DIA 10
El regreso a Buenos Aires, me situó sin grises de cara a la realidad, a aquello que a lo lejos resultaba más angustiante pero menos verdadero.
Hoy también fue un día distinto. No entiendo porque él está enojado con motivo de mi viaje. Yo debería estar enojada, porque él no me acompañó. Comienzo a pensar que hay algo que escapa a mi aguda intuición. Pero no, resulta que yo soy demasiado "tremendista", así me califica él. Debe tener razón.
Espero que las cosas se solucionen antes del viaje que programamos para Roma para octubre.
No me esperó en el aeropuerto. La mirada compasiva de algunos de los miembros de la comitiva que regresaron conmigo me hizo sentir aun mas desgraciada.
Algunos ofrecieron acercarme a casa. No era que no tenía con quien regresar, creo que quisieron brindarme el cariño faltante. Me esperaba el chofer. Eustaquio.
Lo conozco desde hace años, regresamos charlando un poco, más el chofer que yo, a mi me pesaba el pensamiento y la incomodidad que me provocaba la idea de él nunca sintiera la incomodidad de hacer algo por mi. Pero comprendí que el avión arribó demasiado temprano.
Al llegar a casa, la primera idea fue que había querido irme a buscar y no había llegado. Su cara era horrible, su semblante también, estaba muy molesto por haber estado toda la semana con la casa, la enfermedad de Valentina, el perro. Todo a cargo de él. Muy molesto.
Pero su propósito nunca había sido ir a buscarme al aeropuerto. Lo adiviné al principio y lo confirme cuando dijo que se iba al hotel cercano a casa a tomar un café. Siete de la mañana de un sábado. A tomar un café solo cuando yo acabo de llegar.
Debí decirle que lo acompañaba, que era una magnifica idea desayunar juntos. Pero estaba en realidad agotada del derrotero físico y emocional por el que había transitado mi cuerpo, mi mente y mi alma durante ese viaje. Es raro, muy raro. Valentina no esta bien, esta muy mal. Llamé al médico a la tarde, él seguía tomando café. Supongo que mañana se quejará de la gastritis. Cuando llegó ya casi atardecía, alcancé a darle los regalos y memoré la larga fila de Harrods, cuando los dejó sobre la mesa del comedor sin siquiera abrirlos. Creo que no los agradeció.
Se fue al country. Es cierto los fines de semanas vamos al country pero si las hijas adolescentes atraviesan esa etapa de odiar el verde, la pileta y los pajaritos, hay que quedarse en la ciudad junto a ellas. La familia ante todo. No comparto que los hijos queden en la ciudad y los padres se desentiendan yendo al country. Se trata de un momento tal vez un año dos, luego las cosa se acomodan y todos van volviendo al remanso de fin de semana en naturaleza, si han crecido en ello. Pero a él no le resulta posible hacer el sacrificio. Ni este ni ninguno. Todos son míos y fueron muchos los fines de semana que quede sola al cuidado a las chicas.
Es raro él dice que quedó solo en el country. Amo esa casa, pero a veces las obligaciones deben primar. Eso opino. Opino distinto a él. En esto y en muchas cosas más. Por eso se fue al country. A mi me parece que estuvo muy mal. Valentina no se siente bien, el médico dijo que es extraño el estado de su garganta. No consideré necesario llamarlo a él para comentarle el tema. No veo que le importe Valentina.
A veces tengo esa sensación. Quiere a sus hijas en la medida de su necesidad. El eje es su necesidad, no la de ellas. Si él necesita afecto, las busca. Sino no. Siempre me impresionó su postura frente a la idea de que le pudiera pasar algo a cualquiera de ellas. La discusión era desgastante y carente de sentido. Ambos sabíamos que jamás compendiaríamos el punto del otro. Yo decía que me podría morir, que solo viviría porque tendría otra hija que necesitaría su madre. El decía que seguía viviendo. No el concepto de continuar respirando, comiendo, durmiendo. No, él no decía sobreviviendo. Viviendo, enfatizaba. Y lo pronunciaba con placer, dejando en claro que era abarcativo de todo lo que significa vivir. El seguiría adelante con sus salidas, sus viajes, sus divertimentos, su vida ante todo. Creo que es egoísta. El quiere ir al country , toma de rehén y cómplice al perro y se va al country.
Yo quedé en la cama con gripe, creo que somaticé los malos momentos de Londres, Valentina con su clásico mal humor de días en cama y Sol encerrada en la habitación. Pero así es él. Es parte de mi foto. Y yo soy su familia. Su única familia. Mañana todo estará mejor. Ya me encuentro en casa. Cobijada entre los míos.
A salvo.
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LA DESVENTURA DE AMAR
Fiksi UmumTamara relata en su diario intimo la historia de su vida, en un viaje a su yo interior, a medida que avanza una historia que tomará cursos inesperados, frente a lo cual se despertará el temor a su muerte, el nuevo descubrir de sus fortalezas, y l...