No es bueno confiarse..

Los veo, son diez tipos con un rostro desagradable que me hacían dar un leve temor. Ella tiene miedo, empieza a jalarme la chaqueta diciéndome que por ahí no, mi masculinidad hacía que niegue eso, las 10 de la noche se podría aceptar para mí.

La noche muy oscura, las paredes viejas, sin pintar y grafiteados de algunos pandilleros de la zona. Casi llegamos al lugar donde estaban esas personas; la mirada angustiosa de mi enamorada, me tensionaba cada vez más... Ella se detuvo. Llegó a ganar su convencimiento de ir por el otro lado y accedí a regresar. El paso dio marcha, y sentía miradas detrás mío, con solo voltear los vi; se acercaban más y más. Le comentaba con tranquilidad "un poco rápido", escuchó, pero eso no impidió que el automóvil negro con un pequeño letrero el cual decía "taxi" se detuviera.

Al ver los pocos metros de distancia que separaban entre nosotros, subimos.

Abracé fuertemente a Jhared; hablaba con el taxista, pero no respondía ni con un solo gesto. El carro iba despacio, las ventanas eran poralizadas y la calle a la que entrábamos era aún más oscura. Me di cuenta como temblaba su cuerpo, o no sabía si era el mío. Ella hablaba y yo mentía diciendo: "Todo está bien".

El aniversario de dos años había quedado en un momento de miedo y pavor a pesar de tener 18. Se estacionó el auto y las puertas del carro se abrieron por sí sola.

Salimos sin decir gracias.. habían 9 personas allí, los mismos tipos. Jhared empezó a llorar e intentaba tranquilizarla.

Tratamos de ignorarlos yendo a la izquierda, pero ellos se acercaron y la alejé rápido, me cayó una roca cerca de la cabeza y comencé a sangrar demasiado. Solo oía llantos y gritaba que corra, pero eso era inútil, alguien la agarró, no me di cuenta, .. pero al voltear.. la veo; empiezo a fruncir el ceño, y golpeo a todos con la fuerza que salía de mucha ira. Llegué donde estaba ese tipo que tenía a jhared, y vi la polera de ella rota... Lo agarré, le di puñetazos incontables haciéndole que coma mi mano, rompiéndole los dientes y ciertas partes de su rostro gimiendo de furia.

Otros más me atacaron por detrás y no lo resistí, la sostenían de su cabellera y sacaron un cuchillo. Empezaron primero a tocarla y otra vez me desesperé golpeando a otro tipo; pero eso fue en vano; el cuchillo que sostuvo se lo clavo cerca al corazón. – Déjenla a ella! , no le hagan más!, mátenme a mí! , pero a ella no! ... no por favor..!

Él riéndose de mí, agarró el cuchillo y al venir ...

... - ¡Ah! - mis ojos lagrimeaban intensamente al despertar de aquella pesadilla, la seriedad que poseía y mi madurez, no impedía el llanto…