Jugar

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La sábana apenas cubre el cuerpo de Aitana, que duerme bocabajo, dejando a la vista su espalda, que a Luis se le antoja la mismísima noche estrellada.

Bosteza apagando el despertador del móvil y se permite el lujo de ver cómo se revuelve a su lado durante unos minutos, como si estuviera batallando entre seguir durmiendo y despertarse.

Luis se escabulle hacia la ducha y es cuando ya solo le falta ponerse la camiseta cuando Aitana se estira como un gato y le mira con una media sonrisa y los ojos a medio abrir.

-¿Por qué tienes que levantartetan pronto?-se queja con un hilillo de voz.

-Porque tengo que irme atrabajar-contesta con una sonrisa dejando una caricia en su espalda-Y tú también deberías levantarte para hacer lo mismo.

-Pero yo puedo trabajar desde lacama-susurra cerrando los ojos cuando nota la respiración de Luis paseando por su cuello antes de que deje un camino de besos hastasus labios.

-Paso a buscarte a las cuatro y media, ¿vale? Que te vaya bien el día.

-Oye, espera-dice deteniéndoleagarrándole de la camiseta a ciegas.

Luis retrocede y se sienta asu lado mientras ella también lo hace, tapando como puede sudesnudez con la sábana.

Su piel se eriza al roce de los dedos deLuis en su mejilla antes de besarle.

-Así mejor. Nos vemos luego.

Noelia le llama a la hora de comer, mientras él sigue frente a la pantalla de su portátil comiendo una ensalada para llevar. Le pregunta si tiene él los coleteros que le compraron para la actuación de fin de curso a Alba.

Debe ser que Alba le ha contagiado los nervios que le han impedido comer sentada a pesar de las insistencias de Rubén y su madre, porque Luis nunca ha tenido en su poder esa compra.

Una vez más, le agradece el gesto que Noelia tuvo con él y con Aitana, dando así el primero paso hacia un alto al fuego.

La madre de Martín acababa de dar a luz y le iba a ser imposible acudir al festival de fin de curso, así que le dio a Noelia la entrada que le sobraba por si la necesitaba.

Cuando Noelia se la ofreció el domingo al ir a llevarle a Alba, se sintió algo contrariado. Noelia justificó que si Rubén iba a ir, Aitana tenía los mismos motivos para hacerlo si quería.

No se lo había dicho a la niña, pero Noelia suponía que la presencia de Aitana iba a ilusionarle.

Aitana alargó el brazo sin comprender muy bien cuando Luis le tendió el trozo de cartulina de colores.

-Cortesía de Noelia, y la madre deMartín.

-¿Es para...?¿Es para el festivalde Alba?-pregunta retóricamente después de haber leído las letrasmayúsculas de la entrada.

Alba llevaba ya dos semanas tratando de memorizar su línea en la obra de teatro y cuando Aitana estaba en casa, Luis era inevitablemente sustituido por la chica para ayudarla por petición de su hija.

-Sí, es para el festival. Es el viernes que viene, por si te apetece. A Alba seguro que le hacemuchísima ilusión que estés.

Y a mí también, no añade pero piensa.

Así que Aitana da una vuelta más por la habitación deteniéndose un par de veces delante del espejo valorando de nuevo su vestuario.

Quizá mejor algo más formal. O menos color.

Mueve las perchas por la barra del armario mientras espera que Luis le avise pronto de que está abajo, antes de que se cambie de ropa por tercera vez.

Canción Desesperada (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora