendo que no entres.
Natasha lo detuvo a unos metros de llegar a la cocina.
—Dime que Visión y Wanda no destruyeron el horno, otra vez.
—La cocina está intacta, Steve y James están allí.—El dolor en la voz de Natasha no pasó desapercibida para Tony, más no entendía el por qué.
—¿Y cuál es el problema?—Tony había conversado con Natasha sobre su situación con los dos soldados.
—No creo que se vayan a separar.
Tony frunció el ceño y se encaminó a la cocina igualmente, en donde se encontró a Steve, sosteniendo a James muy cerca de su cuerpo, unidos por un sensual beso.
Aquello lo hubiera excitado mal, si no fuera porque aquella escena lo había lanzado al pasado, cuando ellos recién se habían casado y no hacían otra cosa más que demostrarse afecto mutuo. Como aquellas veces se sintió relegado, no amado, se sintió olvidado, pero ahora era peor, el sentimiento de desamor se multiplicó por dos.
Tony carraspeó, llamando la atención de los dos soldados.
—Hola—Fue todo lo que pudo decir, como siempre que los encontraba así y como cada una de aquellas veces, su rostro se mantuvo inexpresivo.
—Tony—Steve sonrió con ensoñación.
—Anthoska—Los ojos de James brillaron con emoción.
Pero nada de eso pudo percibir Tony, su cerebro ya estaba trabajando y no le permitía ver nada más que el pasado.
—Supongo que no se van a separar.
—Supones bien, no nos vamos a separar, descubrimos que, ambos aún nos amamos—Steve soltó a James y trató de acercarse a Tony, pero este retrocedió un paso. A lo que Steve miró a James extrañado.
—Redescubrimos que somos el uno para el otro, y todo gracias a ti.
Tony cerró los ojos, sintiendo que su mundo se venía abajo, otra vez.
—Me alegra haber sido de ayuda para su relación, es bueno saber que, puedo ser buen terapeuta de parejas. Espero sean felices.
—Y lo seremos, todo gracias a ti—James intentó acercarse, pero Tony retrocedió un paso más—Kotenok, ¿Que sucede?.
—Yo, tengo que irme, dejé a babas solo. Nos vemos luego —Tony se dio media vuelta y casi salió corriendo de allí, a lo lejos escuchó que aquellos hombres lo llamaban, pero no le importó, no quería su lastima ni nada que se pareciera. Era realmente terrible darse cuenta que jamás podría ser amado lo suficiente como para que dejaran todo por él.
—Viernes, informa a Fury que estaré fuera de servicio un tiempo.
—Si, jefe.
No tenía otra opción, debía alejarse para curar sus heridas, debía poner el doble de empeño para borrar de su cuerpo las caricias de esos dos, debía poner más esfuerzo para borrarlos de su corazón.
[•••]
Eran las tres de la mañana y la fiesta estaba en todo su apogeo. Las luces brillaban intensamente, el aroma a sudor, licor y el humo de los cigarrillos se habían pegado a su ropa, a su cabello.
Los cuerpos se restregaban al son de una tonada sensual, mientras las manos iban a las zonas no aptas para cardiacos, si mirabas con atención, claro está.
—No puedo creer que me hayas convencido para venir aquí—se quejó Stephen Strange.
—Vamos, hombre, es solo una discoteca.
—Hay demasiada gente, demasiado alcohol, demasiados cigarrillos—Strange se estremeció—de todas formas, ¿desde cuando fumas?
Tony exhaló el humo del cigarrillo con elegancia, mientras lanzaba una sonrisa descarada.
—Desde siempre, solo que lo tuve que dejar por ciertos asuntos que en estos momentos no quiero recordar.
Steve lo había sacado de su alcoholismo y le había prohibido fumar, era irónico que justo por él y el esposo de este haya recaído en esos vicios tan placenteros que alguna vez dejó atrás, así como su dignidad.
—De acuerdo, no puedo con esto, creí que estaríamos en un sitio más tranquilo —Strange lo tomó de la cintura y posó sus labios en la enrojecida oreja del genio—¿que dices?
—De...
—Vaya, vaya, esta sí que es mi noche de suerte—La voz burlona del recién llegado se hizo escuchar por encima de la música.
Los ojos de Tony brillaron en reconocimiento y su cuerpo se encendió al instante, su amante favorito lo había encontrado.
—Johnny Storm
—Hola bebé—Tomó a Tony de la cintura y lo pegó a su cuerpo, para luego darle un beso sucio en los labios, importándole muy poco que haya media ciudad viéndolos.
Aquel hombre tan brillante le gustaba mal y ahora que el capitán idiota y él se habían separado definitivamente, era su oportunidad de tenerlo.
—Tranquilo—Se separó del beso Tony—no debemos mostrar nuestras cartas tan pronto.
Johnny sonrió y las piernas de Tony temblaron. Se podría decir que aquel muchacho se parecía a Steve—por no decir que eran idénticos—salvo por la actitud arrogante y temeraria, con una personalidad incluso a veces malvada. Su cabello corto al rape, el arete de diamante en una de sus orejas y el hecho de que siempre vistiera con trajes elegantes, le daba un aire de gánster que aprovechaba muy bien. Y eso a Tony le gustaba.
—Oh vamos, bebé, ¿no me digas que andar tanto tiempo con el mago te influyó mal?
—Hechicero Supremo, niño y es de mala educación interrumpir una conversación ajena—Se ofendió Strange.
—Si, si, lo que digas, ¿Por qué te gustan tanto los ancianos, bebé?
—Creo que es un mal habito arraigado en mi—se carcajeo Tony—Pero no seas grosero, Strange, gracias por venir a pesar que no querías, te prometo compensártelo la próxima vez.
El mencionado asintió, abrió un portal allí mismo y se fue.
—Que dramático tu amigo—Se burló el muchacho— vamos a bailar bebé.
Tony fue casi arrastrado a la pista de baile, en donde Johnny la pegó a su cuerpo, ambos moviéndose sensualmente al son de la música.
Estos días habían sido difíciles, tener que lidiar con su corazón roto lo había dejado agotado, pero, nada como una buena noche de alcohol, baile y sexo como para reconfortarlo. Y si era junto a Johnny Storm, mucho mejor.
—Oye, bebé, creo que ya es hora de ir a un sitio más privado—susurró el muchacho en su oído, aprovechando para morder un lado de su cuello de forma sensual.
—Vaya, si que tienes prisa—rio Tony encantado, aferrándose a aquel cuerpo.
—¿Contigo?, siempre—Johnny se acercó para darle un beso voraz, pero, aquel acto nunca llegó, ya que alguien lo había tomado del cuello.
Tony abrió los ojos sorprendido de sentir una mano metálica cubrir sus labios, mientras sentía un enorme cuerpo muy pegado a su espalda. A su vez que veía como Steve y Johnny discutían airadamente, las cosas estaban en camino de ponerse feas cuando el muchacho comenzó a ponerse rojo, hasta que, de la nada, volvió a la normalidad, le tendió la mano a Steve y le lanzó un beso como despedida a Tony.
Consternado, Tony parpadeó rápidamente sin entender qué pasaba, observando a Steve acercarse a ellos.
—Te dije que no quería que te acostaras con nadie más—Lo tomó del cabello, halando con fuerza hacia atrás, pero sin hacerle daño—has sido un chico muy malo.
—Y te castigaremos por eso, pero, créeme que la vas a disfrutar—James mordió el mismo lado que aquel niño, justo encima de la misma marca que casi se estaba desvaneciendo, de esa forma marcaba su territorio.
Tony se echó a temblar, pero, se soltó rápidamente de ellos.
—¿Se volvieron locos?, ¿que rayos hacen a...
Steve lo tomó del cuello y lo acercó a su cuerpo.
—No es lugar para hablar, iremos a casa y tu saldrás con nosotros sin una queja, sin decir una palabra más, ¿quedó claro?.
Aquella actitud brusca y dominante del coronel lo estaban volviendo loco, lo estaban remontando al tiempo en donde Steve se ponía celoso a rabiar de verlo si quiera hablar con otras personas. Un tiempo en donde se podían amar libremente.
