capítulo 14

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He Zhishu reprimió con todas sus fuerzas las terribles náuseas que estaba experimentando
después de comer. Decidió entonces, sentarse frente al brillante balcón iluminado por el sol y
mirar por horas el anillo de plata ennegrecido y oxidado que se mantenía todavía en su dedo.
Comenzó a lagrimear un poco. La esquina de sus ojos ardía.
¿Todos los sentimientos en estos catorce años realmente fueron rebajados a esto? ¿O es que
es más fácil hacerse rico que lograr que una relación permanezca unida?
Zhishu nunca ha sido tan consciente de que se está autocompadeciendo. No se puede decir
que lamente las décadas de amor ni que se arrepienta de sus sentimientos... Pero se siente
tonto por abandonarse a un amor sin retorno como ese. Sabe que no tendría que bajar la
guardia, no debería de rendirse solo por el huracán en su vida ocasionado por un hombre.
Pero lo hace.
Jiang Wenxu se despertó un día, salió de la habitación y se fue de la casa. Dijo que su
supervisor lo llamó para decirle que tenía problemas con una lista de ventas.
—En cuanto lo resuelva, volveré.
Zhishu le envolvió en el cuello una delgada bufanda de cachemir de seda azul, y luego se
despidió de él agitando la mano con una sonrisa:
—Sé que no tienes miedo del frío, pero tú cuerpo no puede soportarlo.
Jiang Wenxu sonrió también, le besó en la frente y le ayudó a las manos de He Zhishu,
terminando de hacer un nudo con la bufanda.
—Mi amorosa esposa.
En cuanto Jiang Wenxu se perdió de vista, suspiró un poco y llamó a Ai Ziyu. Él, al contrario
de Jiang, respondió de inmediato:
—¿Hola?
—Doctor Ai. ¿Está bien si lo veo ahora?
—Ven, hoy estoy de guardia. Hay una cirugía programada para la tarde así que sería bueno
que llegaras temprano.
—Bueno, puedo intentarlo.
Zhishu deslizó unos largos y aplastados pelillos por su frente. Pensó entonces, que cuando
regresara podía ir y cortar su cabello hasta dejarlo casi pegado a su cabeza.
Ai Ziyu hizo una pausa. No encontraba más que decirle, pero no quería romper la conexión:
—Trata de venir fresco hoy. Abrígate, pero ponte ropa cómoda abajo.
He reaccionó con una sonrisa y dijo gracias. Ai Ziyu estaba decidido a impactar en su vida de
alguna manera.
✤✤✤✤✤✤
Hacía mucho viento afuera, y el aire frío le entró de golpe por la nariz y viajó hacía el interior
de su tracto respiratorio. Sabe que es un mal hábito, el no gustar de usar cubrebocas.
Pero cuando algo no le gusta, no le gusta y se acabó.
Ai Ziyu todavía tiene varios pacientes esperando, por lo tanto, se sienta en una esquina y
espera tranquilamente también. De manera inconsciente, observó esta vez el dolor
desesperado de una pareja de casados sosteniendo a un niño a quién se le diagnosticó un
cuadro de leucemia. Zhishu no quería, pero estaba algo angustiado también.
Si sus padres estuvieran allí, seguramente se sentirían mal. Sabe que ellos no pensarían que
es un problema y lo apoyarían con todo lo que tienen.
Pero...
—¿No vas a entrar?
He Zhishu no sabe en qué momento Ai Ziyu comenzó a llamarle. En cuanto lo miró, el rastro
de una sonrisa comenzó a dibujarse en la línea de sus labios.
—¿Puedo quitarme el abrigo?
No se siente caliente, pero es demasiado incómodo. La chaqueta es pesada. En realidad,
utilizar cualquier tipo de ropa es algo problemático en su situación actual.
—Adelante.
He sonrió, se quitó el abrigo y se sentó en la silla frente al escritorio de Ai Ziyu.
En un inicio, Ai Ziyu no quería molestarlo. No deseaba ponerse a hablar sobre el tratamiento
inmediatamente después de cerrar la puerta. Pero se puso nervioso. Cuando reparó en el
cuello largo de He Zhishu, no lo controló y antes de darse cuenta estaba suspirado
profundamente. No estaba equivocado, esa era la marca de un chupetón.
Zhishu no se dio cuenta de que le estaba mirando fijamente porqué se concentró en la
portada de una revista en la esquina de la mesa. Pensó que ya había pasado bastante tiempo
desde la última vez que compró una. Incluso, la idea de volver a coleccionarlas le pareció
atractiva por un momento.
Ai Ziyu reaccionó de nuevo, volviendo a la realidad antes que He Zhishu.
Se obligó a recordar que él era un médico. Su médico, y esas eran cosas personales que no
debían importarle demasiado. No tenía que meterse en esos asuntos, pero ¡Maldita sea!
Todas esas emociones eran muy fuertes como para soportarlo.
Cruzó los brazos y miró a He Zhishu adoptando una pose sería:
—Tendrás que recibir quimioterapia inmediatamente.
Ai Ziyu es de un alto nivel académico. Un médico muy joven que habla sobre el tratamiento y
la enfermedad de manera objetiva, sin ningún sentimiento personal. Sin embargo, mientras
más le explicaba más frío sentía. Más adolorido estaba su corazón.
—Todavía eres muy joven, haré lo mejor que pueda para apoyarte durante el proceso. No
puedes rendirte. No te dejaré caer. —Ai Ziyu terminó de hablar. Intentó sonar reconfortante.
He Zhishu quería agradecerle de inmediato, pero el teléfono dentro de su bolsillo comenzó a
sonar. Era Jiang Wenxu. He no solía dejar que Jiang Wenxu esperara por un largo tiempo así
que, inmediatamente y como ya era costumbre, presionó el botón y contestó:
—No volveré por la noche, no te preocupes por mí y come bien.
El volumen del teléfono no es discreto, y las ondas de sonido alcanzan a llegar a los oídos de
Ai.
Es un momento incómodo para He Zhishu, pero Ai Ziyu logro sonreírle pese a eso. He se
levantó, caminó hacía la puerta y comenzó a bajar desesperadamente el sonido del aparato.
Ai Ziyu hizo girar el bolígrafo de tinta recargable alrededor de sus dedos y miró
detenidamente las dos macetas de orquídeas. Nadie sabe lo que estaba pensando, ni siquiera
él mismo.
Después de unos minutos, He Zhishu regresó y sonrió a modo de disculpa:
—Esta vez puse en silencio el teléfono ... Lo siento mucho.
—¿Eres gay?
Ai Ziyu sintió que su cerebro había sido comido y vomitado dentro de su cráneo por un perro.
Esa no era la manera de hablarle a un paciente tan vulnerable... No sabe que le pasó.
He está aturdido, pero logra sonreír:
—Lo soy.
—¿Qué hay de tu compañero? Tienes un chupetón en el cuello, más de uno en realidad.
Los reflejos de Zhishu le provocaron llevar inmediatamente después de eso, las manos a la
piel de su garganta. Sus dedos se habían vuelto un collar alrededor de él. Sin embargo, al
darse cuenta de lo vergonzosa que era esa reacción, suspiró y utilizo una actitud relajada para
encontrar las palabras que necesitaba. Dijo casi en broma:
—¿El hospital está en contra de los homosexuales?
Ai Ziyu negó con la cabeza. Sintió un odio inexplicable:
—No me importa tu sexualidad, pero quiero conocerte. ¿Cuál es la situación entre ustedes?
Primero, ¿crees que tu cuerpo puede soportar ese ritmo tan energético en el sexo? —Ai Ziyu
no es un tonto, y sus palabras le muestran claramente que los deseos posesivos dentro suyo
están saliendo—. Lo segundo y más importante. ¿Qué tan profunda es su relación? Desde su
examen, hasta su resultado final, pasando por el tratamiento de ahora... Siempre vienes tú
solo.
—Doctor. —Lo interrumpió He Zhishu. Su tono era un poco frío—: No le dije para evitar que
se pusiera triste ¿Está bien?
A Zhishu no le gustaba que alguien comentara sobre Jiang Wenxu y él... Pero en realidad no
tiene motivos razonables para defender a Jiang Wenxu. Es un tema muy poco amable como
para comenzar a hablar de eso.
Ai Ziyu todavía está ocupado por la tarde, así que le pregunta sobre un horario para que
pueda volver otra vez.
He Zhishu tosió un par de veces, y los huesos de la espalda comenzaron a ser muy dolorosos
como para soportarlos. No quiere que la gente hable sobre su relación, sobre los años que
han vivido juntos a base de mentiras. Teme que el doctor se entere de las excusas que le han
dado, de cuán repugnante pueden ser sus encuentros durante las noches. He Zhishu aún lo
quiere demasiado como para no soportar los chismes.
Cuando llora, se lo atribuye al dolor de sus articulaciones. Es lo más razonable.
Calienta agua para poder tomar su medicamento y la vacía en su taza de café. Piensa que
además de aguantar a su propio cuerpo, también tiene que tratar de no ser irritante para los
demás.

Los diez años en que más te ameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora