primavera.

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"¿entonces se lo llevo o lo pasa a buscar?" preguntó un hombre del otro lado de la línea.

"lo paso a buscar, no hay problema... ¿me puede pasar la dirección exacta?" pregunté mientras buscaba un papel y una birome "genial, ahora salgo para allá... muchas gracias, nos vemos"

agarré una campera liviana, junté el pelo en un rodete bastante desprolijo y salí como estaba a la calle. mientras me dirigía a la parada veía los pequeños brotes de flores aparecer y sus leves aromas me transmitieron una rara pero linda paz.

"sí, estaban a nombre de oliva... de valentín oliva" hablé a jorge, el dueño del vivero.

"¡ah, valentín!" exclamó nostálgico "supongo que vos debes ser la famosa solcito o lupe, ¿me equivoco?" preguntó mientras buscaba unas cosas en el mostrador y recibía un asentimiento mío como respuesta. "era un buen chico... repartía luz por todos lados" añadió nostálgico.

"sí, la verdad que sí... pero bueno, a veces la vida es medio injusta" respondí casi que neutra.

"toma, estas son las semillas... escribió dos cartas para que te las dé en el regalo" comentó entregándome tres sobres: uno rojo, uno verde manzana, y el otro con las semillas que, justamente, tenían un envoltorio de girasoles.

"yo intenté buscarte, para dejarte los regalos viste... pero soñé con valentín" confesó mirándome a los ojos "me dijo que no te buscara porque vos ibas a venir sola... ¿podés creer que viniste sola? que loco..." murmuró.

nos quedamos hablando un rato sobre valen y sobre unas anécdotas que teníamos bien guardadas sobre él, por momentos sentía su risita reírse conmigo al unísono.

"antes de que me vaya... ¿no me podés dar semillas de gazania?" pregunté suavemente "son para un regalo" completé recibiendo una sonrisa como respuesta.

(...)

"¿quién es?" escuché una voz femenina gritar desde el interior de la casa.

"soy guada" respondí con el mismo tono "vine a traerles un regalo"

la cara de maia se iluminó al abrir la puerta, hacia bastante no la veía. desde el accidente que nos habíamos distanciado un poco, pero el vínculo y el lazo seguía intacto, y se notaba.

"¿cómo estás guada?" preguntó dulcemente con ese tono que tanto la caracterizaba "pasa, pasa, ¿querés tomar algo?" ofreció mientras me permitía pasar, la cual obtuvo como respuesta una negación mía.

"vengo un ratito nada más, a dejar unas cosas y me tengo que ir... pero en la semana paso de nuevo si querés" propuse entre sonrisas.

mi relación con maia y alejandro era muy buena, me conocían desde que era una nenita de cinco años y me hacían la segunda siempre que me peleaba con mi familia, ya que vivíamos cruzando la calle.

"¿vos sentís a valentín?" pregunté de una vez por todas "¿soñas con él o esas cosas?"

sus ojos se encontraron con los míos, y ahí me dí cuenta de que ella también lo sentía, de que no estábamos nunca completamente solas.

"a veces sueño con él... sueño que viene acá a tomar mates y a jugar con las flores, como cuando era chiquito" confesó nostálgica "me pregunta cosas, de mi día a día y cosas de la vida... lo siento tan real"

"es que es real mai..." musité tomando su mano "te juro que al principio yo pensaba que era falso y que estaba alucinando... pero, ¿no te das cuenta? su magia está en todos lados"

señales - woѕDonde viven las historias. Descúbrelo ahora