Tony no era tonto, sabía lo que pasaría si desobedecía y, aunque era placentero, siempre era una tortura que no le permitiera llegar al orgasmo, por la que simplemente asintió.
—Espera, yo quiero bailar primero, no podrá caminar en mucho tiempo, así que es mejor aprovecharlo ahora—soltó James como si nada.
Tony ahora sí que se asustó y antes de siquiera poder decir nada, Steve lo besó de forma hambrienta, voraz, antes de dejarlo en manos de Bucky, para retirarse a la barra, sentándose justo en el mismo sitio en donde Tony estaba en un inicio.
Bucky lo tomó de regreso, pegando su fornido pecho a la espalda del genio y, por supuesto, pegando ese jugoso trasero a su entrepierna.
De inmediato, ambos se comenzaron a mover al son de la pegadiza música, James no le dio tiempo de pensar a Tony, ya que sus manos comenzaron a acariciar su cuerpo.
—¿Que...
Sus palabras fueron cortadas cuando las manos de James se colaron bajo su camiseta para pellizcar sus pezones, mientras su otra mano se colaba en sus pantalones. Tony no tuvo más que aferrarse a sus brazos, mordiendo sus labios para no dejar escapar ningún sonido, aunque, era más que probable que nadie lo escuchara.
—Necesito este tiempo contigo, ya que has sido un niño malo y Steve no te dejará en paz.
Tony soltó un gemido finalmente cuando James tomó su miembro entre sus capaces dedos, mientras la otra mano bajó hasta situarse entre sus nalgas, abriéndose paso entre ellas hasta introducir dos dedos en su rosada entrada.
—Eso es, todo tu eres mío.
La música sensual, las luces estridentes, los cuerpo calurosos a su alrededor; las manos, su voz sensual, su calidez y cuerpo enorme de James era demasiado estímulo para él, por lo que cuando un tercer dedo se unió al juego, no le quedó de otra a su cuerpo más que eyacular y gritar su placer.
Bucky lo sostuvo con una sonrisa triunfante, le dio otra mordida sensual en el cuello antes de levantarlo al estilo nupcial. Se dirigió a la salida seguido de un enojado —pero muy excitado—Steve.
—Viernes, trae el auto de Tony, por favor.
—A la orden, coronel.
Tony no entendía qué estaba pasando, no entendía qué hacían esos dos ahí, pero, si que entendía qué estaba en problemas y que esos dos se lo iban a coger, duro, a la vez.
Una vez el auto llegó, Bucky los metió a ambos en el asiento trasero, mientras que Steve tomaba el volante para luego arrancar quemando las llantas en el asfalto.
Mientras Steve intentaba poner atención a la carretera, en la parte de atrás de escuchaban sonidos obscenos de bocas succionando piel y dedos siendo introducidos en un lugar muy húmedo que él conocía y sabía que estaría caliente, sedoso y listo para él en cuanto lo tuviera desnudo en una cama.
Una vez Bucky tuvo desnuda a su presa, introdujo dos dedos en su interior, estirándolo solo lo justo y necesario para recibirlo.
Tony no podía pensar, su cerebro no podía procesar qué estaba sucediendo y menos cuando James se introdujo en su cuerpo de forma ruda, arrancándole un gemido gutural. Su piernas estaban siendo extendidas todo lo que daban lo estrecho del lugar, mientras su bendito amante lo penetran sin cesar.
—Kotenok... te amo...
Tony soltó un gemido alto al escuchar aquellas palabras tan sagradas por primera vez de los labios de James, quien, se abrazó a él mientras lo besaba con pasión y adoración. Steve dio una vuelta brusca por una esquina, provocando que los amantes se resbalaran del asiento; aquel movimiento brusco provocó que James se metiera más hondo en Tony, chocando con su punto dulce, llevándolos así a ambos al orgasmo más salvaje que hayan tenido.
Tan metidos en su mundo se encontraban que ninguno de los dos se percató que habían llegado a su destino hasta que Steve abrió la puerta de los pasajeros. Entonces, Bucky le dio un beso escandaloso a Tony antes de levantarse y salir lentamente de su cuerpo, salió del auto sin siquiera arreglarse los pantalones y avanzó primero hacia los ascensores.
Steve observaba a Tony aún con el expresión estoica, observándolo todo desmadejado, acostado en los asientos, de piernas abiertas y con el semen de James escurriéndose de su entrada y con más semen —el suyo—bañando su abdomen.
Cuando Steve lo tomó del tobillo para arrastrarlo por el asiento, fue que Tony sintió miedo, aunque no se esperó en la vida lo que hizo después.
Le separó las piernas lo suficiente para meter su rostro entre ellas, solo para pasarle la lengua desde su entrada hasta engullir su pene en lo más hondo de su garganta, para luego tomarlo del cuello y darle un beso sucio.
Si hubiera sido un creyente, Tony se hubiera persignado ante tal despliegue de vulgaridad.
Una vez Steve rompió el beso, lo tomó y se lo echó al hombro como si fuera un costal con dirección a los ascensores, en donde los esperaba Bucky con el rostro sonrojado y los pantalones abiertos, mostrando con orgullo lo bien dotado que era.
Mientras subían hasta su piso, Bucky no hacia otra cosa más que besarlo y acariciar su rostro, mientras Steve aprovechaba en tocar sus nalgas con avaricia, estrujando la piel, metiendo dos dedos dentro de su húmeda entrada.
En cuanto las puertas del ascensor se abrieron, Bucky salió primero desvistiéndose, abriendo la caravana hacia la habitación, una vez llegaron, Steve saco los tres dedos que tenía dentro de su presa y lo aventó a la cama para poder desnudarse él también.
—Fui explícito contigo cuando te dije que no quería que te acercaras a Storm—dijo Steve con voz arisca, mientras tomaba entre sus manos su cinturón de cuero— y, como si no fuera lo suficientemente malo, estuviste fumando y bebiendo.
Hizo sonar el cinturón con fuerza, a los oídos de Tony aquello llegó como un latigazo, se echó a temblar en cuanto Steve comenzó a acercarse totalmente desnudo con el cinturón aún en la mano.
—Steve...
Tony no pudo articular más palabras, ya que Bucky lo había atraído a su cuerpo, de modo que quedara debajo de él. El genio quedó montado sobre el soldado de invierno, dándole la espalda al afamado Capitán América.
—Steve nada, ahora recibirás tu castigo.
Tony se tensó de inmediato cuando la cama se hundió bajo el peso de Steve, intentaba zafarse del agarre de Bucky, pero este lo tenía bien sujeto de la cintura, con el rostro pegado a su pecho, concretamente mordisqueando un pezón.
Tony soltó un gemido ahogado cuando una mano azotó su nalga derecha, provocando que su erección saltara emocionada, Steve había jugado con su percepción muy bien.
—Adoro eso hermoso color carmesí—anunció Steve luego de propinarle otra nalgada—simplemente hermoso.
Lo penetró de una sola estocada, arrancándole un gemido ronco del más puro placer.
Tener a Steve detrás y a James debajo le causaba un placer indescriptible, lo estaban haciendo ver las estrellas y eso que aún no lo penetraban al mismo tiempo, todavía.
Mientras Steve lo embestía con poder, James los masturbaba al ritmo de las caderas de su esposo. A los sonidos obscenos de la carne chocando entre sí, se unieron los de los besos húmedos, primero besaba a uno y luego al otro, de modo que no se quedaba nadie sin degustar.
En un osado movimiento, Steve metió su brazo por debajo de los de Tony, de forma que actuaran como unas esposas pero a nivel de los codos. Aquella posición provocó que Tony quedara en una posición arqueada perpetúa, dándole aún mayor acceso a su cuerpo a Steve y James. Todo aquello era demasiado para él, sus sentidos estaban sobre estimulados, ya que cuando llegó al orgasmo, no gritó, solo pudo soltar un gemido que más se parecía a un sollozo.
Sintió, más que vio como su amante y ex esposo eyaculaba dentro de él y como su amante y esposo de su ex esposo lo pintaba con su semilla.
—Por favor...no puedo...yo...—susurró a punto de caer rendido.
—Por hoy está bien—Bucky lo sostuvo cerca de su pecho una vez Steve lo soltó y salió de su cuerpo—duerme, mi hermoso kotenok.
—Descansa, mi bello rollito de canela— Steve se acomodó en la cama, de modo que le diera espacio de acción a Bucky cuando giró para posar en la cama a su preciada carga.
—Te amo—susurró James, besando primero a Tony en los labios y luego a Steve.
—Te amo—Steve hizo exactamente lo mismo.
[•••]
Tony se despertó sobresaltado y el dolor en sus carreras le confirmó que no había tenido ningún sueño erótico. Salió de la cama y cogió lo primero que encontró en el suelo para cubrirse y salir a buscar respuestas, las cuales se encontraban en forma de dos soldados desayunando desnudos en una cocina que no era la suya.
—Oh, ya está aquí—Sonrió Bucky.
Steve simplemente lo miró sin decirle nada, pero sus ojos no podían evitar brillar en lujuria.
Ya que el cuerpo tonificado de Tony estaba cubierto con sus marcas, además de mostrarles una bonita erección matutina, cubierta por la tela de la ropa interior que justamente es propiedad de Steve.
—¿Donde estoy?—preguntó Tony un tanto cohibido por la mirada de Steve, aún estaba molesto.
—En nuestra casa—respondió frío Steve.
—Oh vamos, punk, ya deja de estar molesto con él.
—Le dije que no quería que se acerque al mocoso Storm—Steve seguía con eso, ya que sabía que el único quien tendría los suficientes huevos para pelearle a Tony, era precisamente ese mocoso— y no contento con eso, estuvo bebiendo y fumando, Buck, él no puede hacer eso.
—¿Cuantos años tengo?—se quejó Tony— y, lo siento si no los sigo, pero, no entiendo nada de lo que pasa aquí.
—Te dije que no funciona sin café—suspiró Steve.
—Yo me encargo—Bucky tomó un gran sorbo de su propia taza de café y se encaminó hacia Tony, para luego besarlo, haciendo que este bebiera el néctar de los dioses de sus labios—aquel día no nos dejaste terminar de explicarte que, si bien es cierto, Steve y yo no nos vamos a separar, ese no es motivo para dejarte.
—De hecho—Steve se levantó, también tomando un poco de café y dándoselo de beber a Tony directamente de su boca—estamos haciendo todos los preparativos para casarnos contigo. Serás Anthony Rogers Barnes o nosotros podemos llevar tu apellido, según como lo prefieras.
El café hizo el efecto esperado, ya que Tony retrocedió un poco, necesitando de pronto espacio para pensar.
Observó detenidamente a aquellos hombres que tenia frente a sus ojos, ambos decían la pura verdad. Entonces, Tony se permitió sonreír.
—¿Esta es la mejor forma de pedirme matrimonio que tienen?
Ambos soldados sonrieron ampliamente.
—No, lo de anoche solo fue una pequeña demostración de lo que tenemos para ofrecerle, Señor Stark—Bucky tomó su mano.
—Por lo que, nos pondremos serios para que usted acepte nuestras propuestas— Steve tomó su otra mano, conocedor de lo difícil que sería casar nuevamente a Tony, pero, sería realmente divertido y el premio valía totalmente la pena.
—Bueno, ya lo veremos—sonrió Tony, presionando las manos de sus soldados entre las suyas.
Les sonrió a ambos mientras su cabeza trabajaba en preparar su futura boda con los amores de su vida, con quienes alguna vez pensó que tendría que elegir solo a uno, por suerte divina o diabólica, había logrado quedarse con los dos.°°°
Nota:
En mi defensa, lo escribí escuchando el soundtrack de 50 Sombras de Grey 😇
Saludos.
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One Shots Stony y Más
FanficCompendio de One Shots de las parejas de Marvel de mi prelidección.