capítulo 24

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He Zhishu es un joven muy amable, no rechaza a las personas sin importar que se sienta
incómodo. Ahora, por ejemplo, aunque está avergonzado... Se queda.
El médico prepara la cena, le da unos palillos y coloca entonces, algunos bocadillos ligeros
sobre la mesa. Sin embargo, el apetito de Zhishu no es muy bueno. Ai Ziyu es un hombre
muy considerado, a He le da vergüenza dejar el tazón de arroz que apenas le había servido.
Comenzó a intentar probarlo. Lo picó, lo movió...
Una sopa clara de calamar apareció frente a él:
—Come un trozo de pescado, toma un poco de sopa y después bebes la medicina.
El médico naturalmente sabía lo que estaba pasando y lo que tenía que decirle, pero He de
igual manera se sorprendió. Su estado de ánimo de repente pareció elevársele un poco.
Ai Ziyu le quitó el tazón de arroz que le había dejado y lo vacío directamente en su propio
plato. Lo mezcló con una capa de huevos, un poco de tomate y comenzó a comer unos
cuantos bocados. He Zhishu ni siquiera sabía qué decir, a Ai Ziyu no le importó el silencio.
Después de comer, se hizo cargo del perro. Le dio unos huesos, lo cepilló y luego comenzó a
cortarle las uñas. He comienza a lavar los platos, pensando en que debería tratar de ser un
poco productivo.
No entiende por qué continúa confundido.
Zhishu no tiene dinero, buena posición, no es del todo atractivo. ¿Qué puede querer un
médico de la talla de Ai, de alguien del diminuto tamaño de He? Zhishu ya sufrió de
suficientes decepciones, empezando y acabando por Jiang Wenxu. Aunque se siente feliz
ahora, cómodo en esa casa extraña... Su cuerpo y su mente parecen incapaces de dejar ir al
otro hombre. Al que ya es conocido por absolutamente todos sus sistemas.
¡Que doloroso y que terrible es!
Zhishu no podía ni quería pensar en nada y simplemente se concentró en lo que estaba
haciendo. Para cuando Ai Ziyu terminó con el perro, él ya había lavado el tazón y estaba
pasando un trapo de cocina por toda la superficie de mármol en un intento por dejarlo
todavía más reluciente.
—Mis invitados no suelen hacer la limpieza. Me haces sentir avergonzado. —Ai Ziyu llega a su
lado y cierra inmediatamente la llave del agua fría—: Seguro ya te pusiste helado.
Ai Ziyu tomó una toalla, le sostuvo del brazo y comenzó a secarle las manos con cuidado.
Los dedos de He Zhishu eran muy blancos y delgados. Los vasos sanguíneos azules
sobresalían ligeramente de su piel, como pequeñas raíces de árbol. No eran muy suaves, ni
estaban cuidadas, pero Ai Ziyu piensa que es encantador y de repente comienza a imaginar el
cómo sería tener las deliciosas manos de He Zhishu entrelazadas alrededor de su cuello.
Tener su cuerpo, tenerlo a él...
Pronto parece que no puede controlar el fuego que crece en su pecho.
Es cierto que Ai Ziyu lleva algunos años en abstinencia, casi no recuerda cómo es dormir con
alguien, pero siempre consideró que era muy inteligente como para necesitar del placer.
No esperaba que algún día, solo por tomar la mano de una persona, tuviera un fuerte deseo
de salvajismo y obscenidad.
Su tiempo sujetándole se alargó un poco más de lo debido y cuando He Zhishu retiró su
mano, le dio la espalda sin evitar sentirse incómodo otra vez.
—Sería bueno si tomas un baño y vas a dormir. Es algo tarde y seguramente tu cuerpo está
cansado. —Ai Ziyu tiró la toalla a un lado—: Yo me bañaré también mientras tanto.
Zhishu fue casi empujado al baño, cargado con el equipo necesario y una suave toalla gris de
un tamaño gigante. He sabe que tiene ahora una pequeña sonrisa dibujada en los labios
cuando susurra:
—Gracias.
✤✤✤✤✤✤
El departamento tiene dos baños y He Zhishu ha terminado su tiempo en la ducha. El
medicamento que consumió es distinto al que suele tomar todos los días en su casa. Parece
ser más fuerte, tal vez es una dosis más alta pero pronto siente que no lo resiste. Siente que
tiene más sueño que nunca y cuanto más intenta despejarse, más confuso parece volverse su
cerebro. Los ojos se le nublan...
Tocó la cama y sin mucho esfuerzo, comenzó a dormir.
Ai Ziyu no se atreve a salir del baño y continúa constantemente tomando duchas muy frías.
Estaba actuando fuera de sí, parece como si hubiese vuelto a ser un adolescente hormonal y
rebelde. He Zhishu es maravilloso, lindo, tierno, se ve bien y le hace sentir bien. Tantas ideas
en tan poco tiempo le hacen marearse y mete de nuevo la cabeza bajo el chorro del agua.
No esperaba tener acceso a él tan fácilmente de todos modos, piensa.
✤✤✤✤✤✤
Cuando el doctor acaba y sale, He Zhishu está dormido y la mayor parte de su rostro se
encuentra enterrado en una almohada de color azul celeste. Toda la cama parece ser de su
propiedad, He Zhishu está extendido completamente sobre el colchón y sus hombros están
cubiertos por una manta grande. Su piel es blanca y sus huesos delgados son demasiado
evidentes.

Mientras piensa en que esta persona es propiedad de alguien más, la marca de una mordida
sobre el cuello dócil y largo de He hace su entrada...
Ai Ziyu entonces no puede controlar su genio.
Apaga la luz, se acuesta y se encuentra de frente con He Zhishu. Es un gran error que un
médico piense de esta forma de un paciente, pero no le importa. Está más preocupado por el
cuerpo de He Zhishu, por lo que siente, por lo que le pasa... Él sabe más de He que nadie.
No puede encontrar un donador adecuado para la médula ósea, pero espera que sea posible
el año que viene.
Ziyu extiende los brazos, se aproxima y lo envuelve suavemente entre ellos... He Zhishu
sueña que un inmenso animal está estrujándole todo el cuerpo. Se está haciendo más
pequeño, se mueve, se frustra y parece que se envuelve más contra las sábanas. El animal lo
tiene acorralado, sus cuernos son gigantes y no puede ganar...
Entre la inconsciencia y la consciencia, estira las manos y toca el sólido pecho de un hombre.
Suspira:
—Jiang Wenxu... No me aprietes tanto.
El médico que se encontraba a su lado se despertó instantáneamente... Escuchó el nombre
extraño proveniente de la boca de He Zhishu y su corazón comenzó a sentirse
particularmente incómodo. Especialmente ahora, que lo tiene acostado en su cama y en sus
brazos.
Siente que robó la luz de otra persona.

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