capítulo 35

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Lo más difícil de controlar en el mundo es el corazón humano, porque a veces ni siquiera
sabes cuándo podrá llegar a cambiar.
Jiang Wenxu estaba preocupado por sí mismo. Intentó calmarse y pensó en las cosas que
estaría dispuesto a hacer en tan poco tiempo para que la situación que enfrentaba con He
Zhishu, se viera lo menos dramática posible. Pero la cosa es que, en este punto, tienen un sin
fin de obstáculos por delante. Es algo que no se puede evitar y no se puede esconder.
Jiang Wenxu sabe lo que debería decir, pero en este momento ya no pueden funcionar las
dulces palabras del esposo preocupado del pasado, ni la fiereza del hombre que conoció en la
secundaria. Solo puede sostener a He Zhishu más fuerte, pretendiendo que todavía está
intacto y no agonizante entre sus brazos. Sabe que su esfuerzo físico fue demasiado, y ahora
está dormido. Se siente frío, parece tranquilo y se mantiene con la respiración golpeando de
manera errática sobre su pecho.
Jiang Wenxu estiró los dedos y delineó suavemente los suaves contornos bajo la nariz de He
Zhishu, sus ojos profundos. Él conoce el amor absoluto y la tolerancia que He Zhishu le tiene,
pero esta vez debe haber sido perjudicado en extremo como para soltar tales palabras...
Realmente parece que ha logrado dividir su amor, no en un pequeño pedazo sino en miles.
—No te enojes conmigo, de verdad puedo cambiar... Tienes que creer en mí. —El tono de
Jiang Wenxu es muy ligero y suave, pero incluso así tiene miedo de perturbar el sueño de He
Zhishu—: Cuando te despiertes, tienes que seguir amándome. No puedes dejarme... No te voy
a permitir dejarme.
Jiang Wenxu sostiene a He Zhishu, y no sabe por qué de pronto está tan nervioso. Parece que
las cosas que menos quiere enfrentar, están a punto de suceder. La inquietud en su
subconsciente es la más agotadora. Al igual que el viento y el sonido de la nieve golpeando su
ventana, la sensación de opresión está congelando su corazón gradualmente.
Finalmente, el timbre suena.
Jiang Wenxu colocó suavemente a He Zhishu sobre la cama y utilizó las sábanas para cubrirle
y después abrir la puerta con una expresión solemne en la cara.
—¿Cómo es que vienes tan tarde?
Jiang Wenxu abrió la puerta. Zhang Jingwen quitó el sudor en su frente y dejó el botiquín en
el suelo junto a la puerta.
—Hoy no fui a trabajar, acabo de salir del bar. Pero bueno. Dime, ¿a quién le hago la
consulta? Si es a ti, temo decirte que voy a cobrarte recargos.
Jingwen y Jiang Wenxu son muy cercanos y tienen entre siete u ocho años de amistad. De lo
contrario, nadie estaría allí a esa hora, tocando la puerta en plena ventisca para aguantar
semejante carácter de semejante sujeto.
—No digas tonterías, estoy muy nervioso.
Jiang Wenxu no estaba de humor para escuchar sus bromas sin gracia. Zhang Jingwen no se
demora en quitarse el abrigo:
—Dime qué te pasa, hombre. ¿Tienes dolor de cabeza? ¿Un resfriado? ¿Te golpeaste?
¿Sufriste de algún trauma? Aunque un golpe y un trauma son casi lo mismo...
La clínica de Jingwen por lo general atiende a las personas que se sienten más a gusto en el
"mundo subterráneo." Ladrones, prostitutas, delincuentes... Jiang sabe que tiene entonces,
una tremenda habilidad con cosas que tienen que ver con sangre y traumas sexuales.
La cara de Jiang Wenxu se vuelve un enigma nuevamente:
—Yo no... Entra a la habitación y atiende a mi esposo.
La intuición de Jingwen es rápida:
—¿Qué le pasó al pequeño He?
Empujó la puerta de la habitación. Las cosas desordenadas en el suelo hacen que Jingwen no
tenga dónde ir. Salta, no quiere pisar las sábanas... Él sabe que su paciente está acostado en
la cama.
Jiang Wenxu caminó directamente sin importarle aplastar las cosas con las suelas de sus
zapatos. Subió a la cama, tomó a He Zhishu y le dio la vuelta:
—¿Quieres darte prisa?
—Jiang Wenxu. ¿Qué hiciste? —Zhang Jingwen se apresuró y alcanzó a ponerse a un lado de
He Zhishu. Le tocó la frente, le sintió el pulso—: Tiene fiebre.
Zhang Jingwen miró atentamente el rostro de He Zhishu, suspiró con suavidad y observó
después a Jiang Wenxu. Sus ojos estaban abiertos de una manera exagerada. Parecía estar
sorprendido y asustado a partes iguales:
—¿Lo golpeaste?
Jiang Wenxu solo se enfocó en He Zhishu, vio su pecho subiendo, sus dedos aferrándose a
sus brazos. Se masajeó las cejas, arrugó la frente. Las pestañas de He están muy inquietas
debido a sus temblores, pero, aun así, parece estar demasiado cansado como para separar los
párpados:
—Por favor ten cuidado...
Zhang Jingwen también parece tener miedo de despertar a He Zhishu y soportó las ganas de
hacer todavía más preguntas. Jiang prosiguió:
—Tosió mucha sangre.
El tono de Wenxu era plano y Zhang Jingwen comenzó a pensar que estaba asustado de
verdad, aunque su comportamiento fuera muy bueno y estuviese cubriendo su dolor y su
creciente angustia como un actor de primera.
Jingwen apretó suavemente la boca de He Zhishu y vio gracias a la luz de su lámpara, una
infinidad de pequeñas y densas heridas causadas por sus dientes cuando se estaba
mordiendo. La causa más grave de la tos, es la lengua que está destrozada. Zhang Jingwen
suspiró, afortunadamente no era una lesión interna, pero estaba seguro de que comer y
conversar iba a parecerle un infierno de ahora en adelante. Al menos hasta que se
recuperara como era debido.
De repente pensó en algo, su rostro no tenía un buen semblante, levantó la vista y le preguntó
a Jiang Wenxu:
—¿Lo mordiste?
Jiang Wenxu no lo negó, tampoco intentó defenderse ni argumentó en su favor como
Jingwen estaba esperando... El doctor suspiró otra vez, pero ahora pesadamente. Movió la
cabeza de He y segundos después, tenía a un joven pálido, atontado por el dolor, luchando
inconscientemente, llorando y golpeándole la mano.
—No... ¡Por favor no!
Jiang Wenxu lo abrazó:
—Oye, deja que Jingwen te vea. ¿De acuerdo?
Jingwen tenía miedo de pasar la luz por las extremidades del pobre He Zhishu y descubrir
que había una cantidad exagerada de moretones en su piel... ¿En qué posición lo dejaría eso?
¿Qué tendría que hacer como amigo y qué debería de hacer como doctor?
—Tengo... Frío...
Zhishu sacudió la cabeza y sus manos apretaron las mangas de Jiang Wenxu
inconscientemente. El corazón de Jiang Wenxu se tornó suave de nuevo, y miró a Zhang
Jingwen como si estuviera pidiendo ayuda:
—Mira la parte inferior de su cuerpo, ¿de acuerdo? Es en la parte inferior donde parece que
hay algo mal.
Jingwen escuchó su pedido y comenzó a moverse de inmediato. Al bajar su ropa y
enfrentarse con las heridas entre sus piernas, Zhang Jingwen, quién estaba acostumbrado a
tales escenas, se sintió sin querer un tanto asqueado:
—¿Cómo salió tanta sangre?
Cuando Jingwen se puso un par de guantes y comenzó a palparle sobre la sangre, He Zhishu
empezó a moverse. Gritó, pateó, Jiang Wenxu le cubrió los ojos y susurró suavemente sobre
su oído:
—No tengas miedo, es Jingwen. Puedes dormir en mis brazos por un rato, ¿está bien?
Duerme aquí conmigo...
La herida provocada por su ano desgarrado, es tratada durante mucho tiempo. Al final de
todo, He Zhishu parece haber perdido la consciencia otra vez. Sus párpados se mueven como
locos mientras Jiang Wenxu lo recuesta gentilmente sobre la cama para que descansé como
es debido. Le quitó el sudor frío, le frotó los dedos.
—Jiang Wenxu, ¿puedes venir?
Jingwen estaba parado en la puerta de la habitación. Los brazos cruzados sobre su abdomen
y una mirada congelada.
Jiang Wenxu le dio a He Zhishu un suave beso antes de salir.
—¿¡Cómo es qué nunca supe que eras un puto sádico!? —Jingwen finalmente no pudo
contenerlo más—: ¿No sabes que He tiene una maldita coagulopatía? ¿¡Estás tratando de
matarlo o qué!? ¿Cómo pudo no detenerte? ¿Por qué sigue contigo? Carajo.
Zhang Jingwen se rascó la barbilla ante el silencio:
—En realidad ya había escuchado muchas cosas de ti en los últimos dos años, pero solo
estupideces como qué salías de noche o que te acostabas con quién se te pusiera en frente
¡Pero realmente puedo decirte que hoy te pasaste de la línea! Lo vi la última vez... Hace dos
años, claro. Pero no estaba delgado hasta este punto. ¿Cómo lo estás tratando?
Jiang Wenxu frotó sus sienes, su voz era ronca:
—No voy a dejarlo ir. Dejaré de salir por las noches si es necesario.
Para el doctor, no es fácil manejar los asuntos que conllevan algo personal... Solo puede
esperar que las palabras de Jiang Wenxu no sean serias. Cambió el tema:
—¿Tienes antipiréticos? Debería tomar algunos.
Jiang Wenxu estaba hirviendo agua para ese momento:
—En la sala, sobre la repisa.
Zhang Jingwen fue a la sala, buscó el medicamento y tras mirar el mueble durante el tiempo
necesario, descubrió que algo estaba terriblemente mal. Cuando estuvo allí la última vez,
había muchos libros en la casa. A Zhishu le encantaba leer poesía y libros de literatura
clásica. Las estanterías eran todas para los libros, e incluso sobre los cajones podían verse las
portadas de unas revistas y algunos cómics de títulos populares. Ahora, todo se ha convertido
en botellas y frascos.
Zhang Jingwen también es profesional, perezoso y torpe pero profesional al final. Su primer
instinto es mirar las botellas, agitarlas y analizar con cuidado las inscripciones sobre las
tabletas. No hay duda, aunque parezcan dulces inofensivos son ciertamente medicinas.
Zhang Jingwen lo analiza por un momento.
—El agua ya está caliente. ¿Encontraste la medicina?
Al escuchar la voz de Jiang Wenxu, Zhang Jingwen lanzó un grito de espanto. Estaba
pensando si posiblemente esas tabletas eran calcio o tal vez suplementos. Zhang Jingwen
imaginó que Jiang estaba obteniendo todo tipo de productos de salud extraños últimamente
en su trabajo.
Pero no puede estar tranquilo. Piensa y lo vuelve a pensar.

Los diez años en que más te ameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora