capítulo 52

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Los dos hombres gritaron y lucharon hasta que cayeron sobre el suelo. Ai Ziqian se siente
sorprendido cuando su hermano logra aventarlo fácilmente contra la mesa de café en el
centro de la sala. Para él, sigue siendo un niño sin importar lo mucho que creciera
últimamente.
Se levantó y se atrevió a contraatacar gritando:
—¡Eres un infeliz! ¡Caprichoso! ¿Sabes cuánto dinero perdí? ¡Fueron tres días! ¡Tres días de
20 jodidos millones cada uno! ¿Crees que tengo tanto como para gastarlo en ti? No me
importa lo que hagas o con quién te vayas o con quién te acuestes, ¡pero no me metas en esto!
¡Menos si tiene que ver con Jiang Wenxu! ¿No te he tratado bien en este tiempo? ¡Piensa
como se sentiría papá!
Ai Ziyu se separó y se quedó sin aliento mientras trataba de encontrar alguna pizca de
compostura dentro de su cuerpo. Ai Ziqian era demasiado manipulador, desde siempre. Para
ganar sus peleas, desenterraba a las personas más queridas en el corazón de Ai Ziyu con el fin
de arruinarlo. Incluso si He Zhishu era el "esposo"de una persona tan poderosa como Jiang
Wenxu, ahora está tan metido dentro de su alma, que no puede verlo como menos que una
intensa luz blanca. Algo hermoso y radiante.
Ai Ziqian no tiene entonces, ningún derecho para hablar de él.
Iba a responderle de la misma manera desmoralizante, pero de repente vio a su hermano
mirando detrás de él con una expresión absolutamente sorprendida en la cara. Puede jurar
que escuchó como el aire se le atoraba en la garganta y entonces, tuvo inevitablemente un
mal presentimiento.
He Zhishu está parado en el pasillo, detrás de un adorno de maderas de bambú. La
habitación está fría y lleva únicamente una pijama delgada. El rostro de Zhishu estaba pálido,
y sus ojos ligeramente entrecerrados hacen imposible que Ai Ziyu pueda ver con claridad las
emociones en su interior. Nadie puede saber cuánto tiempo lleva allí.
—¿Quién eres?
Ai Ziqian frunció el ceño y se arregló el traje que Ai Ziyu había logrado desordenarle. No
puede evitarlo, se siente incómodo.
El corazón de Ai Ziyu era caótico. Una desordenada masa de sentimientos. Cuando dio un
paso hacia adelante, se detuvo, volteó el cuerpo y le dijo suavemente a su hermano:
—Él es He Zhishu.
Zhishu levantó su cabeza ligeramente, sus ojos estaban un poco vacíos:
—Ai Ziyu, acabo de ver a través de la ventana, las plantas en el jardín crecieron un poco. ¿Ya
las viste? Las hojas son inmensas.
Ai Ziqian estaba un poco sorprendido. Nunca hubiera pensado que este era el He Zhishu
causante de tantos conflictos. Al principio pensó que, si podía retener a Jiang Wenxu y podía
seducir tan intensamente a su hermano, entonces seguro era un ser exquisito con un encanto
arrasador... Como esas mujeres que te llevaban a la cama sin hacer el más mínimo esfuerzo.
No esperaba que fuera así.
Sus cejas estaban elevadas de una forma melancólica, sus ojos parecían solitarios y su rostro
estaba inmensamente pálido. La memoria de Ai Ziqian siempre ha sido buena y de repente
recuerda que Ai Ziyu dijo una vez que el amante de Jiang Wenxu era su paciente. Si ese era el
caso, ¿eso significa que tiene cáncer?
Ai Ziqian se siente ridículo. Esta es la primera vez que se enfrenta con algo así. Él es un
hombre de negocios, un hombre que hace cálculos claros e interpreta los valores que se
pueden intercambiar en el mercado, como si fueran fichas de dominó. Ai Ziqian no sabe
demasiado de las relaciones humanas y no entiende qué beneficios puede aportarle a su
hermano un amorío como ese. Gasta esfuerzo, gasta dinero, seguramente no lo puede tocar y
está seguro de que no tiene muchas esperanzas de salir con vida.
Ai Ziqian no pudo nunca comprender a Jiang Wenxu. Un niño escandaloso se vuelve un
adulto escandaloso, piensa... A Ai Ziyu, por el contrario, no le importa lo que opine su
hermano. No puede ver a nadie excepto a He. Ai Ziyu se acercó a He Zhishu y le rodeó el
cuerpo con un abrazo gentil pero angustiado. Dijo:
—Veamos si los dos perros se levantaron ya, ¿de acuerdo? Si están dormidos, los
despertamos y salimos todos juntos de excursión.
Los reflejos de He Zhishu le provocan ocultar su cabeza en el pecho del doctor y cubrir las
lágrimas que no puede contener. Él tiene miedo de que lo ame de esa manera porque lo está
dañando. Escuchó lo necesario, los puntos clave... Y ahora tiene pavor. Sabe que no le queda
más que aguantar, volver de piedra el corazón que todavía le quiere tanto y aferrarse al
hombre que lo salvó del frío invierno de Beijing. No puede dar la vuelta, no puede dudar. No
puede regresar.
Ai Ziqian frunció el ceño y murmuró:
—Ai Ziyu. Vuelve a Beijing conmigo.
No importa lo que pasara, no puede ver a su hermano herido. Triste por un futuro que no va
a sonreírle.
Ai Ziyu no escuchó, en cambio abrazó con mucha más fuerza a He y dijo:
—No voy a dejarle.
El tono de Ai Ziqian es increíblemente suave ahora:
—Hermano, podemos traerlo con nosotros. Puedo ayudarte a cuidarlo, tú conoces a más
expertos en Beijín...
Ai Ziyu no lo soltó, la voz temblorosa viajó desde la suave curva del cuello de He Zhishu:
—Prometí quedarme en el sur. No le gusta ir al hospital, no le gusta la nieve en el norte. El
viento cálido está en el sur. ¿Por qué lo llevaría de nuevo a morir congelado?

Los diez años en que más te ameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora