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La torre de Industrias Stark era muy grande. El complejo abarcaba un terreno muy amplio, ya no solo de suelo sino también de altura. 

Esta instalación no estaba precisamente en el centro de la ciudad, pero si en un lugar de Nueva York muy importante donde transitaban miles de personas al día. Un lugar cerca del parque de Central Park, es por eso que la torre se veía increíble desde las alturas. 

Se podría contar el terreno que tiene, con instalaciones privadas para los residentes. Desde piscina hasta pista de tenis. Con un gran jardín cuidado por un especialista. Todo estaba repleto de vegetación, desde arboles frutales hasta las más hermosas de las flores, también podríamos hablar del huerto que decidieron cultivar, de ahí es porque la mayoría de personas de la torre no tiene porque comprar ni verduras ni frutas, ya que cada uno puede servirse como quiera. 

La torre tenía cincuenta pisos, donde ahí estaban muchas de las instalaciones que hacían la vida de los que ahí viven más fácil. También había viviendas. Los últimos diez pisos estaban equipados de tal manera que uno podía vivir ahí perfectamente. Pero por desgracia para muchos, estos no estaban a la venta. En la torre solo podían residir personas que tienen total confianza con el dueño de la torre o que trabajan para Howard. 

Todos los pisos estaban conectados por un ascensor, podías viajar por la torre desde el tercer sótano hasta la terraza que había encima. Este ascensor tiene la capacidad de treinta personas. Para entrar a cualquier lugar confidencial, incluyendo el laboratorio, sótanos y viviendas hacia falta una llave o simplemente la autorización del dueño del piso. 

Las demás plantas eran salas de conferencias, salas de estar, para visitas oficiales. Incluso tres de esos pisos eran viviendas para el personal de limpieza de la torre, los recepcionistas y ayudantes, para que no tuvieran que ir y venir pues vivían ahí con sus respectivas familias. Obviamente estas personas también podían utilizar las instalaciones que se les ofrecía. Ya que las personas que vivían aquí eran de confianza y es obvio que pasaron un test y una entrevista por el propio señor Stark. 

Por último, los sótanos. El primero de ellos era una cochera para las personas residentes de la torre, como por ejemplo ese personal de limpieza. O un parking para los trabajadores. El segundo sótano era para las personas residentes ahí que tienen la confianza del CEO, se podría decir de esas personas que tienen permitido el vivir en las últimas plantas de la torre. Y el tercer sótano, un lugar desconocido para muchos, ya que ni siquiera aparece en los botones del ascensor. Solo con un escaneado vía holográfica, de voz y un contraseña se puede acceder a este sitio. Ahí se guardan los nuevos proyectos de la empresa, la sala de vigilancia y la mercancía que se iba a transportar. Era un sitio de total seguridad y solo personas muy estrictamente investigadas pueden pasar. Ahí es donde se encontraba Peter. Ya que también utilizaban ese lugar para hacer ese tipo de cosas, deshacerse de las personas que no les conviene tener vivas. 

Ahora mismo Bucky esperaba el ascensor para poder ir a su piso y poder descansar un poco. Estaba ahora mismo en ese sótano tres, mirando junto a Steve y Tony los monitores de las cámaras. A este le empezó a doler la cabeza demasiado y decidió despedirse de sus compañeros e irse a dormir. Ya era de noche, para ser exactos las una y media de la madrugada. Antes de salir de la sala de vigilancia, pudo divisar como el chico ya había dejado de sangrar por la nariz y se había recostado en el suelo. La verdad es que fue un día algo difícil y largo, merecía algo de descanso.

 El ascensor llegó y él enseguida se metió dentro. Las puertas se cerraron ya él estando dentro y una voz algo robotizada preguntó por la identidad de la persona mientras un escaner holográfico analizaba el cuerpo del hombre. 

- James Bucky Barnes.- respondió él.

- ¿Cual es la contraseña, señor Barnes?- volvió a preguntar la voz, la cual literalmente provenía de todas partes.

- John Wick es cartaginés. 

- ¿A que planta quiere ir Señor?

Enseguida Bucky sacó una llave de su bolsillo y la introdujo en la ranura de la planta cuarenta y siete. Giró la llave y enseguida el número se iluminó. El elevador comenzó a ascender.  

El viaje no eran más de dos minutos ya que iba relativamente rápido. Durante el trayecto, Bucky solo tenía la mirada perdida en dirección a la puerta. Hasta que notó como el teléfono que tenía en su bolsillo vibraba. Sacó el móvil y miró la notificación, un mensaje de Tony, era una especie de horario que habían establecido los tres.

Lo leyó entero y se dio cuenta de lo inconforme que estaba con lo que estaba sucediendo ahora mismo. No tenía muchas ganas de saber mucho del tema y menos ahora que su cabeza estaba por explotar. 

Las puertas del ascensor se abrieron en su planta y enseguida un canino fue a darle la bienvenida a su dueño. Un perro husky siberiano llamado Apolo. Enseguida, Bucky se agachó para poder acariciar a su mascota y comenzó a decirle lo bonito que era y lo bien que se había portado durante todo el día. Después de eso se incorporó y fue hacia su habitación. 

Tuvo que atravesar su sala de estar, donde se podía ver la cocina americana que tenía. Se metió en el pasillo para abrir la primera puerta que tuvo a su derecha. Entonces entró ahí y vio su gran cuarto, una cama matrimonial en medio, dos mesitas de noche una a cada lado de la cama, con una cómoda a un lado y con una puerta que llevaba al vestidor. A parte una gran ventana por donde se podía ver una gran parte de Central Park. 

Entró al vestidor y decidió coger uno de sus boxers limpios de un cajón y volvió a salir hacia el baño. Volvió al salón y no pudo evitar quedarse un momento parado frente al gran ventanal que iba de pared a pared por donde se podía ver mucha parte de la ciudad de Nueva York. 

Dio un pesado suspiró y entró al baño. Uno bastante amplio donde había una bañera y un plato de ducha, a parte de un retrete y un lavabo totalmente iluminado con pequeñas luces. Se preparó un baño mientras se comenzaba a desnudar y aprovecho para hacerse un moño en el pelo para no tener que mojarlo. Ya totalmente en cueros metió su mano en el agua y efectivamente estaba como a él le gustaba, ardiendo. Comenzó a meterse despacio en la bañera hasta estar sentado en un lado. El contraste del agua caliente con la pared fría de la bañera le hizo dar un escalofrío y evitó el tensarse. Pero al final se dejo relajar y echo la cabeza hacia atrás mientras cerraba los ojos. Y comenzó a pensar.

Desde el principio de este plan, se había quejado, ese chico no tenía la culpa de nada. 

Mi Vida A Tus Pies ~ allxPeterParkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora