BALÓN

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No deja de botar el balón.

Horas y horas de juego perdido,

yo estaba a cargo de él.

Lleno de ira fue lanzado y se perdió.

Risas clavándose en mi espalda.

Cargas de pena y consuelo escarbando en mi consciencia.

No era lo mío, estaba obligado.

Pero el saber que podía saborear la victoria...

Desde que perdi ese balón,

todo cambió,

dejé de escuchar las risas y todo se desmoronó.

Memorias de un niño rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora