capítulo Final.

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Desde la partida de He Zhishu, el sentimiento más común de Jiang Wenxu es la impotencia.
El dolor de no poder hacer nada.
Esa tarde, recordó más de una vez que He Zhishu le había dado un fuerte abrazo el día que se
fue. Jiang Wenxu siempre imaginó que, si no se hubiera ido, definitivamente hubiese cuidado
a He Zhishu con firmeza después, sin perderlo nunca de vista. ¿Por qué no puede regresar el
tiempo?
Si alguien le preguntara a su yo de hace catorce años: ¿Vas a llevarte a He Zhishu para darle
felicidad? Hubiera respondido que sí sin la necesidad de pensarlo ni un minuto. Si le
hubieran preguntado al Jiang de hace cuatro años: ¿Eres digno del amor y del alma de He
Zhishu? Se hubiera quedado en blanco. No sabía si su corazón estaba hecho de carne o de
piedra. ¿Cómo pudo ser tan cruel con la persona más importante? Llegado a este punto,
Jiang Wenxu ahora va a ser asesinado por su propia vergüenza y sus propios errores. Él no
sabe lo que va a pasar a continuación y tampoco entiende que puede hacer para aminorar el
golpe.
Durante el día, el asistente Song y él fueron a buscar casas cercanas para preguntar sobre las
personas que vivían en la plantación. Por la noche, Jiang Wenxu durmió en el auto y vigiló el
jardín de té donde había estado antes su pequeño He Zhishu. En el cuarto día, hubo un
cambio, y cuando Jiang Wenxu estaba a punto de darse por vencido, vio llegar a una persona.
Es Ai Ziyu, y está solo.
Llevaba un rompevientos largo y negro y arrastraba una pequeña maleta que tenía en la
mano. No lo había visto durante medio mes, pero estaba seguro de que no lucía de esa
manera antes. Su rostro estaba más delgado, tenía unas ojeras infinitas y los ojos rojos. Jiang
Wenxu no lo reconoció de inmediato, pero no pensó mucho en nada, y rápidamente abrió la
puerta del automóvil y se apresuró a ir a su encuentro.
—¡Ai Ziyu! Ai Ziyu. ¿Dónde está He Zhishu? ¿A dónde fue He Zhishu? ¿En qué hospital está?
¿Ah? ¡Habla! ¿Quién lo está cuidando si estás aquí? ¡Habla te digo!
El estado de Jiang Wenxu no es mejor que el de Ai Ziyu. Lanzó todas las preguntas sin un
orden coherente y con la mirada llena de furia. Ai Ziyu tiene las pupilas fijas en Jiang Wenxu,
pero no parece que lo esté viendo realmente. Posee una expresión apagada, no refleja odio,
sino un estancamiento emocional gigante.
La mano de Ai Ziyu se extendió en el aire, miró su palma vacía y repitió sus palabras para sí
mismo:
—¿Dónde está He Zhishu...? ¿Dónde está He?
La voz de Ai Ziyu es muy ligera e increíblemente rasposa. Es como si le hubieran arrancado
las cuerdas vocales de la carne.
—Se ha ido... En... En mis brazos. Yo lo tenía... Pero, poco a poco... Él estaba frío y yo...
Todo se quedó en silencio.
Jiang Wenxu tuvo un momento en el que pensó que no escuchaba bien y otro dónde fingió no
haber oído nada. Abrió la boca, pero no pudo salir palabra alguna de allí. En ese momento, el
mundo estaba en silencio. Solo el silbido del viento barría su cara mientras se llevaba todos
los colores que tenía delante. Entonces, sin aviso, Jiang Wenxu de repente corrió y agarró el
cuello de Ai Ziyu con ambas manos. Sus ojos estaban húmedos y parecía una bestia
irracional. La voz de Jiang Wenxu ya ni siquiera parecía humana. Se mordió la lengua porque
no podía controlar los espasmos de su boca, y cada palabra salió con sangre y dolor.
—¡Mientes! ¡Mientes! ¡Imposible! ¿No dijiste que podías cuidarlo? ¡Eres un doctor! Así... Así
que me estás mintiendo. ¿Verdad? Lo escondiste, ¿cierto? Te lo ruego... No me asustes así...
Te lo ruego. —Jiang Wenxu dejó de sentir las piernas y se dejó caer a los pies de Ai Ziyu—.
¡¡Dime que me estás mintiendo, ya no apareceré frente a ti, puedes quedarte con He, me iré,
pero dímelo!!
Ai Ziyu tomó a Jiang Wenxu del suelo y le dio una bofetada.
—¿Es divertido engañarte a ti mismo? Sé que dentro de ti sabes que se ha ido. Sé que sientes
que... Él... Ya no está...
Ai Ziyu le tomó del abrigo para sacudir a Jiang Wenxu, y pronto una marca de agua se deslizó
por su mejilla. Sus emociones dejaron de reprimirse.
He Zhishu se había ido hace una semana, y Ai Ziyu no sabía por qué estaba tan tranquilo e
indiferente mientras lidiaba con todo el asunto. Vio con sus propios ojos como He Zhishu
pasó de ser una persona dormida, a un cadáver con los labios azules y luego a cenizas. La
mitad de sus lágrimas cayeron esa vez y en ese momento, Ai Ziyu se sorprendió de su propia
frialdad. Pero, ahora que estaba en ese jardín otra vez, y observó el nacimiento de agua en
donde los dos perros jugaron con él, y miró la silla y las mantas que seguían en la ventana del
segundo piso, y las semillas que plantaron y sus libros y sus calcetas... Y el jazmín muerto, el
corazón le dolió y no pudo soportar como lo había hecho hasta el momento.
Ese hombre le preguntó: ¿A dónde fue He Zhishu? ¿No dijiste que podías cuidarlo? No, no
pudo. De repente, no hay manera de soportar las lágrimas. Esta es la primera vez que lloró
después de la muerte de He Zhishu, y fue frente a Jiang Wenxu. Ai Ziyu cae, presa de
infinitos temblores y Jiang camina hacia atrás porque apenas puede mantenerse firme.
Luego, se echa a reír a carcajadas.
—No lo creo... No creo que He Zhishu me hubiera dejado...
Jiang Wenxu pensó de nuevo.
«Es imposible». Pensó—. Incluso en sus últimos días no me dejó verlo...
Ai Ziyu mira a Jiang Wenxu como si sus ojos fueran cuchillos envenenados. Respondió con
voz débil.
—¿No? ¿Quién es la persona que lo mató en primer lugar?
El cuerpo de Jiang Wenxu se sacudía como si no pudiera respirar, Ai Ziyu jadeó, y su
expresión se deformó nuevamente por el llanto.
—¿Sabes con qué se fue He Zhishu? ¡Solo con la ropa que usaba cuando llegó por primera vez
a Hangzhou, y una tarjeta! ¡Una tarjeta con un depósito de 150,000! Te siguió durante más
de diez años, soportando una enfermedad que lo estaba destruyendo... Y el único recuerdo
tuyo era una tarjeta que tomó de tu ropa cuando se marchó... ¡¡Y tenía el nombre de tu
amante!!
✤✤✤✤✤✤
Jiang Wenxu no pudo decir nada después de eso. Sus labios se tornaron de color morado
oscuro, y comenzó a vomitar sangre de manera descontrolada. Cuando llegó el asistente Song
vio a Jiang Wenxu, solo, tembloroso, sosteniendo su pecho sobre el suelo. Jiang Wenxu tenía
sangre en la ropa, y su boca versaba una y otra vez:
—Zhishu se ha ido, Zhishu se ha ido...
El asistente Song se encargó de transferirlo rápidamente a un hospital privado. El resultado
del examen arrojó que tenía una perforación de estómago causada por un exceso de
emociones negativas, y mucho estrés... El asistente Song descubrió un día, que cuando Jiang
Wenxu despertaba cortaba las flores blancas que estaban junto a él, en una mesita. Sus ojos
estaban rotos y vacíos, lo que hacía que Song se sintiera frío también.
—Jiang, señor. —El asistente Song le tomó de la mano—. No esté tan triste.
—Dame un boleto, quiero volver a Beijing. —La voz de Jiang Wenxu es débil e indiferente—.
He debe estar muy preocupado por mí. ¿Ya regresó a casa para esperarme? Acabo de soñar
con He Zhishu, dijo que me echaba de menos... Definitivamente tengo que volver a casa para
estar con él...
—¡Señor Jiang! —El asistente Song lo interrumpió violentamente. Sabe que Jiang Wenxu está
al borde de la autodestrucción, e intenta detenerlo a toda costa—. Dice esas cosas porque está
triste... Pero, sé que sabe que debe dejarlo descansar...
Jiang Wenxu de repente saltó violentamente hacía adelante y arrancó la cánula de infusión
que estaba en el dorso de su mano, dijo:
—¡No! ¡Eso fue una mentira, Song! ¿Cómo pudo morir He Zhishu? ¿Cómo puede no
quererme...? —Al final casi gritó—: ¡Todos ustedes quieren que me abandone, y que He
Zhishu ya no me quiera! ¡Eso es lo que pasa!
El asistente Song no pudo persuadir a Jiang Wenxu, Jiang Wenxu tomó entonces el avión de
regreso a Beijing por la tarde. Media hora antes de que despegara el avión, el teléfono celular
de Jiang sonó estridentemente con un tono de llamada. Lo abrió, y descubrió que era un
mensaje de texto enviado por Ai Ziyu.
«He Zhishu dijo que quiere que vivas bien. Pero es verdad que no quería verte cuando
estaba vivo, y no quería verte cuando murió».
Excepto por Ai Ziyu, nadie sabrá nunca si esos eran los verdaderos sentimientos de He
Zhishu, o el castigo más cruel de Ai Ziyu para Jiang Wenxu. Jiang Wenxu simplemente se
apagó con lentitud mientras parecía estar despreocupado de todo lo que lo rodeaba.
—He Zhishu no morirá.
Después de más de siete horas, finalmente estuvo en el apartamento donde vivió con He
Zhishu durante nueve años. Llamó suavemente:
—Mi pequeño He. ¿Ya volviste?
Nadie le respondió.
Jiang Wenxu no estaba molesto. Encendió todas las luces, se sentó en el sofá y miró la
puerta.
—Perdón, estuve fuera por mucho tiempo. Pero ahora voy a esperar. Te esperaré hasta que
vuelvas a casa. —Jiang Wenxu frotó el anillo que colgaba de un collar sobre su pecho y sonrió
suavemente—. Voy a volver temprano a partir de ahora para estar contigo... Realmente te
extraño.
Jiang Wenxu se sentó en el sofá durante dos días y dos noches, no comió ni bebió nada en
todo ese tiempo. Miró la puerta cerrada como un niño perdido. Ya no sonreía ni hablaba
consigo mismo, ya no era nada más que el cascarón del hombre que había sido alguna vez.
Al final, la aturdida mente de Jiang Wenxu le provocó ver la puerta abierta, y a su He Zhishu
de diecisiete años llevando un uniforme escolar. Sonrió y se acercó a él, estaba
completamente lleno de flores de jazmín. Jiang Wenxu sonrió también y extendió la mano,
acarició su mejilla y dijo suavemente:
—Después de la escuela, vamos a casa juntos.
Las lágrimas bajaron.
—FIN—

Los diez años en que más te ameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora