Barcelona. Su empresa se trasladaba a Barcelona. Ana Julieta mantenía el teléfono móvil en su oreja a pesar de que al otro lado de la línea ya no había nadie. Faltaba una hora para llegar a Córdoba y estaban haciendo la última parada cuando llamaron a la castaña y le informaron de la noticia. Ahora, que todo iba bien, ahora que ambos estaban bien, se tenía que mudar. ¿Dónde los dejaba eso ahora? ¿Qué iba a pasar con todos los planes que tenían? A Anaju se le instala un nudo en el estómago, de esos que queman por dentro, de esos que necesitan salir. ¿Pero cuando? ¿Cuándo se lo diría? ¿Realmente quería marcharse? Hugo la saca de sus pensamientos y hace como que cuelga el móvil a pesar de que la pantalla ya estaba apagada por la falta de actividad.
—Amor. ¿Quieres que conduzca yo hasta llegar? Menudo palizón te estas metiendo eh amiga.
— ¿Desde cuándo soy tu amiga yo eh? —Ladea la castaña una sonrisa.
—Desde nunca. —Rodea el rubio los hombros de Anaju y le besa en la cabeza.
—Pues si conduces tú un ratito me haces un favor, tengo la espalda reventada. —Se estira y Hugo oye la espalda de la chica crujir.
—Te voy a recompensar por esto. —Hugo mira a Anaju penetrante y pícaro. Sabe por dónde van los tiros y adora el descaro que le emana.
—Entonces también vas a tener que recompensar a Rafa, él me ha ayudado a todo. —Se hace la tonta un segundo.
—Tienes un talento innato para cortarme el rollo illa,no me lo explico. —Hugo tiene una sonrisa en el rostro que pocas cosas se la podrían borrar, Barcelona era una de ellas pero aún no lo sabía.
—Tengo talento para otras cosas. —Guiña el ojo a Hugo y este hace como si se fuera a desmayar por el acto de la chica. —Que tonto eres di verdad.
—Mi cama de Córdoba es extremadamente cómoda, nos lo vamos a pasar muy bien. —Juega un poco más Hugo.
—Si crees que vamos a follar teniendo a tu madre en la habitación de al lado es que durante estos meses has aprendido bien poquito de mí.
—Que sería de esta vida sin un poquito de emoción cariño.
—Venga va, tira, que a este ritmo no llegamos a Córdoba ni para pasado mañana.
—Vale, vale, pero antes un beso. —Hugo la coge y la gira de tal manera que la chica queda entre el coche y su cuerpo, sus labios están extremadamente cerca, pero no se tocan.
—No calientes lo que no te vas a comer Huguito. —Susurra la castaña bajando la mirada a los labios del chico.
— ¿Y quién te ha dicho que no me lo vaya a comer? —Cuestiona en un susurro audible solo para la chica.
—Yo. —Habla entrecortada Anaju.
—Eso ya lo veremos guapa. —Y sin besarle, se separa bruscamente de ella y se sube al coche, dejando a la castaña deseosa de sus labios.
La llegada a Córdoba fue una hora después de lo prevista, esta parada fue debida a la parada no reglamentaria que hicieron ambos después de calentar la situación. La casa de Hugo se encontraba en un barrio cordobés donde había casas adosadas, no eran muy grandes pero eran bonitas.
Al llegar, Ana los recibió con una gran sonrisa y las presentaciones no tardaron en llegar.
—Tú debes de ser Ana Julieta ¿no? —Cuestiona la mujer rubia.
—Sí, soy yo, encantada. —Saluda la castaña con dos besos.
—No, encantada estoy yo de que mi desastre te haya encontrado. —Ríe refiriéndose a su hijo.
—Mamá por favor. —Se queja Hugo.
El día pasó rápido, comieron en un restaurante no muy lejano al centro y pasaron la tarde visitando la ciudad, enseñando los rincones más recónditos de la ciudad andaluza. Cuando la noche cayó, Hugo y Anaju decidieron salir a cenar a solas y cuando volvieron a casa, la chica supo que era el momento de contarle lo de Barcelona, él merecía que le fuera sincera, él merecía a alguien que le brindara estabilidad, él merecía algo más que una relación a distancia.
Ambos ya de vuelta en casa del rubio, se metieron en la cama, cansados por el día tan intenso que habían tenido. Las yemas de los dedos de Hugo acariciaban la espalda de Anaju, haciendo que la chica entrara en una especie de trance el cual le llevaría a dormirse en breves, pero necesitaba contarle eso a Hugo así que se voltea quedando frente a frente.
—Hugo. —Comienza. —Necesito hablar contigo.
— ¿Qué pasa? —Pregunta Hugo acunando el cuerpo de Anaju entre sus brazos.
—Mi empresa se traslada a Barcelona en setiembre y quieren contar conmigo.
— ¿Y eso dónde nos deja? —Pregunta un poco más preocupado el chico.
—A ti en Madrid y a mí en Barcelona. —Anaju expresa lo que no había sido capaz de decir en todo el día. No era una gran distancia, pero mantener la relación iba a ser difícil, necesitaban el uno del otro.
—Anaju yo no quiero vivir sin tus besos otra vez, me niego a perderte una segunda vez, no ahora que estamos mejor que nunca. —La queja de Hugo suena similar a la de un niño que lo mandan a dormir, no quiere separarse de ella.
—Y yo tampoco quiero vivir sin ti, y aunque quisiera no podría. Eres parte de mí. Pero es mi trabajo, tú mejor que nadie sabes que somos adictos a nuestros trabajos, adoramos lo que hacemos y ninguno de los dos va a sacrificar lo que tiene y apostar todo por el otro, porque sería la solución egoísta y comenzarían los reproches. —Una lágrima asoma por la mejilla de la chica y Hugo la aparta con su pulgar.
—Mira, vamos a hacer una cosa, vamos a disfrutar de este verano como nunca. Y cuando llegue la hora de que te marches, mantendremos esto con recuerdos porque vamos a crear tantos recuerdos que tu cabeza se va a saturar y entonces no te podrás olvidar de mí jamás.
—No pretendía olvidarme de ti, te amo mucho. —Habla sincera la castaña
—Lo se amor, lo sé. —La aprieta contra él y absorbe todo su aroma, la iba a echar tanto de menos.
— ¿Y si se me olvidan tus besos?
—Ana Julieta, te voy a besar tanto que va a ser imposible que te olvides de ellos.
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Luces de neón || Anahug
FanfictionLa función ha terminado y las luces de neón se han apagado, los aplausos han cedido y ella ya se encuentra entre bambalinas. Sola con sus pensamientos. El silencio habla más de lo que le gustaría en estos momentos y por eso decide que la música será...