XIII. Tienda de Magia

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Anh tomó las llaves de su auto y salió de su habitación lentamente, bajó las escaleras con cuidado y caminó rápidamente fuera de su casa. Todo estaba en completo silencio durante la noche, así que cualquier ruido podría despertar a su hermano a sus padres.

—Listo— susurró para ella misma, subiendo a su auto. Por suerte, HaeChan siempre dejaba la cochera abierta y sólo tuvo que abrir el gran portón. Salió de ahí, cerrando todo y emprendiendo viaje hacia donde recordaba que estaba la tienda de magia.

Taeyong y Jeno no pueden acercarse a Anh por nada. Si es así...— sus ojos se tomaron azules y protectores hacia la chica que los miraba con precaución y miedo escondido —Seré el primero en morir por ella— sentenció.

Anh suspiró algo nerviosa. ¿Ten la recordaría aún? Habían pasado unos años. Tratando de darse valor, apretó un poco el volante de su auto y condujo unas calles más abajo. Encontró fácilmente el pequeño local donde se supondría que estaría.

Estacionó su auto en el estacionamiento del local y se acercó a la puerta para ver que estaba cerrada. Maldijo por no haber salido más temprano de su casa, así aue caminó a la entrada trasera, tocando insistentemente.

Rogó al cielo a que el chico abriera pronto, el barrio se veía peligroso.

La puerta se abrió de golpe, dejándole ver a Ten con el cabello largo y rubio, su cara era de sueño y su ropa no era la más glamourosa.

—Anh— la enfocó bien, sorprendido. Con una enorme sonrisa, la abrazó. Ella se sorprendió, pero unos cuántos segundos después le abrazó igual. —Supe por Jaemin aue estabas bien, pero eso fue hace unos años— susurró en su oído. Ella sonrió con tristeza. Se alejó un poco del chico para acariciarle la mejilla. —¿Jaemin está contigo? —la pasó a la tienda, cerrando con seguro la puerta.

—Somos novios, pero está lejos— le contó. Ten asintió y la condujo hasta unos cojines en el suelo. El cuarto olía a velas de rosa y unas tenues luces naranjas y rojas decoraban el lugar. —No ha cambiado mucho, el lugar— señaló.

—Me gusta como está— asintió, sentándose frente a Anh. –Cuéntame, ¿qué te trae por aquí? —

—TaeYong volvió— le soltó, Ten casi se ahoga con su saliva.

—¿¡Qué!? ¿Acaso no le bastó cuando te rescaté de él? —preguntó sorprendido. Anh suspiró cansada.

—Te contaré, pero es una larga historia—

—Tengo toda la noche— asintió mientras se paraba y preparaba un poco de té y unas galletas de cacahuate.

—Era mi cumpleaños, y Jaemin llegó de improviso. Resultó ser sobrino de la esposa del hermano de papá —señaló.

—Ah... Creo que lo tengo, sigue— asintió confundido.

—Lo que no entiendo es cómo pasó eso. Jaemin era un ángel, ¿cómo podía tener familia?— dijo ella, rápidamente.

—Eso. —asintió Ten —Él era tu ángel guardián, pero para eso, ya sabíamos lo que pasaría, desde tu vida pasada, SooRim, si no me equivoco. Él tuvo una familia, la tiene aún. Es un poco confuso para explicarte. —se alzó de hombros.

—Bueno, pasaron unos cuántos meses, él se quedó en Seúl y nos conocimos más y hablamos... Era una atracción latente— sonrió al recordarlo —Pero él se fue a donde vivía y... —mordió su labio, avergonzada —Me di cuenta que me gustaba mucho —susurró —Fuimos a su casa, mi familia y yo, en las siguientes vacaciones. Y fue increíble, fue donde él me declaró sus sentimientos —Cubrió ligeramente sus mejillas sonrojadas, mirándolo, pero el mantenía una expresión aburrida. Ella carraspeó y continuó —Entonces apareció TaeYong y comenzó a atacarnos, Jaemin trató de defenderme, pero TaeYong lo golpeó y su esencia de ángel desapareció... —

—Uhm... Es poco probable, tal vez sólo se haya bloqueado— susurró Ten, pero Anh no logró escucharlo.

—En ese momento sentí mucha desesperación, algo quemaba en mi pecho y de pronto una luz brotó de mi boca— hizo ademanes con sus manos, en forma de explosión. Ten sirvió el té y le pasó una taza a Anh para volver a su lugar frente a ella. —Mi cabello y mis ojos se volvieron blancos. SooRim se apareció frente a mí, diciendo que no formaría parte de mí... —su voz fue bajando —Ella perdonó a TaeYong y él desapareció... O eso creí— frunció su ceño.

Ten estaba algo serio, pero decidió esperar, dejar que procesara todo. El mayor dejó la taza en la pequeña mesa de centro y negó.

—TaeYong no se creyó que SooRim pasara a mejor vida, me refiero a aue saliera de ti completamente. A pesar de que lo que pasó con TaeYong y SooRim fue hace un siglo, el alma de SooRim seguía atada a la tuya desde hace milenios. Todo estaba previsto— le explicó. Anh tomó un poco de té y lo dejó junto al de Ten.

—Entonces... ¿Yo no era completamente yo? — preguntó confundida. Ten negó.

—Te puedo apostar a que tenías un miedo orracional hacia la oscuridad y el terror— le señaló. Ella asintió, impresionada. —Esa era SooRim, temiendo por ti y por supuesto, por ella aue seguía atada a éste mundo —

—Oh Dios... — susurró Anh, tomando su frente y liego mirando al ángel frente a ella. —Todo tiene sentido—

—Ujum— asintió él —Por lo que sé e investigué cuando te conocí fue que tu relación con TaeYong y SooRim va mucho más allá de miedo y obsesión— la tomó de las manos. Ella parecía confusa, pero receptiva. —Sólo hay alguien que pudo unir sus hilos, sus vidas, sus destinos—

—¿Quién? —susurró ella, sintiendo su corazón acelerarse ante la intriga. Ten mordió su labio, nervioso.

—El hermano de TaeYong— declaró —TaeIl, el ángel de la discordia—

Angel [NCTall] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora